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Las confidentes al ir á executar la órden, fueron descubiertas, ó temieron haberlo si do, por lo que asustadas los abandonaron, sin que estos supiesen por donde habian de escapar. Prendiéronlos, y los conduxeron an te el Emperador, el qual entre otras cosas preguntó al primero, por donde habia entrado? Él por aturdimiento no supo res+ ponder otra cosa, sino que habia entrado por encima de las paredes; y el Príncipe mandó que le conduxesen por el mismo camino; los Eunucos executando la órden al pie de la letra, le precipitaron de lo alto de los muros. El otro confesó ingenuamente que habia entrado por la puerta : pues bien, dixo el Emperador, que le saquen por la puerta; y descargó toda su cólera so bre los Eunucos que cuidaban de las puertas.

Los haremes de los ricos, Virreyes, y Gobernadores en las grandes ciudades se componen de varias mugeres, cada una de las quales tiene su habitacion á parte con sus es clavas, y todas las comodidades de la vida. Apenas podreis creer, que los particulares puedan mantener tantos gastos; pero debeis sa ber, que las riquezas están allí acumuladas en un corto número de personas poderosas, y los criados no exigen otro salario que la manutencion, el qual no pasa de 300 reales al año, pues se mantienen únicamente de arroz cocido con agua sola...

Quando las mugeres de los Mogoles salen en público, (lo que sucede raras veces) si son ricas, van en una carroza cubierta, ó en un palanquin; otras van á caballo con el rostro cubierto. Solamente las pobres y las mugeres públicas son las que van á pie y con el rostro descubierto. Los palanquines son una especie de litéras de 6 á 7 pies de largo, y 3 de ancho con una pequeña varandilla al rededor : van sostenidos en unas varas, que llevan á hombros seis ó siete hombres delante, y otros tantos detras , se gun lo largo del camino. En algunas de estas sillas de mano pueden ir sentadas á un tiempo varias personas, y aun ir echadas: los palanquineros van con los pies descalzos y se remudan con freqüencia. Los músicos, los guardas, los cocineros, los proveedores de víveres, bagages &c. van tambien á pie al rededor de la litera, porque cuesta tan caro el alimento de las caballerías, que solamente los muy poderosos pueden llevar caballos, camellos, y bueyes.

Los palekis, otros carruages de este pais, son unos grandes carros de dos ruedas, tirados por bueyes, y el del Emperador tiene la forma de un techo inclinado. Todos van entoldados, pero unos van abiertos por los lados, con unas cortinas que se recogen ó dexan caer; y otros van cerrados con una especie de celosia de cañas, ó juncos. En

estos carruages se hacen los viages largos, cuidando siempre de llevar buena escolta, y las provisiones necesarias, porque las posadas son raras y mal provistas en aquel pais. Los principales utensilios de un viajero de medianas conveniencias son una tienda, una alfombra, un colchon, una almohada, con dos cubiertas, una pieza de baqueta que sirve de mesa para comer, algunas servilletas, platos, trastos de cocina, arroz, agua, limones para refrescar, y este es todo el aparato que he llevado en mis viages por estos paises, ademas de una maleta para mis vestidos. Los que no se cuidan de todas estas precauciones están expuestos á muchas enfermedades, é incomodidades: el mayor peligro consiste en unos gusanos, que se engendran en las piernas y causan una inflamacion peligrosa. Estos suelen engendrarse al cabo de un viage largo, pero en algunos subsisten por mucho tiempo: son tan delgados y largos que parecen unas fibras muy sutiles. El modo de sacarlos en algunos paises se reduce á cogerlos por la punta, y con mucho tiento los van revolviendo en un palito, para que no se rompan.

Creo que os he dicho ya, que el Emperador viaja con mucha magnificencia: lleva dos remudas de tiendas de campaña, que plantan y levantan alternativamente, para que quando sale el Emperador de un acam

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pamento halle otro ya dispuesto. Cada uno de estos alojamientos con sus muebles es transportado en elefantes, camellos, bueyes, mulos y esclavos: todo lo mas precioso de sus muebles, vaxillas y alhajas vá en estos bagages. Conducen tambien los animales de la casa de las fieras, porque aquellos Monarcas voluptuosos quieren gozar aun en sus viajes de todas las comodidades y placeres que tienen en sus palacios. No se contentan con esto, sino que hacen que sus acampamentos imiten en todo lo posible la forma de sus palacios. Un oficial de palacio escoge el terreno, y delinea el campo; gran multitud de peones se ocupan en limpiar, allanar y distribuir el terreno, segun el modelo que les presentan, repartiéndolo en varios aposentos, cuyo interior está ricamente adornado. Lo exterior está cubierto de telas pintadas, y de ricas colgaduras.

Quando el Emperador viaja, lleva delante de sí varias figuras de plata, que representan animales, manos, balanzas y otros objetos, puestos sobre unos palos altos. Las Sultanas que le acompañan, van en carros entoldados, tirados por elefantes pequeños, camellos ó bueyes. Estos últimos sirven tambien para montar; su paso es suave, y se dexan guiar fácilmente sin mas freno que un cordel que les atraviesan por las narices. No les ponen herraduras, sino quando han

que

de caminar por terrenos ásperos: dicen los mas robustos caminan por espacio de dos meses seguidos, andando 15 leguas al dia. Su alimento consiste en tres bolas de harina amasada con manteca, y una medida de guisantes molidos y echados en agua que les dan por la noche.

Es un oficio muy comun en el Mogol el de traginar con requas de camellos ó bueyes, transportando mercaderías de una parte á otra. Hay en aquel pais tribus enteras que no tienen otra ocupacion que ésta : unos comercian en arroz, otros en trigo, legumbres y sal, otros en telas y varios géneros: los arrieros de cada uno de estos géneros llevan una señal que los distingue de los otros. Ninguno de ellos tiene residencia ni casa fixa, y habitan en tiendas de campaña sus mugeres é hijos los acompañan en sus viages. Como regularmente caminan juntos en caravanas, llevan consigo sus Sacerdotes é ídolos; el buey que conduce á sus dioses, es para ellos un objeto de veneracion. Los arrieros de cada tribu tienen un capitan, á quien dan una grande autoridad, y se le reconoce por una sarta de perlas con que se adorna. Las mugeres cuidan de recoger las tiendas, mientras los hombres cargan á los animales; estas no llevan mast vestido que una tela ligera, que se rodean á la cintura, y las llega hasta los pies toda

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