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cultivar mas que un terreno muy limitado, y con gran trabajo y gastos. No es estraño, pues, que los Egipcios en todos tiempos hayan hablado con tanto entusiasmo de su rio, el qual en tiempo de la gentilidad los arrastró á deificarlo.

No me detendré en especificar el modo con que se hacen las inundaciones del Nilo en una época siempre fixa con corta diferencia de dias, que es á últimos de junio, porque esto es demasiado notorio: igualmente nos son ya conocidas las causas de este fenómeno, que fueron un misterio para los antiguos, pues entre tantas opiniones como cita Plutarco, solamente Demócrito acertó con la verdadera. Desde que los viageros nos han enseñado que la Abisinia y los paises adyacentes del Africa estan inundados de lluvias por los meses de mayo, junio y julio, hemos inferido con razon, que estas aguas reuniéndose de varias partes por la disposicion del terreno, se juntan en un mismo valle, para ir á paises tan remotos. á presentar el espectáculo magestuoso de una enorme masa de agua, que tarda tres meses en acabar de desembocar en el Mediterraneo.

Otro fenómeno bien singular es que estas aguas que la Abisinia envia al Egipto, son como una restitucion ó recompensa de las que el Egipto envia en nubes á aquellos pai

s.

ses. Los vientos del norte, que todos los años corren en una misma época, son los que llevan a la Abisinia inmensos nublados. Desde abril hasta julio se ve pasar continuamente nubes hácia el sur, y á veces parece que van á descargar sus aguas sobre el Egipto; pero esta tierra abrasada no tiene montañas que las detengan, y las hagan resolver en lluvia. Jamas llueve en la Delta en el estío, y aun en las demas estaciones son raras y escasas las lluvias. Mientras mas se sube hacia el alto Egipto, son mas raras las lluvias; así es que llueve mas en Alexandria-y en Roseta que en el Cairo, y aquí mas que en Miniet: el llover es casi un prodigio en Girdjé: quando llueve en Egipto y en Palestina, es una alegria general para el pueblo, que expresa su regocijo con cánticos y exclamaciones de alabanzas á Dios. Los Europeos no podemos concebir facilmente cómo puede subsistir un pais sin llover; pero en Egipto ademas de la cantidad de agua de que se impregna la tierra con la inundacion del Nilo, los rocíos abundantes que caen por las noches del estío bastan para la vegetacion. Prueba de esto son las sandías, que aunque esten sembradas en un arenal, sus hojas siempre conservan la frescura, y crecen hasta un gran tamaño. Estos rocíos tienen de comun con las lluvias el ser mas abundantes junto al mar, y mas débiles á

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medida que de él se alejan; pero se diferencian en ser menores en el invierno, y mayores en el estío, y son tambien mas escasos ó abundantes segun los vientos que

corren.

No es menor prodigio de la naturaleza el curso periódico de cada viento, y el estar como apropiado cada qual á cierta estacion del año: el Egipto y la Siria ofrecen en este particular una regularidad digna de fixar la atencion. En Egipto, quando el sol se acerca á nuestras zonas, los vientos que se mantenian al este, pasan al norte, y en él se fixan: durante el mes de junio soplan constantemente del norte y del nordoeste; por lo qual esta es la estacion de pasar de Europa á Levante, pues se tiene observado que las embarcaciones procedentes de Marsella llegan en catorce ó quince dias á Alexandria en esta época. Los vientos continúan soplando del norte, variando al nordeste y nordoeste por julio: á fines de este mes, por todo agosto, y mitad de septiembre, se fixan en el norte, y son mas fuertes de dia que de noche: entonces reina una bonanza en el Mediterráneo, que prolonga la vuelta á Marsella hasta setenta y ochenta dias. A fines de septiembre, quando el sol vuelve á pasar la linea, los vientos vuelven al este, y sin fixarse en él soplan de todos los rumbos, exceptuando el norte. Las embarcacio

nes se aprovechan para volver á Europa de esta estacion, que dura todo octubre y parte de noviembre, y tardan treinta o treinta y cinco dias en llegar á Marsella. A medida que el sol se va acercando al otro trópico, los vientos se vuelven mas variables y tumultuosos; sus rumbos mas constantes son el norte, el nordoeste y el oeste: así se mantienen en noviembre, diciembre y enero, que es la estacion de invierno en Egipto. Entonces los vapores del Mediterráneo amontonados y comprimidos por el frio del ayre, se acercan mas á la tierra, y forman las nieblas y las lluvias. A fines de febrero y en marzo, quando el sol vuelve hácia el Equador, los vientos soplan mas constantemente que en ningun otro tiempo, por los rumbos del sur,

Estos vientos del sur tienen en Egipto el nombre genérico de vientos de cincuenta dias, en árabe jamsin, no porque duren cincuenta dias seguidos, sino porque corren mas frecuentemente en los cincuenta, dias antes y despues del equinoccio. Los viageros los llaman vientos envenenados ó vientos ardientes del desierto: en efecto, esta es su propiedad, y llega á tanto extremo, que es imposible formar idea de su ardor sin haberlo experimentado; solamente se puede comparar con el ardor que sale de un horno encendido. Quando estos vientos empiezan á correr, la atmosféra se turba, el sol pierde su resplandor, y su disco parece morado: el ayre está lleno de un polvo sutil que penetra por todas partes. Este viento siempre ligero y rápido no es al principio muy caliente, perova aumentando su ardor á proporcion que dura. Los Arabes del desierto lo Ilaman semun, ó veneno, y los Turcos chamielé, o viento de Siria, y por corrupcion lo llaman algunos viageros samiel. Los cuerpos animados lo reconocen prontamente por la alteracion que experimentan: el pulmon, por lo demasiado enrarecido del ayre, padece mucho en la respiracion, la qual es corta y fatigada; el cutis se deseca, y se padece un ardor interior que devora; por mas agua que se beba, no se restablece la transpiracion. En vano se busca la frescura; los cuerpos que suelen tenerla, no la comunican: el marmol, el hierro, el agua, aunque el sol está entoldado, abrasan. Todos se acogen á sus casas, y reina un silencio como por la noche: los habitantes de las poblaciones se guarecen en sus casas, los del desierto en sus tiendas ó en los pozos, donde esperan hasta que pase la tempestad, Comunmente dura tres dias; si pasa de este termino, es insoportable. Desdichados de los que son sorprendidos de este viento en camino lejos de todo asilo ! tienen que sufrir todos sus tormentos, y á veces les

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