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buen puerto en aquella extremidad boreal del golfo de Méjico. Por desgracia las costas orientales de la Nueva-España presentan en todas partes los mismos obstáculos, esto es, poco fondo para buques que calen mas de 38 decímetros de agua, barras al embocadero de los rios, lenguas de tierra é islotes largos con direccion paralela á la del continente, y que impiden la entrada en el fondeadero interior. El litoral de las provincias de Santander y de Tejas, desde los 21° hasta los 29° de latitud, presenta una especie de feston muy singular, y deja ver una serie de remansos de agua interiores, que tienen de 4 á 5 leguas de ancho y de 40 á 5o de largo, á que se da el nombre de lagunas ó lagos salados. Algunos de ellos (entre otros la laguna de Tamiagua) son unos verdaderos callejones sin salida: otros, como la laguna Madre y la de San Bernardo, comunican con el océano por varios canales; y estos últimos favorecen el cabotage, porque los barcos costeros encuentran allí un abrigo de las grandes olas del mar. Seria de mucho interes para la geología el examinar en el sitio mismo, 'si estas lagunas han sido formadas por algunas corrientes que han penetrado muy tierra adentro, ó si estos islotes largos y angostos que corren paralelos á la costa, son bancos de arena que se han ido levantando sobre el nivel medio de las aguas.

De toda la intendencia de San Luis de Potosí, solo la parte contigua á la provincia de Zacatecas, donde estan las ricas minas de Charcas, Guadalcazar y Ca

torce, es pais frio y montañoso. El obispado de Monterey (que lleva el pomposo título de Nuevo Reino de Leon), Cohahuila, Santander y Tejas son regiones muy bajas; su terreno es bastante igual y está cubierto de formaciones secundarias y de aluviones. El clima es bastante desigual, excesivamente cálido en verano, y muy frio en invierno, cuando los vientos del norte arrojan columnas de aire frio del Canadá hácia la zona tórrida.

Desde la cesion de la Luisiana á los Estados-Unidos, los límites entre la provincia de Tejas y el condado de Natchitoches (que es parte integrante de la confederacion de las repúblicas americanas) han dado motivo á una discusion política, tan larga como infructuosa. Varios miembros del congreso de Washington han pensado que se podria extender el territorio de la Luisiana hasta la orilla izquierda del rio Bravo del norte. Segun ellos, « toda la comarca que los me

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jicanos llaman la provincia de Tejas, pertenecia « antiguamente á la Luisiana: y como los Estados << Unidos deben poseer esta última provincia con toda << la extension de derechos con que la poseia la Fran«cia antes de cederla á la España; ni las nuevas de<«< nominaciones que han introducido los vireyes de

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Méjico, ni el aumento de la poblacion de Tejas << hácia el E., no pueden derogar á los títulos legítimos. « del congreso ». En el curso de estos debates, el gobierno americano no se ha olvidado de citar muchas veces en su apoyo el establecimiento que un frances,

llamado M. de Lasale, habia formado hácia el año de 1685 cerca de la bahía de San Bernardo, sin que se tuviese por una usurpacion de los derechos de la corona de España.

Pero si se examina con atencion mi mapa general del reino de Méjico, y de los paises limítrofes al E. se verá que la bahía de San Bernardo está muy lejos del embocadero del rio del Norte; por esto los mejicanos alegan á su favor, y con razon, que la poblacion española de Tejas es muy antigua, que desde los primeros tiempos de la conquista, vino por Linares, Revilla y Camargo del interior de la Nueva-España, y que cuando M. de Lasale desembarcó al O. del Misisipí por haberse equivocado en su embocadero, ya encontró españoles entre los salvages contra quienes intentó combatir. En la actualidad, el intendente de San Luis de Potosí mira como límite oriental de la provincia de Tejas, y por consiguiente de toda su intendencia, el rio Mermentas ó Mejicano, que desemboca en el golfo de Méjico, al E. del Sabina.

nos,

Conviene observar aqui, que esta disputa sobre los verdaderos confines del reino de Nueva-España no tendrá mayor importancia, hasta que algunos terredesbrozados por colonos de la Luisiana, toquen inmediatamente con los que esten habitados por colonos mejicanos; ó cuando se construya un pueblo de la provincia de Tejas, cerca de otro del condado de los Opelusas. El fuerte Clayborne, situado cerca de la antigua mision española de los Adayes (Adaes ó

*

Adaises), en el rio Colorado, es el establecimiento de la Luisiana que en el dia está mas cerca de los presidios de la provincia de Tejas, sin embargo de que desde el presidio de Nacogdoch al fuerte Clayborne hay todavía cerca de 68 leguas. Unos vastos arenales, cubiertos de gramíneas, sirven de límites comunes al territorio de la confederación americana, y al mejicano. Toda la comarca al O. del Misisipi, desde el rio de los Bueyes hasta el Colorado de Tejas, está desierta. Estos arenales, en parte pantanosos, ofrecen obstáculos fáciles de vencer, y pueden considerarse como un brazo de mar que separa dos costas vecinas, pero cuyo paso no tardará en franquear la industria de los nuevos colonos. Las provincias atlánticas de los Estados Unidos han visto refluir al principio su poblacion hacia el Ohio, y el Teneseo, despues hácia la Luisiana. Una parte de esta poblacion moviente irá alejándose hácia el O., y solo el nombre de territorio mejicano hará nacer la idea de la proximidad de las minas. En las márgenes del rio Mermentas, el colono americano creerá tocar ya un terreno que oculta riquezas metálicas; y este error, propagado entre la gente comun, dará lugar á nuevas emigraciones, sin que lleguen á saber hasta muy tarde que las famosas minas dé Catorce, que son las mas vecinas de la Luisiana, todavía distan cerca de 300 leguas.

Varios mejicanos, amigos mios, han andadó el camino por tierra desde la Nueva-Orleans á la capital de Nueva-España. Este camino, trillado por los habi

tantes de la Luisiana que vienen á comprar caballos á las provincias internas, tiene mas de 540 leguas; es decir, que es casi igual á la distancia que hay desde Madrid á Varsovia. Dicen que es muy penoso por la falta de agua y habitaciones; pero está muy lejos de presentar las mismas dificultades naturales que hay que vencer en las sendas que van por encima de la loma de las cordilleras, desde Santa Fe de la NuevaGranada hasta Quito, ó desde Quito hasta el Cuzcó. En 1767 el intrépido viagero M. Pagès, capitan de navío al servicio de Francia, pasó tambien por este camino de Tejas para venir de la Luisiana á Acapulco. Los pormenores que refiere acerca de la intendencia de San Luis de Potosí, y del camino de Quere,y taro á Acapulco (que yo he andado 30 años despues), anuncian un juicio recto y animado del amor á la verdad; pero desgraciadamente este viagero es tan poco correcto en la ortografía de los nombres mejicanos y españoles, que cuesta mucho trabajo conocer por sus descripciones los parages por donde pasó *. El camino que va desde la Luisiana á Méjico, presenta muy pocos obstáculos hasta el rio del Norte, y solo desde el Saltillo se empieza á subir hácia la llanura de Anahuac. La falda de la cordillera es poco rápida, y si consideramos los progresos de la civilizacion en el nuevo continente, no se puede dudar que las comu

* M Pagès llama á Loredo, la Rheda; al fuerte de la bahía del Espíritu Santo, Labadia; á Orcuoquisas, Acoquisa; al Saltillo, le Sartille; á Cohahuila, Cuwilla.

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