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en que lograron muchos aplausos Belén y Teodoro Cuba, niños negros, esclavos, hechos libres por Chiarini, los cedió éste á las Conferencias de San Vicente de Paúl, rasgo generoso y muy diplomático, que le aseguró el abono de las más distinguidas familias de la Capital."

El hecho es que la Empresa Ronzani, que nos dió á conocer á Biacchi y á Mazzoleni, con dificultad hubiera podido cumplir sus compromisos si no hubiese disfrutado, como disfrutó, de una subvención de cuatro mil pesos mensuales. Mientras ella dispuso del Gran Teatro, diéronse en él algunos conciertos, entre los que fué notable el de 10 de Octubre á beneficio de los pobres, patrocinado por la Emperatriz: varios de sus números estuvieron á cargo de Ch. Laugier y Ernesto Reiter, quienes ejecutaron un dúo para piano y violín sobre temas de Guillermo Tell: Fritsch y Emilio Palant tocaron en dos octavinos y con acompañamiento de orquesta, el Dúo des Mesanges, de Bousquet. Paz Martínez y Ernesto Reiter fueron muy aplaudidos en otro dúo para violoncello y piano, de Bertini y Franchomme, y por primera vez en México se oyó en público música de Ricardo Wagner, habiéndose ejecutado la gran marcha de Tannhaüser por la orquesta que Emilio Palant dirigía.

Hé aquí la copia completa del programa de aquel concierto:

"Gran Teatro Imperial.-Lunes 10 de Octubre de 1864.—Por la noche. Gran concierto instrumental, á beneficio de los pobres, bajo el patrocinio de S. M. la Emperatriz.- Programa. Primera parte. -1 Dios y la Bayadera, obertura, (Aubert). Orquesta.-2! Solo del Saxophone, con acompañamiento de piano, ejecutado por el Sr. Ortiz. -3° Recuerdo de Cadiz, bolero, (Bosisio). Orquesta.—4° Dúo concertante sobre motivos de Guillermo Tell, por violín y piano: Osborne y Beriot. Ejecutado por los Sres. Ch. Laugier, primer premio del Conservatorio Imperial de Francia; primer corno concertante de SS. MM. las reinas de España y de Portugal; y Ernesto Reiter, primer premio del Conservatorio de Bruselas.-5. Gran dúo des Mesanges. (N. Bousquet). Imitación del canto de pájaros; ejecutado por dos octavinos, con acompañamiento de orquesta, por los Sres. Fritsch y Emile Palant.-6. El Advenimiento. (Schottisch). Dedicado á S. M. la Emperatriz, por Emile Palant.

"Segunda parte.-1. Los Diamantes de la Corona, obertura, (Aubert). Orquesta.-2. Solo de corno, sobre motivos del Pirata, compuesto y ejecutado por el Sr. Ch. Laugier.-3° Adiós á Jullien. Wals elegiaco, (A. Lamotte). Orquesta. -4° Dúo concertante, por violoncello y piano, (Bertini y Franchomme), ejecutado por los Sres. Paz Martínez y Ernesto Reiter.-5 Los Novios Tiroleses, Redowa, (A. Lamotte). Orquesta.-6° Gran marcha de la ópera Tannhauser. (R. Wagner). Orquesta.-Director de orquesta: Sr. D. Emile Palant, director de la orquesta de SS. MM. II.

"Pagas.-Palcos primeros y segundos con ocho entradas, diez y seis pesos; idem terceros con ocho entradas, ocho pesos; Balcones y lunetas, asiento con cojín, dos pesos un real; Asiento en palcos terceros, un peso; Galería, cinco reales."

El 18 de Noviembre se celebró en la Escuela Imperial de Minas la distribución de premios á sus alumnos, con asistencia de Maximiliano y su esposa y todo lo más granado de la sociedad mexicana. En esa solemnidad, D. José Zorrilla leyó la siguiente hermosa composición:

Sucesor imperial de Carlos Quinto,

¡Ave, Cæsar!

Lo que á mi voz franquea este recinto,
No es mérito ó saber que en mí se encierra:
Es honor que se me hace en esta tierra.
Los que nacemos nobles en la mía,
No importa á qué opinión pertenezcamos,
Acatamos por ley y cortesía

La augusta majestad donde la hallamos:
Por eso antes de leer mi poesía,
Cortés y sin servil palabrería,
Caballero español, poeta rudo,
Majestad imperial, yo te saludo!

Fiat Lux.

Ya, mexicana juventud, dos veces
Al poeta extranjero á tu presencia
A cantar has llamado, su aquiescencia
Con tal honor pagándole con creces;
El poeta esta vez cree que mereces
Algo más que el murmullo soñoliento
De sus versos que, pobres de sentido,
Son acaso no más gárrulo ruido
Que vibrando en la atmósfera un momento,
Va á expirar, al nacer, presa del viento.
Yo amo la juventud, porque la he visto
Por do quiera que fuí, ser el apoyo
De la ventura patria: y he previsto

Que en nuestra edad va á ser como un arroyo
Que nace al pie de un monte en pobre fuente;
Mas que, cruzando un valle hondo y umbrío,
Va cobrando al rodar, cauce y corriente,
Y al llano sale caudaloso río.

