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"De ella procede tu origen
y las leyes que te rigen

y el Dios tierno á quien adoras,
y la voz con que le imploras
en los males que te afligen.

"No era un gobierno verdugo
el de España para ti,

aunque el día en que te plugo
sacudir su blando yugo,

te lo imaginaste así.

"Bien que entonces, la cizaña
te la pintó tan exigua,
si hoy excesiva te daña,
quizás tuvo Nueva España
más libertad que la Antigua.
"Mas ya no en torpe coyunda
reinando Isabel Segunda,
ni en duro y llorado feudo

sino en la amistad y el deudo,

nuestro bien mutuo se funda.

"¡Ah! cuando en bárbaro encono

la fraterna paz se trueca,

para el mísero colono,

español ó tlaxcalteca,

no hay más amparo que el trono.
"Franco, liberal y justo,

se entiende, elevado, augusto,
pues hoy las reinas y reyes.

no gobiernan á su gusto

sino á gusto de las leyes."

La composición, dedicada á la mentar la partida deIsabel Luna, ter

minaba así:

"A bien que aquella ciudad

que nos deja en la orfandad

no quedará sin castigo,

que Dios la envía contigo

la mayor calamidad.

"Allá, como en Guayaquil, sólo pudiera la paz

después de trastornos mil,

curar la úlcera tenaz

de la discordia civil.

"Y aumentando tus despojos
los mexicanos ¡oh perla!
probarán puestos de hinojos
que no hay paz ni puede haberla
en donde alumbran tus ojos."

Las imitaciones, las parodias y más de una diatriba ingeniosa, contestaron las quintillas de Bretón, que, realmente, salieron en mal hora hablando de monarquía y de trono, á un pueblo al cual con torpe y vergonzoso descaro procuraba en esos días El Tiempo famosísimo, inclinar á la adopción de la forma mornárquica, por la cual habían de doblar con trágicos sones las campanas de Querétaro.

Entre todas esas réplicas á Bretón, se distinguió por su cortesía y por su gracia, la que á Isabel Luna le dedicó el 13 de Julio la Redacción del Don Simplicio; de esa réplica tomamos las siguientes quin

tillas:

"Te dejó España con llanto;

pero, divina Isabel,

haz que cese tu quebranto,
porque aquí tendrá tu encanto
una adoración más fiel.

"Mi patria es de libertad,
rompió el cetro de los reyes;
pero llena de bondad,
la primera de sus leyes

es rendirse á la beldad.

“Ven al mundo de Colón

aunque te llore Bretón,
házle grata tu memoria

que si dejas tu nación

la dejaste por la gloria.

"Si en vez de tropas hispanas, jovencitas gaditanas

hubiera traido Cortés,

nos conquistan tus hermanas
en mucho menos de un mes.

"Si hoy en lugar de Monarca
el jefe de El Tiempo abarca
medio millón de españolas,
no lo dudes, nos embarca
del borbonismo en las olas,

"Yo tu conquista perdono:
ya te ha dado más de un trono
en México un corazón,
donde reinas sin encono,
donde te aman con pasión.

"¿Y cómo permanecías,

bella Isabel, en Madrid?
¿Son los godos de estos días
de turbulencias impías
los nobles hijos del Cid?

"¡ Pobre España! estás así
tanto, tan mal como aquí;
y así quieres sostenernos!
por vida de los infiernos,
¿y quién te sostiene á ti?

"Que ponga Isabel Segunda.

de blanca seda coyunda
al noble pueblo español;
nuestro bien mayor se funda
en mirar libres al Sol.

"Tus encantos hechiceros

aquí aplaudimos sinceros,
aunque ellos no tienen suma,

que también son caballeros

los hijos de Moctezuma.

"Nunca al mexicano humilla

de un tirano la cuchilla

ni la ciega voluntad;

pero dobla la rodilla,

respetuoso, á la beldad.”

Esta composición se publicó sin firma; pero fácil es reconocer en ella la soltura y la gracia del inspirado Maestro Guillermo Prieto. Las demás ni merecen ser citadas; sus frases denigrantes para España, sus versos pedestres y chavacanos, denuncian la cobardía y torpe rusticidad de sus autores.

