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otra la de Alepo al este: el norte y la ribera del mar estan llenas de altas montañas, designadas por los antiguos con los nombres de Amano y Rhoso. En general, el terreno de este gobierno es arcilloso , y su fecundidad se echa de ver por las yerbas altas y lozanas que crecen por todas partes despues de las lluvias del invierno; pero en el dia casi no tiene ningunos frutos. La mayor parte de las tierras estan heriales ; apenas se encuentran algunas cultivadas en las cercanias de las ciudades y aldeas. Las producciones principales son el trigo, la cebada y el algodon, que son propias especialmente de los paises llanos: en las montañas se prefieren las viñas, las moreras, los olivos y las higueras. Las laderas marítimas estan destinadas para el tabaco, y el territorio de Alepo para los pistachos. No se deben contar los pastos, los quales estan abandonados á las quadrillas errantes de los Turcomanos y de los Curdos.

En la mayor parte de estos gobiernos el baxá es virey y administrador general de las rentas del pais; al de Alepo le falta este último cargo, porque la Puerta lo ha confiado á un mehassel ó colector general, con quien se entiende en esta parte. Le dá la admi nistracion ó arrendamiento por un año solamente: el precio de éste era á la sazon unas ochocientas bolsas, que equivalen á

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cerca de unos quatro millones de reales; pero á esto conviene añadir el premio de las babuchas de unos quatrocientos mil reales, que es una especie de regalo para conservar el favor del gran visir y de los principales del divan. En virtud de estas sumas el mehassel cobra todas las rentas, que consisten en los derechos de aduana de todas las mercaderias que vienen de Europa, de la India, y de Constantinopla, y de las que se extraen del pais; el derecho de paso por los ganados que los Turcomanos y los Curdos traen anualmente de la Armenia y del Diarbekir para venderlos en la Siria; el quinto de la salina de Djebul; en fin el miri ó impuesto sobre las tierras.

El baxá, que está privado de este arrendamiento tan lucrativo, recibe un sueldo fixo de ochenta mil piastras, que hacen unos setecientos mil reales. Este salario se ha tenido siempre por insuficiente para los gastos que debe hacer; porque ademas de las tropas que debe mantener, y los reparos de los caminos y fortalezas que estan á su cargo, está obligado á hacer grandes regalos á los ministros para conseguir y conservar su empleo; pero la Puerta cuenta con las contribuciones que sacará de los Curdos y Turcomanos, y las extorsiones ó avanias arbitrarias, en lo que no se descuidan los baxaes. Abdi Baxá, que mandaba pocos años hace, sacó en espacio de quince meses mas de diez y seis millones de reales, con lo qual logró no solo la impunidad de sus extorsiones, sino tambien que le ascendiesen á un empleo superior; el que le sucedió, quiso seguir su exemplo, pero no robó bastante, y así fue depuesto y degollado : así van las cosas en Turquia.

Segun una costumbre antigua, el cargo de baxá no debe durar mas que un año, pero regularmente los prorogan. Su obligacion es mantener á los subditos en la obediencia, y cuidar de la seguridad del pais contra los enemigos estraños ó del interior: para este efecto mantiene de quinientos á seiscientos hombres de á caballo, y casi igual número de infanteria. Ademas, puede disponer de los genízaros, que son una especie de milicias nacionales: como éstas se hallan establecidas en toda la Siria, conviene dar aquí razon de estas tropas.

Estos genízaros son en cada gobierno cierto número de hombres alistados, que deben estar prontos á marchar siempre que se les mande. Como tienen ciertos privilegios y esenciones, hay muchos que pretenden ser matriculados. Antiguamente estas tropas estaban obligadas á cierta disciplina y á exercicios arreglados; pero de un siglo á esta parte no ha quedado rastro de la antigua disciplina. Estos soldados no son mas que

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unos artesanos ó labradores, tan ignorantes como los otros en el arte militar, pero mucho menos dociles. Quando un baxá los incomoda mucho con sus vexaciones, son los primeros que levantan la vandera de la insurreccion. Los baxaes viéndose continuamente en peligro por causa de estas milicias nacionales, toman por soldados á los estrangeros que no tienen ningun enlace con los naturales; éstos son ó de á caballo ó de á pie. Los de á caballo, los únicos que en estos paises se reputan por verdaderos soldados, se llaman Levantinos: sus armas son el alfange corto, la pistola, la carabina, y la lanza: su adorno de cabeza es una gorra cilindrica de fieltro negro, de nueve á diez pulgadas de alto, muy incómoda, y que se cae facilmente de la cabeza. Sus sillas son á la inglesa, no menos incómodas; por lo demas se parecen á los Mamelucos, aunque no estan tan bien montados. Al ver sus vestidos rotos, sus armas amohecidas, y sus caballos de diferentes tamaños y castas, parecen más bien vandidos que soldados: la mayor parte de ellos han tenido el primero de estos oficios, y aun despues de soldados no se olvidan de su primera profesion. Casi todos los ginetes de la Siria son Turcomanos, Curdos ó Caramanos, que despues de haberse exercitado en robar por su pais, vienen á buscar cerca de los baxaes un asilo y destino para continuar sus excesos. En todo el imperio Turco la caballeria está formada de esta especie de hombres, que pasan así de un lugar á otro: como no hay entre ellos disciplina, conservan sus malas propiedades, y son el azote de los pueblos y de los campos, robando á fuerza abierta todo lo que pueden.

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La gente de á pie es aun inferior á éstos por todos títulos: antiguamente los sacaban del mismo pais, alistándolos por fuerza; pero desde principios del siglo XVIII los Berberiscos de Tunez, Argel y Marruecos han dado en venir al Egipto y á la Siria á buscar su acomodo con los beyes y baxaes. Ellos solos componen la infanteria de los baxaes; y así sucede por un cambio harto extravagante, que los Turcos componen las tropas de los soberanos de Berberia, y los Berberiscos las de los Turcos. Esta infanteria no puede ir mas á la ligera; todo su armamento y equipage se reduce a un fusil tomado de orin, un sable pequeño, una mochila de cuero, una túnica de algodon, unos calzoncillos, un gorro encarnado, y á veces unas babuchas. Cada mes reciben un sueldo de unos cincuenta reales, con el qual tienen que proveerse de armas y vestidos: ademas son alimentados á costa del baxá, lo qual les proporciona una vida bastante cómoda, Los de á caballo reciben sueldo doble, y ademas les dan caballos y racion para sí y para

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