hay desde el Cayro hasta Suez no es muy largo, pero el camino es tan desierto, que en todo él no se encuentran aldeas, ni casas, ni cosa ninguna de las necesarias para la vida, por lo que tuvimos que proveernos de todo to necesario, llevándole en camellos, como lo hacen todos los viageros. Tuve tiempo suficiente para registrar la Ciudad de Suez, donde me fue preciso esperar algun tiempo hasta que se hiciese á la vela nuestro navío. Esta ciudad está situada en un pais esteril, que no produce ni aun la yerba mas comun, y es preciso ir á buscar el agua á unos pozos ó estanques muy apartados. El puerto ocupa la extremidad del Golfo Pérsico, llamado por otro nombre el mar Roxo : su defensa consiste en una pequeña fortaleza, cuya guarnicion se compone de algunos soldados Turcos. Suez fue antiguamente una gran ciudad, conocida con diferentes nombres: se llamó la Ciudad de los Héroes, ó Herópolis, y tambien Arsinoe, y Cleopatra. Dicen que Amra, que conquistó el Egipto en nombre del pri mer Califa de Damasco, abrió aquí un canal desde el mar hasta el Nilo, el qual era navegable quando este rio salia de ma dre; pero habiendo los Mahometanos odes truido esta ciudad, el canal se fue cegando poco a poco, no quedando ya ningun vestigio de él. Hay quien afirma que Sesos tris, Rey de Egipto, Dario Rey de Persia, y despues Ptoloméo emprendieron juntar el mar Roxo con el Mediterráneo por un canal desde el Nilo al puerto de Suez, pero este proyecto no se executó por temor de que el Egipto no se anegase, por estár algunos codos mas baxo que el nivel del Golfo Arábigo. Como quiera que sea, Suez al presente no es mas que una ciudad muy pequeña, que no tiene nada de curioso ni digno de atencion. Pero no diré lo mismo de sus cercanias, donde sucedió el gran milagro del paso del mar Roxo por los Hebreos: segun la tradicion del pais, este pasage se hizo entre Suez y la ciudad de Tor: esta opinion me parece la mas verosimil, porque si los Israelitas hubieran pasado el mar por Suez, como algunos pretenden, la caballería Egipciaca no hubiera tenido necesidad de meterse por el mar para alcanzarlos, pudiendo hacerlo facilmente dando la vuelta por la bahía de Suez. Dicen que Cleopatra, Reyna de Egipto, quiso hacer transportar por tierra los navíos á este puerto para retirarse á la India, despues de la derrota de Marco Antonio, pero que encontró obstáculos insuperables, Á tres leguas de la ciudad nos mostraron un sitio, donde dicen que Moysés dividió las aguas del mar Roxo con su vara, y por esto le llaman el pozo de Moysés. Tambien vimos en aquel mismo parage algunas ruinas que nos dixeron eran los vestigios de una ciudad antigua, cuyo nombre no supieron decirnos. Registramos las riberas de aquel mar célebre, que siempre tuvo parte en los grandes sucesos de que aquel pais fue teatro. Encontré en Suez á un Religioso Portugues, que habia hecho tres veces el viage desde el Cayro á Goa, y conocia perfectamente todos los paises por donde debiamos pasar; este era un hombre de talento, que sabia las lenguas orientales, y era de un trato muy agradable. Cobróme cariño, y prometió acompañarme hasta los Estados del Gran Mogol, de donde debia pasar á Siam por Misionero. Es hombre de unos 50 años; tiene conocidos en Agra, y su amistad me fue muy útil. En su compañía visité las cercanias de Suez, y las riberas del mar Roxo, segun que el capitan del navío, que era amigo suyo, nos proporcionaba la facilidad, desembarcando en varios puertos. De Suez llegamos á la Ciudad de Tor; en este viage experimentamos por el dia calores intolerables, y un frio muy agudo por la noche, el qual atribuimos al viento Norte, que corre por la noche en aquella costa. Tor es una ciudad pequeña, pero agradablemente situada; sus habitantes son Christianos, y vimos allí un Monasterio de Monges Griegos, donde se venera especialmente á Santa Catalina. En las montañas vecinas hay muchos Ermitaños. Quando estuvimos en lo mas ancho del Golfo, empezamos á tener mas seguridad, que quando navegábamos a lo largo de las costas. Estas están llenas de escollos, y de bancos de arena , que hacen la navegacion tan peligrosa, que es preciso por la noche largarse hácia alta mar. Por el dia nuestros pilotos se empleaban en observar con el mayor cuidado las corrientes; quando advertian algun peligro, daban grandes gritos para que mudásemos de rumbo. En este mar es preciso usar de dos especies de pilotos, unos para la navegacion de en medio, y otros para las costas y bancos de arena. Vimos una infinidad de Isletas, pero ninguna merecia atencion particular: visitamos tambien algunos puertos, los principales fueron Alkossir, Massua y Suaquen. Este último fue antiguamente una ciudad rica y cé lebre por su ventajosa situacion, y por la extension de su comercio; aun conserva algunas reliquias de su antiguo esplendor, pero su comercio está muy disminuido. Alkossir y Massua son al presente de poca consideracion; y en general, el viage del mar Roxo no nos presentó sino cosas muy comunes. Lo mas notable que observamos fue un viento abrasado y devorador, que nos obligó á estár encerrados por algunos dias: este viento reyna á veces por mucho tiempo en aquel mar, y produce efectos muy singulares: impide la respiracion, y causa en el pecho un ardor tan grande, que ningunos refrigerantes bastan para templarlo. Por fortuna evitamos este peligro algunos dias ántes de pasar el estrecho de Babel-Mandel, por otro nombre de la Meca: no tiene mas que seis leguas de ancho, y está lleno de rocas, y de gran número de isletas, que ha cen muy peligroso el paso por este estrecho. Dirigimos nuestro rumbo hacia la Isla de Socotora, que tendrá 20 leguas de largo, 9 de ancho, y es la mayor que hay á la entrada del Golfo. Sus habitantes son muy groseros, y aunque adoran la Cruz que lle van sobre sus vestidos y al cuello, practican la circuncision. Los hombres, que tienen siempre el nombre de algun Apostol, son de un génio apacible y suave; las mugeres, llamadas todas María, son feroces y guer reras. Antiguamente iban á la guerra como las Amazonas, y dicen que tenian la misma costumbre que éstas para poblar el pais: para atraher á los hombres, dicen que usa ban de sortilegios, la qual fábula hace muy poco favorá su belleza, si es que recurrian á estos medios.co Los vestidos de estas gentes son de par ño ó de pieles, sus habitaciones cuebas y |