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sino algunos zurrones de cochinilla y otros géneros, conducidos por algunas embarcaciones Venecianas ó Raguséas.

No queda ya casi nada del antiguo edificio circular, llamado la torre de San Luis, que existia en Damieta no hace muchos años: no se ve ya mas que un lienzo de la muralla: es de ladrillo y de una argamasa tan dura como el ladrillo. Los materiales de esta torre fueron empleados en la construccion de uu fortin, que Mahomed-Bey-Abudhabad hizo construir precipitadamente por temor á los Rusos; pero como no supo elegir un terreno bastante firme, casi todo se ha arruinado.

Al oriente de la ciudad hay dos eminencias formadas de ruinas, en una de las quales se ve todavia un pedazo de muralla de ladrillo, notable por su solidez, y dicen que fue de un castillo antiguo. Desde esta altura se descubre el campo de batalla, en el qual despues de una accion muy sangrienta entre Christianos y Sarracenos fue hecho prisionero San Luis, rey de Francia. Este parage se llama el campo de sangre, porque dicen que el terreno quedó cubierto de sangre por mucho tiempo.

Damieta no contiene ninguna cosa notable, sino dos mezquitas, la una muy rica, que proviene de la misma fundacion que la del Cairo, llamada Jama-el-Azher, y mantiene de quinientos á seiscientos pobres, por la mayor parte ciegos ó paralíticos. La otra mezquita es muy antigua y famosa, y segun dicen, fue construida sobre las ruinas de una iglesia Christiana: añaden, que parte de este primer edificio subsiste todavia debaxo del nuevo, pero este está abandonado, y se va arruinando por todas partes. Han tapiado la puerta por donde se entraba á los subterráneos : la mezquita es muy espaciosa, y contiene gran número de columnas de marmol. Una de ellas tiene fama entre esta gente supersticiosa de curar la ictericia, por lo que vienen á rasparla, para beber aquel polvo mezclado con agua. Damieta contiene catorce mezquitas, por donde se puede hacer juicio de su poblacion: no hay caravansera, pero un convento griego sirve para alojar á los forasteros.

El lago Menzalé tiene algo mas de treinta millas de largo: está cubierto de pequeñas embarcaciones, que se emplean en la pesca, y en pasar á las islas de que está lleno. Esta pesca se reduce á unos peces insípidos y mal sanos, que secos ó salados sirven de alimento á la clase infima del pueblo, y principalmente los Christianos hacen gran consumo de ellos en sus ayunos y quaresmas, que son muy frecuentes. Las islas desiertas esparcidas por el lago estan llenas en otoño é invierno de aves aquaticas á las quales cazan con redes. El agua del lago es salobre, pero no salada en extremo. En sus orillas se ven algunas ruinas de la antigua ciudad de Tanis en el parage donde entra el brazo del Nilo, que se halla mas al oriente, y que por esto se llamó Tanítico. Las manufacturas de Damieta se reducen á varias telas de algodon, y algunos lienzos para los baños y otros usos domésticos.

Saliendo del Egipto por el istmo de Suez que separa la Africa del Asia, y siguiendo el Mediterráneo, se entra en una provincia del imperio Turco, conocida en Europa con el nombre de Siria ó Suria. Este nombre, que como otros muchos nos ha sido transmitido por los Griegos, es una alteracion del de Assiria, introducido entre los Jonios que frecuentaban sus costas, despues que los Asirios de Nínive reduxeron á su obediencia esta provincia. Por esta razon el nombre de Siria no tuvo al principio la extension que ha tomado después: no se comprendia en ella la Fenicia ni la Palestina. Los actuales habitantes, que segun el uso constante de los Arabes no han adoptado la nomenclatura griega, no conocen el nombre de Siria, y la Haman Bar-el-Cham, que significa pais de la izquierda. Esta denominacion de pais de la izquierda en contraposicion con el Yemen ó pais de la derecha, hace relacion á la Meca, que está en medio de estos dos paises.

Considerando la situacion geográfica de

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la Siria se advierte, que este pais en cierto modo no es mas que una cordillera de montañas, que de una rama principal se distribuyen á derecha é izquierda en varias direc ciones: la vista del terreno es análoga á esta exposicion. En efecto, ya se arribe á la Siria por las inmensas llanuras del desierto, ó por el mar, se descubre siempre desde lejos el horizonte cubierto como de una muralla nebulosa, que corre de norte á sur en todo lo que alcanza la vista: y á proporcion que se va acercando, se distinguen las puntas de las montañas, que ya aisladas, ya formando cordilleras, van á terminar en una linea principal que domina sobre el todo. Se sigue esta linea sin interrupcion desde su entrada por el norte hasta la Arabia. Primeramente estrecha el mar entre Alexandreta y el Oronte; y despues de haber dexado libre el paso á este rio, se dirige hacia el mediodia apartándose un poco de la ribera, y con una cordillera seguida se prolonga hasta el nacimiento del Jordan, y despues se divide en dos ramales, para rodear este rio y sus tres lagos.

Estas montañas, variando de niveles y de situaciones, tienen tambien diferentes formas y aspectos. Entre Alexandria y el Oronte los pinos, encinas, boxes, laureles y mirtos que las cubren, dan al pais un aspecto muy agradable que recrea la vista del viagero. Se en

cuentran tambien en algunas laderas chozas rodeadas de higueras y de viñas, lo qual sirve de alivio en un camino tan penoso, donde siempre se va subiendo ó baxando cuestas. Los ramales inferiores, que se dirigen al norte de Alepo, no presentan mas que peñascos pelados sin ninguna verdura, ni aun tierra. Al mediodia de Antioquia y sobre el mar las laderas producen olivos, viñas y tabaco; pero por el lado del desierto, la cumbre y las faldas de estas montañas son una serie continua de peñascos blancos. Hácia el Líbano las montañas se elevan, y sin embargo en algunos parages se puede cultivar la poca tierra que tienen, á fuerza de industria y trabajo. Allí entre los peñascos se descubren algunos cedros, restos misera bles de aquellos famosos cedros del Líbano, que eran el emblema de la robustez y lozania: no han quedado ya mas que quatro ó cinco que conserven la imagen de lo que fueron. Saliendo del pais de los Drusos las montañas son mas baxas, no tan asperas, y se prestan al cultivo: vuelven á elevarse al sudeste del Carmelo, y se cubren de árboles de bella perspectiva ; pero adelantándose hácia la Judea, pierden su verdura, estrechan los valles, se vuelven áridas y escabrosas, y cerca del mar Muerto no son ya mas que un cúmulo de peñascos asperos llenos de cavernas y precipicios. Este terreno

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