Mientras tanto, las cosas políticas habían tomado malísimo cariz: las censurables intrigas monárquicas de Paredes que hacíanle olvidar la defensa nacional contra el norte-americano, provocaron el pronunciamiento de Yáñez en Guadalajara, secundado en la Ciudadela de México por el Gral. D. José Mariano Salas, el 4 de Agosto, procla

mando el restablecimiento de la República Federal y desconociendo á Bravo y á Paredes. Los nuevos revolucionarios, siguiendo las indicaciones de diversos Estados, volvieron los ojos hacia el Gral. D. Antonio López de Santa-Anna, que se apresuró á regresar de su destierro y en la tarde del 16 de Agosto desembarcó en Veracruz, y por bando del 22 fué declarada vigente la Constitución de 1824. Estos sucesos fueron solemnizados de mil diversos modos, y entre ellos con una función de gala que se dió en el Nacional el martes 14 de Setiembre, en la que se presentó La Hija del Regente, de Alejandro Dumás, traducida por Gil y Navarrete. No por aquello los verdaderos patriotas se creyeron prósperos y salvados: la infortunada México seguíalo siendo tanto como se la pintaba en los debatidos versos de Bretón, y no ya el festejoso pincel del vate español, sino el dolorido del gran Guillermo Prieto, resumía así la historia de México independiente, en una oda publicada en el aniversario del movimiento de Dolores:

"Aquel pueblo de hermanos fué de hienas, sediento de poder; hechas pedazos

sus bárbaras cadenas,

prueba su esfuerzo, ocúpanse sus brazos

en guerras fratricidas.

¿Por qué cambian de nombre los tiranos?
¿Por qué viles arrancan esa presa

al orgulloso ibero,

para ¡ verdugos! con sus propias manos
romperle el corazón? ¿Por qué violando
los nombres santos libertad y patria,
la hundis, ingratos, en la vil escoria,
sedientos del poder, ebrios de gloria?
¿Por qué armáis en la sombra al asesino
para que siegue infame la cabeza
donde eternos brillaban los laureles
del adalid del Sur? ¿Por qué á esa patria
tan bella, tan amable, tan heroica,
ludibrio la volvéis del extranjero,
y en vil mercado como infame esclava
traidores la ofrecéis? ¿Por qué la virgen
del Septentrión, la rica, la hechicera,
llora en medio del mundo sin amparo
como infame ramera?

¿En dónde está el puñal que blandió Bruto?

¿Queremos libres ser y sólo vemos
el círculo mezquino que rodea

al solio del que manda? ¿ Libres somos
y enciende impune su horrorosa tea
en nuestro seno la voraz discordia,
y su cauda de fuego en nuestras plazas
al viento libre destructora ondea?
¿Queremos libres ser, y gime atada
la turba ciega al carro del potente,
mientras hambriento el útil artesano
desprecio lleva en la abatida frente?
¿Queremos libres ser, y honda rencilla
nos destroza sin fin, y en cruda guerra
hiere el hermano el pecho del hermano,
mientras el yankee audaz ve las querellas
y aumenta, vil, con temeraria mano
de su pendón odiado las estrellas?
Esa no es libertad! La del salvaje
que al rudo empuje y al brutal coraje
debe sus goces ¿libertad? Mentira!

¿cómo adunamos libertad y crimen?"

Tristes días aquellos, tan tristes que, mal que nos pese, con estar ya tan lejanos aun esparcen sus luctuosas sombras sobre estos artículos que debieran ser regocijados. Pasemos, pasemos sobre sus memorias infaustas, y riamos, si es que no nos aflige ver la escena del Nacional entregada á saltimbanquis, con los ejercicios gimnásticos de la Compañía Turín, Armant y Duverloy, poseedores, según dijo El Siglo, "de los más hermosos y proporcionados cuerpos que hayamos visto."

Dicha compañía, que se hacía llamar también de Vaudeville, y representaba La Tirelire en un acto y Les Saltimbanques en tres, y cantaba romanzas tirolesas, trabajó en los últimos meses del dicho año de 1846, en combinación con la compañía dramática, llegada al más deplorable extremo de pobreza y ruina, á causa de los trastornos políticos y de la guerra americana, que consumía todos los recursos y diezmaba la juventud mexicana en infructuosos combates. Los artistas ya no sabían qué hacer, siquiera para no morir de hambre: el jueves 19 de Noviembre dió Rosa Peluffo su beneficio, poniendo en escena La primera cena de Luis XV y Cinco francos ó la Muerte, piezas francesas traducidas por ella: siguióse El Alcalde Progresista, sainete en que la Peluffo y el actor Barrera representaron un trozo de Otelo en francés, y para final, Piattoli y la misma Peluffo bailaron el Jarabe, sin que, por supuesto, faltase El Tripili con sus coplas, sus lapausos y sus gritos de costumbre.

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