los. Fakreldin, sea por política ó por temor, no quiso esperar esta tempestad: mantenia en Italia relaciones, sobre las quales fundaba grandes esperanzas : resolvió ir él mismo en persona á solicitar los socorros que le habian prometido, creyendo que su presencia acaloraria el zelo de sus amigos, al paso que su ausencia entibiaria el furor de sus enemigos: en consecuencia se embarcó en Berito, y despues de haber encargado el mando á su hijo Aly, pasó á la corte de los Medicis en Florencia. La llegada de un príncipe oriental á Italia excitó la atencion pública, y entonces se empezó á hablar mucho sobre los Drusos. Fakreldin despues de una inutil residencia en Italia por nueve años, volvió á su pais: durante su ausencia, su hijo Aly habia rechazado á los Turcos, sosegado los animos, y mantenido las cosas en muy buen orden. No le restaba que hacer al emir mas que emplear las luces adquiridas en perfeccionar el gobierno de lo interior, y en aumentar la felicidad de sus vasallos; pero en vez de esto se entregó enteramente a las artes frívolas, á que se habia acostumbrado en Italia. Construyó varias casas de campo, baños y jardines, y sin hacer caso de las preocupaciones del pais, se atrevió á adornarlas con pinturas y esculturas, proscritas por el alcoran. Los efectos de esta conducta no tar daron en manifestarse : los Drusos, cuyos tributos continuaban cobrándose como en tiempo de guerra, se irritaron: la faccion yamani se levantó: se empezó á murmurar de los gastos del emir; el fausto que ostentaba, excitó los zelos de los baxaes: quisieron aumentar las contribuciones, y se renovaron las hostilidades. Fakreldin los rechazó: ellos tomaron pretexto de su resistencia para hacerle odioso al sultan. El violento Amurates IV se dió por muy ofendido de que uno de sus subditos se atreviese á competir con él, y resolvió perderle. En consecuencia el baxá de Damasco recibió orden de marchar con todas sus fuerzas contra Berito, residencia ordinaria de Fakreldin: por otra parte quarenta galeras debian embestir esta ciudad por mar, para impedir todo socorro. El emir confiado en su fortuna y en los socorros que esperaba de Italia, resolvió oponerse á la tempestad: su hijo Aly, que mandaba en Safad, tuvo orden de detener la marcha del exército Turco: en efecto, se atrevió á competir con él, á pesar de la gran desigualdad de las fuerzas; pero despues de dos batallas, en que salió con ventaja, fue muerto en la tercera, y esto trastornó todas las cosas. Fakreldin aterrado con la pérdida de sus tropas, afligido por la muerte de su hijo, y debilitado con su vida voluptuosa se dió por perdido: no encontró otro recurso, que enviar á su hijo segundo á solicitar la paz del almirante Turco, intentando corromperle con regalos; pero el capitan baxá, apoderándose del hijo y de lo que llevaba, declaró que queria la persona del mismo emir. Fakreldin atemorizado se puso en huida: los Turcos le persiguieron : se refugió en el lugar escarpado de Nicha, donde le sitiaron. Al cabo de un año, viendo inutiles sus esfuerzos, le dexaron libre; pero poco despues los compañeros de sus desgracias le entregaron á traicion á los Turcos, los quales le llevaron á Constantinopla, donde perdió la vida. Despues de la muerte de Fakreldin, los descendientes de este principe continuaron en el mando baxo la autoridad de los Turcos; y habiendo faltado descendiente varon de esta familia, pasó el mando por eleccion de los xeques á la casa de Chehab, que gobierna aun al presente. El único emir de esta casa que merece alguna memoria es Melhem, que reinó desde el año de 1740 hasta el de 1759: en este intervalo consiguió reparar las pérdidas que los Drusos habian padecido en lo interior, y restituirles el crédito que habian perdido desde las desgracias de Fakreldin. Al fin de su vida Melhem se cansó del gobierno, y lo renunció para vivir en un retiro religioso al modo de los Okals; pero los desordenes que sobrevinieron, le hicieron volver al mando, que conservó hasta su muerte, la qual fue muy sentida. Viniendo ahora á la religion de los Drusos, se puede hacer juicio de ella por las opiniones que he dicho de Mohamed-benIsmael. No practican la circuncision, ni las oraciones, ni el ayuno; no observan ningunas prohibiciones del alcoran, ni fiestas: beben vino, comen tocino, y los hermanos se casan con las hermanas; solamente no se ve ningun casamiento entre padres é hijos. En vista de esto se puede asegurar que los Drusos no tienen ningun culto ; pero se debe exceptuar una clase, que practica ciertas ceremonias religiosas. Estos se llaman Okals, que quiere decir espirituales en contraposicion de la gente comun, llamada por ellos djahel, ignorante. Tienen varios grados en sus ceremonias, el supremo exige el celibato, y se distinguen por el turbante blanco; se tienen por tan puros, que se creerian profanados si los tocase alguno. Quando otro come en su plato, ó bebe en su vaso, lo hacen pedazos: todas sus prácticas y ceremonias estan cubiertas con el velo del mayor secreto, y tienen sus juntas, á las que son admitidas las mugeres, en unos edificios aislados sobre los mas altos peñascos. Tienen unos libros, que guardan con el mayor cuidado; pero en una guerra se encontró uno de ellos, y no contenia mas que absurdos y Los Drusos así como los Maronitas pueden dividirse en dos clases, el pueblo y los xeques ó señores, que tambien se llaman emires, esto es, descendientes de los príncipes. El oficio mas general es el de los labradores; cada qual, sea propietario sea arrendador, vive en su propia hacienda, cultivando por sí mismo sus viñas y moreras: en algunos distritos añaden ademas el cultivo del tabaco, del algodon, y algunos granos, pero estos artículos son de poca consideracion. Las grandes haciendas que conservan algunos particulares, les dan mucho influxo en todos los negocios públicos. El xefe de los Drusos se llama hakem ó gobernador, y tambien emir ó príncipe, y es como un rey, que reune en si el poder civil y el militar. Su dignidad pasa, ya de padres á hijos, ya de hermano á hermano, segun la fuerza mas bien que por ninguna ley: las mugeres jamas pueden heredar el mando, pues estando excluidas de la herencia de sus padres, mucho mas lo estarán de la autoridad soberana. Quando falta la linea masculina entre los Drusos, pasa el mando á otro emir que reuna mas votos, y tenga mas medios para conservar el estado ; pero ante todas cosas debe obtener el consentimiento de los TurCOS, de quienes es vasallo y tributario. Sucede tambien, que en calidad de soberanos pueden nombrar el hakem contra la voluntad delirios. |