cho: gran parte de este espacio está cubierto de palmas de dátiles; hay tambien granados, higueras, olivos, albaricoques y bananas: todas las huertas estan bien cultivadas, y producen muy bien. Se cultiva mucho arroz, cuyo grano es roxizo y diferente del de la Delta. Lo restante del territorio produce trigo bastante para el consumo de los habitantes. Se encuentra en abundancia agua dulce y salada, pero los manantiales que suministran la primera, son por la mayor parte calientes. Sea efecto de estas aguas, ó de la naturaleza del clima, los estrangeros son acometidos en Siva de fiebres muy peligrosas. Una de las fuentes que se halla cerca de las ruinas que he descrito, es segun dicen los naturales, unas veces fria y otras caliente. Yo habia padecido frio en mi excursion; pero en la ciudad el calor era-intolerable, aunque estabamos en el mes de marzo. El gobierno de Siva está en manos de quatro ó cinco xeques, ya la sazon très de ellos eran hermanos, lo que me hizo creer al principio que su dignidad era hereditaria, pero despues supe que era electiva, y que siempre se daba á los mas poderosos. Hay partidos entre ellos, que estan siempre en guerra unos contra otros con gran perjuicio del pueblo. Los xeques administran la justicia; pero aunque les muestran mucho respeto, estan lejos de tener toda la autoridad necesaria para mantener el buen orden. Con el menor motivo el pueblo toma las armas, y las familias enemigas se hacen guerra á fusilazos en las calles: ví muchos que tenian señales de estas guerras civiles. Quando estaba en Siva, se halló muerto en la calle un niño recien nacido, que habian tenido la barbarie de arrojar por una ventana. Supe que estas crueldades son muy frecuentes, y me pareció que esto seria efecto del libertinage de las mugeres : se hicieron pesquisas para averiguar los autores de este delito, pero en vano; poco despues no se volvió á hablar mas del asunto. Los habitantes de Siva tienen generalmente el color mas obscuro que los Egipcios. Usan un dialecto particular: no hacen uso habitualmente del café ni del tabaco : son de la secta mahometana de Malik. El trage de la clase inferior es muy sencillo, pues van casi desnudos; el de los demas se parece mucho al de los Arabes del desierto. Llevan una túnica de algodon blanco, que les llega hasta los tobillos, y tiene mangas anchas: llevan un gorro encarnado como los Berberiscos, y no usan de turbante: sus babuchas son tambien encarnadas. Quando hace mucho calor, se cubren los hombros con una tela azul y blanca, y en invierno se ponen un albornoz blanco de lana. i Los Sivanos tienen muy pocos muebles: algunas vasijas de barro, que ellos mismos fabrican, y algunas esteras componen su ajuar; solamente en las casas de los ricos se ven algunos utensilios de cobre. Las caravanas de Murzuk les traen å vender algunos esclavos: los demas objetos de que necesitan, les vienen del Cairo y de Alexandria, adonde llevan á vender sus dátiles, parte secos, parte amasados como panes de higos. Hacen poco uso de la carne y del pescado: no conocen el pan como el nuestro: el que ellos hacen, se reduce á unas tortas delgadas sin levadura, medio crudas; y suelen hacer tambien una especie de buñuelos fritos en aceyte de palmas. El arroz, la leche y los dátiles son su principal alimento: usan mucho de un licor, que sacan de las palmas, el qual embriaga. No tienen mas animales domésticos que las cabras egipcias, obejas de lana tan aspera como el pelo de las cabras, y un corto número de reses vacunas, y de camellos. Las mugeres usan de velo como las del Egipto. Despues de las lluvias la tierra de las cercanias de Siva queda por muchas semanas cubierta de sal. Partimos de Siva para penetrar en el desierto: mi intérprete y yo ibamos á caballo: dos de los que nos guiaban, iban en asnos, y otro á pie. A poco trecho uno de ellos nos dixo, que era preciso retirarnos, porque la gente 1 de la ciudad venia persiguiéndonos, y no nos permitirian desenterrar los tesoros de Araschié: sin embargo, continuamos nuestro camino sin ser atacados, y aunque llevabamos mucho miedo de encontrar tribus enemigas, no vimos ninguna. Al cabo de dos dias llegamos al parage que nos habian pintado, poco distante de la llanura de Gegabib: se reduce este parage á una isla situada en medio de un lago de agua salada : se ven en ella grandes peñas, pero no se puede distinguir desde lejos, si son ruinas de algun edificio, y no se descubre allí ningun árbol ni agua dulce. Tuve la curiosidad de acercarme á estas ruinas ó sean peñas aisladas, y precisé á mi caballo a entrar en el lago; pero sea que el pobre animal estuviese muy cansado, ó que no estuviese acostumbrado á nadar, cayó en el agua y yo con él, sin poder levantarme por largo rato; en fin, salí á tierra, y no me quedó deseo de repetir la tentativa. Dexando el lago y la isla de Araschié, donde no habia apariencia de encontrar las ruinas que buscaba, dirigí mi camino hacia el sur, pero todas mis investigaciones fueron inutiles. Despues de tres dias de marcha, habiendo llegado á los veinte y ocho grados, quarenta minutos de latitud, nos faltó el agua, sin saber dónde podriamos encontrarla. Pasamos toda la noche con esta inquie tud, pero al dia siguiente tuvimos la fortuna de encontrar un manantial. Como no hallé rastro ninguno de las ruinas que buscaba, y los Arabes del desierto nos causaban mucho temor, traté de volverme. Entramos en el camino que conduce directamente desde Siva á Alexandria, y habiéndolo seguido, llegué en pocos dias á esta última ciudad. Quando pasé de Siva á Araschié, que dista unas seis millas geográficas, vi de paso un pequeño edificio de orden dórico, que parecia haber sido un templo antiguo: no habia en él ninguna inscripcion : las proporciones de este edificio manifestaban que habia sido construido en los buenos tiempos de la arquitectura, y era de piedra calcárea llena de fragmentos de conchas. Las ruinas de Siva se parecen mucho á las del alto Egipto; de suerte que no se puede dudar, que estos edificios fueron construidos por una misma nacion. Entre las esculturas se distinguen facilmente las figuras de Isis y de Anubis, y las proporciones de la arquitectura son las mismas que las de los templos egipcios. Los peñascos que vi en las cercanias de Siva, son de muy distinta naturaleza que los de aquellos edificios; por lo que creo que sus materiales fueron llevados de otra parte. Los habitantes de Siva no han conservado ninguna tradicion sobre estos monumentos; solamente dicen con la barbarie |