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pelos bastante largos. Este hecho casi podria considerarse como una prueba de que la naturaleza cuando se ha desviado del tipo primitivo, vuelve de cuando en cuando á su primer ser: asi es que la simiente de la fragaria monophylla de M. Duchene, constante mente produce algunas fragrarias comunes con hojas divididas. Pero no debemos olvidar que la cochinilla fina, cuando sale del cuerpo de su madre tiene el lomo arrugado y cubierto con doce pelos que á veces son muy largos, pero que desaparecen en el insecto adulto. Las personas que no han comparado atentamente la Siembra de la cochinilla fina con la de la silvestre, se admiran de la existencia de aquellos pelos. La cochinilla fina aparece cubierta de polvo á los diez dias de nacida, luego que suelta su cubierta peluda; la cochinilla silvestre, por el contrario, se cubre de pelo á medida que va creciendo; su vello se espesa, y el insecto se asemeja á un copo de algodon en la época que precede la union de los dos

sexos.

Algunas veces se observa en las nopalerías de Oajaca, que el macho alado de la cochinilla fina, se junta con la hembra de la silvestre. Este hecho lo citan como una prueba evidente de la identidad de la especie, pero vemos comunmente en Europa juntarse vacas de San Anton que difieren esencialmente por su forma, tamaño y color. Cuando insectos de dos especies estan inmediatos unos á otros, no debemos extrañar que se unan.

¿La cochinilla fina y la planta que la alimenta, se encuentran ambas silvestres en Méjico? M. Thiery ha creido poder responder negativamente á esta pregunta. Parece que este naturalista admite que el insecto y el nopal de los plantíos de Oajaca, se han modificado insensiblemente en su forma, por efecto de un largo cultivo. Sin embargo esta suposición me parece tan voluntaria como si se considerase el trigo, el maiz y el plátano como plantas degeneradas; ó para citar un ejemplo sacado del reino animal, el llama, que no se conoce salvage, como una variedad de la vicuña de los altos Andes. El coccus cacti cuenta una infinidad de enemigos entre los insectos y las aves. En todos los parages donde la cochinilla vellosa se propaga por sí misma, se encuentra en poca abundancia: luego, es fácil de concebir que la cochinilla harinosa todavía ha debido ser mas rara en su pais natal, porque es mas delicada, y como no está cubierta de vello, es mas sensible al frio y á la humedad del aire. Suscitándose la cuestion de si la cochinilla fina puede propagarse sin el cuidado del homel subdelegado de la provincia de Oajaca, Ruiz de Montoya, * cita en su memoria un hecho muy notable «que á siete leguas de distancia del pueblo de

bre,

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Nejapa, hay un parage favorecido por circunstan<< cias particulares, en donde la mas hermosa grana fina se coge en nopales silvestres muy altos y cu

* Gazeta de literatura de Méjico, 1794, p. 228.

«biertos de espinas, sin que jamas nadie se haya to« mado el trabajo de limpiar las plantas ó renovar la « simiente de la cochinilla ». Ademas, no deberiamos extrañar que, aun en un pais en donde este insecto fuese indígena, cesase casi enteramente de hallarse en el estado salvage, luego que los habitantes empezasen á estimarlo y criarlo en las nopalerías. Es probable que los Toltecas, antes de emprender una cria tan penosa, habrian recogido la cochinilla fina en los nopales que crecian espontáneamente en el flanco.de las montañas de Oajaca. Recogiendo las hembras antes que hubiesen puesto sus huevos, pronto se hubiera destruido la especie, y para precaver esta destruccion progresiva, é impedir la mezcla de las cochinillas vellosas con las harinosas en el mismo cactus (puesto que las primeras quitan todo el alimento á las segundas) los naturales han establecido las nopalerías.

Las plantas en que se propagan las dos especies de cochinilla, son esencialmente diferentes: este hecho muy cierto, es uno de los que indican una diferencia primitiva y específica entre la grana fina y la grana silvestre. ¿Es acaso probable que la Cochinilla harinosa, sino fuese mas que una simple variedad de la vellosa, pereciese en los mismos cactus que alimentan á esta última, y que los botánicos designan con los nombres de Cactus opuntia, C. tuna y C. ficus indica? M. Thiery, y en la obra * que varias veces hemos ci

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,

tado, asegura que en Santo Domingo en el llano. del cul de sac, la cochinilla vellosa ó silvestre no se cria en el Cactus tuna, sino en el C. pereskia, que coloca entre las higueras de Indias apaletadas. Me temo que este botánico haya confundido una variedad de opuntia con el verdadero pereskia, que forma un árbol con hojas anchas y gruesas, en el cual nunca he hallado cochinilla. Tambien considero como muy dudoso que la planta que Lineo llama cactus coccinellifer, y que cultivamos en Europa, sea el nopal en que los indios de Oajaca crian la cochinilla harinosa, M. Decandolle ** ', que ha ilustrado mucho esta materia parece que es de mi opinion; pues cita como sinónimo del nopal de cochinilla, al nopal silvestre de Thiery de Menonville, que es enteramente distinto del de los plantíos. En efecto Lineo dió el nombre de Cactus coccinellifer al nopal con el cual varios jardines botánicos de Europa han recibido la cochinilla vellosa, especie, con flor purpúrea (Ficus indica vermiculos proferens de Plukenet, ) que es silvestre en Jamaica, en la isla de Cuba, y casi en todas las colonias españolas del continente. Yo he hecho ver este Cactus á sugetos muy ilustrados, que habian examinado cuidadosamente las nopalerías de Oajaca, y me han asegurado constantemente que el nopal de los plantíos difiere esencialmente de aquel, y que este último, como lo indica tambien M. Thiery, no se halla

Plantes grasses de MM. Redouté et Décandolle, entrega 24.

silvestre. Aun mas, el abate Clavigero * que ha vivido en la Misteca por espacio de cinco años, dice terminantemente que la fruta del nopal, en que se propaga la cochinilla fina, es pequeña, desabrida y blanca al paso que la del Cactus coccinellifer Lin. es colorada. El célebre Ulloa afirma en sus obras, que el. verdadero nopal no tiene espinas; pero parece que confundió esta planta con otra que hemos encontrado amenudo en los jardines (conucos) de los indios de Méjico y del Perú, y que los criollos por su tamaño gigantesco, la excelencia de su fruta y la hermosura de sus hojas, que son de un verde azulado y sin espinas, designan con el nombre de tuna de Castilla. Este último nopal, el mas vistoso de todos los opuntia, es efectivamente á propósito para alimentar la cochinilla harinosa, principalmente recien nacida; sin embargo se encuentra rara vez en las nopalerías de Oajaca. Si, segun la opinion de algunos botánicos distinguidos, el tuna ó nopal de Castilla no es otra cosa mas que una variedad del Cactus opuntia comun, debida al cultivo, debe sorprendernos que los nopales cultivados desde siglos en nuestros jardines botánicos, y los de las nopalerías de la Nueva-España, no hayan tambien perdido las espinas con que las hojas se hallan guarnecidas.

Los indios de la intendencia de Oajaca, no siguen todos, en la cria de la cochinilla, el mismo método

* Tom. 1, pag. 115.

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