quatro mil hombres, y mataron mas de setenta y cinco mil Turcos. Esta pérdida de gente infundió en estos bárbaros el mayor odio contra los habitantes de Famagosta, y aun hoy les dura, pues está prohibido á todo Europeo el entrar ó salir á caballo. Esta ciudad no ha perdido nada en lo exterior de su antigua construccion: los fosos estan enteramente secos, y las murallas se conservan en buen estado, á excepcion de algunas torres, que fueron maltratadas por la artilleria turca, y que no se han reparado. Pero no es lo mismo en lo interior; no se encuentra por las calles mas que ruinas y escombros: es inmenso el número de las iglesias demolidas : me han asegurado que en tan corto recinto habia doscientas iglesias, y las ruinas que se ven, hacen creible este número. La mas distinguida que se conserva es la catedral latina de San Nicolás, que es la principal mezquita. Es digno de notarse que solamente los Griegos tienen una iglesia en Famagosta, pues el bárbaro Mustafa no quiso permitir á los Latinos ningun templo, ni casa alguna propia. La ciudadela no está maltratada, y encierran en ella á los malhechores y á los reos de estado del imperio Otomano. En lo interior de la ciudad se ven las ruinas del edificio, que servia para construir las galeras. Por el lado del norte cerca de los muros se ve la fundicion de cañones muy bien conservada, donde todavia se ven los instrumentos necesarios para la fundicion. En la plaza al lado del palacio del gobernador está la armeria, en que hay todo género de armas y armaduras del tiempo de los Christianos , y aun otras mas antiguas. Hace algunos años que tapiaron las puertas y ventanas de este edificio, para impedir que el pueblo en caso de motin se provea allí de armas. En las murallas hay algunos cañones, pero desmontados é inservibles. ¡Quién creyera que en esta ciudad apenas hay en el dia doscientos habitantes! pero la barbarie de los Turcos todo lo hace creibte. Las casas antiguas estan continuamente en venta, y no las compran sino para demolerlas y aprovecharse de las maderas. Son muchas las que ya han sido destruidas de este modo; y como está prohibido rigurosamente sacar los demas materiales, por todas partes no se ve mas que montones de piedras. La ciudad está gobernada por un agá, que corre tambien con la aduana del poco comercio marítimo que allí se hace : hay ademas un juez, un comandante del castillo con algunos genízaros. No hay ningun comercio en Famagosta; solo suelen venir á su puerto algunos navios á reparar sus averias. En las cercanias de Famagosta á lo largo de la orilla del mar hay varias huertas, en que se crian muchos naranjos, limoneros y otros árboles de esta especie: los campos sembrados de algodon y de moreras tienen muy bello aspecto. El ayre de las cercanias no es el mejor de la isla : esta malignidad proviene de las aguas estancadas y corrompidas del lago de Constancia, que en estío con el ardor del sol se convierte en un cenagal pestífero. Este lago se formó desde que el rio Pédicus fue apartado de su antiguo curso, y no tiene ya su desembocadura, como antiguamente, entre Famagosta y Salamina. A seis millas de Famagosta al oriente está la antigua ciudad de Salamina , cuyo fundador fue Teucro, á quien su padre Telamon habia desterrado de la isla de Salamina, su patria. Este ilustre desterrado, para conservar la memoria de su patria, hizo construir aquí la nueva Salamina, de lo qual hace mencion Horacio en la Oda séptima del libro primero. Los Sarracenos la destruyeron en tiempo del emperador Heraclio, y nunca ha vuelto á ser reedificada. No ha quedado ningun edificio que nos pueda dar idea de lo que fue antiguamente: no se ve mas que columnas derribadas y esparcidas por aquel terreno, montones de piedras ennegrecidas con el tiempo, y las ruinas de un edificio, que parece fue un templo. Tenia un puerto, que despues se llamó de Constancia, cuyos rastros aun se descubren, aunque ya está cegado. Esta ciudad produxo hombres célebres en la antigüedad, y en la historia de Beda se hace mencion de muchos varones ilustres en la religion christiana. Siguiendo la costa de Salamina siempre hácia el levante, se entra en la parte de la isla que llaman Carpasso, la qual se extiende hasta el Cabo de San Andres. El Carpasso es abundante en seda y algodon: á las orillas del mar hay bosques de olivos, que en el dia son estériles : los habitantes de la isla y aun los de la costa de Siria vienen aquí á proveerse de leña, para lo qual tienen toda libertad. Las grandes ventajas de la fertilidad de esta isla se halla compensada con la plaga de langosta, que suele hacer los mayores estragos. Las nubes de estos insectos son tan extensas y espesas, que cubren el sol; donde quiera que se sientan, lo dexan todo asolado en un momento, de suerte que parece han quemado todas las plantas. Antiguamente los habitantes hacian los mayores esfuerzos para destruir estos insectos tan perjudiciales, buscando y destruyendo sus huevos; pero los Turcos tienen prohibido este recurso, porque segun sus falsas ideas del fatalismo tienen por delito el oponerse á esto que llaman castigo de Dios, por lo que los Griegos no se atreven á destruir los nidos de sus huevos, y así se propagan libremente. Por todos los campos de la isla se ven con frecuencia ruinas de templos y ciudades, de cuyos nombres apenas ha quedado una confusa memoria: este es un espectáculo que se encuentra en todos los paises dominados por los Turcos. Habiendo vuelto á Salinas, fui á ver el lago de este nombre, que tenia antiguamente doce millas de circunferencia, y han desecado parte de él, para cultivarlo. El parage en que se forma la sal, tiene algo mas de dos millas de extension, y no dista del mar mas que unos doscientos pasos. Las lluvias del invierno llenan el lago; en estío el ardor del sol hace evaporar parte de estas aguas, y se forma en la superficie una costra de un palmo de grueso, que en muchos parages cubre casi igual cantidad de agua. El mar no tiene comunicacion con el lago; solamente habia unos canales anchos para que fuese á descargar en su seno el agua sobrante del estanque ó lago, cuya superabundan cia seria un obstáculo para que se quajase la sal: estos canales estan en el dia cegados, y sus puentes destruidos. La recoleccion de la sal se hace por el mes de agosto, y á esto llaman el rompimiento de las salinas: los habitantes cuidan siempre de executarlo antes de las primeras |