Yo amo la juventud de nuestra era,
Porque la, veo que serena avanza,
Del porvenir dorando por do quiera
Con la luz de la ciencia la esperanza.

Yo amo á la juventud más cada día,
Porque de ella me va, según me alejo,
Amenguando la fuerza y la osadía,
Cada día voraz que tras mí dejo.

Por eso joh juventud, amada mía!

Hoy que es la última vez que voy á hablarte,

(No por poeta, por amigo viejo)

Como al venir, al irme, voy á darte

En vez de una canción, un buen consejo.

Dios dijo al tiempo: "¡marcha!" y desde la hora

En que le abrió la eternidad su mano,

Con pasos que no cuenta el hombre insano,

Va hacia la eternidad que le devora;

Mas cada siglo de él trae y se lleva

Un sello peculiar por su camino:
Cada generación cae ó se eleva,

Rastro dejando en pos, grande ó mezquino:
Herencia que recoge la edad nueva.

La nuestra no heredó de la pasada

Más que legados de odio y de rencores,

Porque en odio y rencor fué amamantada;

Mas aunque un mar de sangre hay á su entrada, Da paso á un porvenir de luz y flores.

El vapor y el telégrafo á la idea

Dando una rapidez desconocida,

Van más de una mitad á hacer que sea
Del espacio y del tiempo suprimida.

Al fuego del vapor centuplicada

La producción de industria, artes é imprenta,
La producción en ellos presentada

Bajará á los mercados casi á nada,

Cuanto en precio menor, mayor en venta.
Todo á alcance de todos: adquirida

La idea para todos, publicada

Por todos y por todos extendida,

Va á ser doble el saber, doble la vida,

Doble la ilustración, y cimentada
Sobre un doble poder, establecida

La civilización y entronizada.

Va á empezar á reinar la inteligencia:
Pueblos y soberanos, sus derechos
Deslindando á la luz de la conciencia,
Van á dar y á cobrar rentas, no pechos;
Y de sus pueblos van los soberanos
Los amigos á ser, no los tiranos.

Quizás dentro de poco las naciones,
Sobradas ya de buques y de trenes,
En vez de ciudadelas y bastiones
Labrarán astilleros y almacenes.
En poder niveladas, con conciencia
Tomarán y darán; comercio y ciencia
Van á sembrar por todas las regiones,
Fe, saber, amistad, paz, opulencia.
A fuerza de inventar y adquirir modos
De matarse mejor y aniquilarse,
Han de parar en comprenderse todos,
En conocerse al fin y respetarse:
Y á fuerza de añadirles perfecciones,
Pararán en romperse los cañones.

Juventud, que tal vez me oyes absorta,
Tal es tu perspectiva venidera:
La vida del error va á ser ya corta;
Aunque oyes el cañón por donde quiera
Todavía estallar, ten fe: no importa:
Es el postrer aullido con que aborta,
Bajo el peso del siglo sofocada,
La guerra de cadáveres preñada.
Ley, justicia, equidad, paz duradera:
Ese es el porvenir de nuestra era.

Entra en la vía por tu edad marcada:
Echa tierra al rencor de odios vulgares,
Y á la verdad y á la razón entrada
Abre en tu corazón y en tus hogares.
Dignidad nacional ten en buen hora:
Nación que no la tiene, se desdora.
Mas que tu orgullo nacional no sea
Pueril y quisquilloso patriotismo
Que, dando en vanidad ó en fanatismo,
El desdén ó el ridículo acarrea.
Ten leyes, libertad, instituciones,
Que te hagan grande y sin rival mañiana;
Mas de los otros pueblos y naciones

B. H. T.-T. II.—47

No te hagan enemiga, sino hermana.
Individuo ó nación, mientras que vive,
Tiene algo que aprender; y vive y crece
Si en saber y en comercio da y recibe;
Si se aisla, en su abandono desfallece;
Rey indigno del trono que envilece,
De su manto á girones se despoja:
Arbol que apolillado se envejece
Su follaje da al viento hoja por hoja.
Para ser grande y respetada un día
Sé justa, sé leal, sé generosa:
Observa perspicaz, oye prudente;
No te fies no más en tu osadía;

Siempre quien menos sabe es quien más osa,
Y es más útil saber que ser valiente:

Sé sabia, sé prudente, sé ilustrada,

Y querida serás y respetada.

Cubre la faz de tu fecunda tierra

De una red de caminos y canales:
Y, en vez de tropa y munición de guerra,
Con mano liberal haz que á raudales
Corra el oro y el pan por sus ramales.

¡Juventud mexicana!

Tuyo es el porvenir: Dios te le entrega.
¡Marcha! Tú la nación serás mañana,
Tú has nacido ya libre: no doblega
Tu instinto ajena ley: rompe la insana
Ruín preocupación del tiempo viejo.
Marcha á par con tu siglo; borra, olvida
El recuerdo de ayer: con él no luches.
Nuevo es tu porvenir, nueva tu vida.
Tal es mi convicción, tal mi consejo:
Y es sano y es leal: como le escuches,
En el camino de tu bien te dejo.
¡No lo olvides jamás; Dios me es testigo!
Nací español y moriré tu amigo.

Ahora sólo me resta hacer un voto.
Para hacer que ese albor, que ya refleja,
Fúlgido sol, del porvenir remoto
En el oriente azul se determine,

Para volver á su equilibrio roto

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