Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dan tan cerca las unas de las otras, que

muchas veces sacan la mitad del cuerpo fuera del agua. Es casi superfluo observar aqui que el adipócera, que no hace parte del celebro del animal, no solo se encuentra en todas las especies conocidas de cachalotes (Catadontes Lac) sino tambien en todos los fisalos y fiseteras. La esperma de ballena sacada de las cavidades del hocico del cachalote, cavidades que no debemos confundir con el cráneo, no es mas que el tercio del aceite espeso y adipoceroso que produce el resto del cuerpo. El esperma ceti de la cabeza es de primera calidad, y lo emplean para hacer velas: el del cuerpo y la cola no sirve, en Inglaterra, mas que para dar lustre á los paños.

1

Esta pesca, para que sea útil, se ha de hacer con la mayor economía: para ella se emplean barcos de 180 hasta 300 toneladas; no tienen mas que 16 á 24 hombres de tripulacion inclusos el capitan y el patron ó maestre, los cuales estan obligados á tirar el harpon como los simples marineros. En Londres, los gastos de armamento de un barco de 180 toneladas forrado en cobre y con víveres para una campaña de dos años, se valuan, en 7000 libras esterlinas. Cada barco pescador del mar del Sur tiene dos botes: el armamento de cada bote exige cuatro marineros, un grumete, un timonero, un cable de 130 brazas de largo, tres lanzas, cinco harpones, una hacha y una linterna para hacerse ver de lejos durante la noche. El armador no da mas que la comida á los marineros, y una mó

dica cantidad de dinero á título de adelanto: su paga depende del producto de la pesca; pues como toda la tripulacion trabaja en ella, cada individuo tiene derecho al beneficio. El capitan recibe, el patrons, el segundo patron, el contramaestre, y el marinero de todo el producto. Se considera buena. pesca cuando un barco de 200 toneladas vuelve al puerto cargado con 800 barriles de esperma de ballena. De algunos años á esta parte, el cachalote como se halla perseguido sin cesar, empieza á ser mas feroz y difícil de coger. Pero para favorecer la navegacion del mar del Sur, el gobierno, británico hace adelantos á cada barco que sale para esta pesca. Estos adelantos son desde 300 hasta 800 libras esterlinas, segun la capacidad del barco. Los Anglo-Americanos hacen esta pesca aun con mas economía que los Ingleses,

Las antiguas leyes españolas prohiben la entrada en los puertos de América, tanto á los barcos balleneros, como á todas las demas embarcaciones extrangeras, á menos que no sea en un caso de peligro ó de falta de agua y víveres. En las islas de los Galápagos, en donde los pescadores algunas veces desembarcan sus enfermos, hay fuentes, pero son muy escasas é inconstantes. La isla de los Cocos (lat. 5° 35' bor.) es muy abundante de agua; pero llevando el rumbo de los Galápagos al norte, esta isleta solitaria es de dificil encuentro á causa de la fuerza é irregularidad de las corrientes. Los balleneros tienen motivos muy pode

rosos para preferir hacer agua en la costa: buscan pretextos para entrar en los puertos de Coquimbo, Pisco, Tumbez, Payta, Guayaquil, Realejo, Sonzonate y San Blas. Pocos dias y á veces pocas horas, bastan á la tripulacion de los barcos pescadores para trabar amistad con los habitantes, vender los géneros ingleses, y tomar cargamentos de cobre, vicuña, quina, azúcar y

cacao. Este comercio de contrabando se hace entre sugetos que no hablan la misma lengua, muchas veces por señas y con buena fe, muy rara entre los pueblos civilizados de Europa.

Seria superfluo enumerar las ventajas que los habitantes de las colonias españolas tendrian sobre los Ingleses y Anglo-Americanos de los Estados-Unidos, si quisiesen participar de la pesca del cachalote. En diez ó doce dias irian desde Guayaquil y Panamá á las aguas en donde abunda este cetáceo. La navegacion desde San Blas hasta las islas Marías apenas es de treinta y seis horas. Los españoles mejicanos, si se dedicasen á esta pesca, harian 4000 leguas menos que los Anglo-Americanos, y tendrian los víveres mas baratos; y á cada paso encontrarian puertos que les recibirian como amigos y les facilitarian víveres frescos. Es verdad que la esperma de ballena todavía es poco buscada en el continente de la América española : el clero se obstina en confundir el adipócera con el sebo,

y

los obispos americanos han declarado que los cirios que arden en los altares no pueden ser sino de

cera de abejas. Con todo, en Lima ya han comenzado

esperma

á sorprender la vigilancia de los obispos, mezclando la de ballena con la cera. Algunos comerciantes que han comprado presas inglesas, se han encontrado con partidas considerables, y el adipócera empleado en las fiestas de iglesias se ha hecho un nuevo ramo de comercio muy lucrativo.

1

No es la falta de brazos la que podria impedir á los habitantes de Méjico el dedicarse á la pesca del cachalote; doscientos hombres bastarian para armar diez barcos pescadores, y recoger anualmente cerca de mil toneles de esperma de ballena: esta sustancia podria ser en lo venidero un artículo de exportacion casi tan importante como el cacao de Guayaquil y el cobre de Coquimbo. En el estado actual de las colonias españolas, la desidia de los habitantes, es un obstáculo para la ejecucion de estos proyectos. En efecto ¿como se pueden encontrar marineros que quieran dedicarse á un oficio tan duro, á una vida tan miserable cual es la de los pescadores de cachalote? ¿Como hallarlos en un pais en donde segun la opinion del comun del pueblo, el hombre es feliz solo con tener plátanos, carne salada, una hamaca y una guitarra? La esperanza de la ganancia es un estimulante muy débil, bajo una zona en donde la benéfica naturaleza ofrece al hombre mil medios de procurarse una existencia cómoda y tranquila, sin apartarse de su pais, ni luchar con los monstruos del océano.

Desde muchísimo tiempo á esta parte el gobierno español ve con disgusto la pesca del cachalote que

atrae á los Ingleses y Anglo-Americanos * á las costas del Perú y Méjico. Antes que estuviese en uso esta pesca, los habitantes de las costas occidentales de la América no habian visto en aquellos mares otra bandera que la española. Muchas razones políticas habrian podido empeñar la metrópoli á no perdonar medio alguno para animar las pescas nacionales, tal vez menos con el objeto de una ganancia directa, cuanto para excluir la concurrencia de los extrangeros é impedir sus relaciones con los naturales. Los privilegios que se concedieron á una compañía que residia en Europa, y que nunca ha existido mas que en el nombre, no podian dar el primer impulso á los Mejicanos y Peruanos. Los armamentos para la pesca deben hacerse en la misma América, en Guayaquil, Panamá ó San Blas. En aquellas costas constantemente hay un cierto número de marineros ingleses, que han abandonado los barcos balleneros, séase por descontento, séase por buscar fortuna en las colonias españolas. Estos marineros que tienen una larga experiencia de la pesca del cachalote podrian emplearse en las primeras expediciones, mezclándolos con los zambos Americanos, que tienen la osadía de atacar á los cocodrilos cuerpo á cuerpo.

*

Segun las notas oficiales que me ha franqueado M. Gallatin ministro de hacienda en Washington, en los años de 1801 y 1802 hubo anualmente en el mar del Sur de 18 á 20 barcos balleneros (de 2800 á 3200 toneladas) de los Estados-Unidos. Un tercio de estos barcos salen del puerto de Nantucket. En 1805, la importacion de la esperma de ballena, en aquel puerto, fue de 1146 barriles.

« AnteriorContinuar »