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LIBRO SÉPTIMO

GOBIERNO DE RUIZ HUIDOBRO

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Don Pascual Ruiz Huidobro.—Sus primeros actos de gobierno. - Relaciones políticas entre España é Inglaterra.-Don Francisco Miranda y sus proyectos de independencia americana. Apresamiento de Bustamante y Guerra. -- Expedición de Popham contra Buenos Aires.— Capitulación y entrega de la ciudad. — Montevideo se prepara á reconquistarla. - Primeras medidas de Ruiz Huidobro. - Actitud enérgica del Cabildo. — Donativos populares. - Don Santiago Liniers. — Se le comete el mando de la expedición reconquistadora. — Marcha de la expedición. Reconquista de la ciudad. Agradecimientos del Cabildo y del Virrey.-Honras concedidas por el Rey á Montevideo. El marqués de Sobremonte se traslada al Uruguay.-Amagos de una nueva expedición inglesa.- Bombardeo de Montevideo. -Toma de Maldonado y Gorriti. - Vituperable conducta de las tropas inglesas. -Combate de San Carlos. Llegada de Auchmuty y su marcha sobre Montevideo. - Intimación de los generales ingleses.-Combate del Buceo.-Salida del día 20.- Reacción tardía en Buenos Aires.- Desconfianzas y tumultos en Montevideo. Los ingleses asaltan y rinden la ciudad. Su conducta en los primeros momentos del triunfo.-Su juicio sobre la sociabilidad montevideana.- Primera publicación periódica. - Ocupación de Canelones, San José y Colonia.-Organización de la milicia inglesa.-Conspiración descubierta.- El coronel Elío. - Llegada de Whitelocke. Se decide á marchar sobre Buenos Aires.- Estado de la opinión en aquella ciudad. --La ataca Whitelocke y es vencido. - Capitula y entrega todos los puntos ocupados en el Uruguay.-Restablecimiento de las autoridades españolas.-- Cartas satíricas del Cabildo de Montevideo. - Providencias militares de Elío.

(1804-1807)

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El sustituto de Bustamante era D. Pascual Ruiz Huidobro, brigadier de Real armada, á quien la Corte había

DOM. ESP.

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II.

24.

provisto Gobernador desde 14 de Julio de 1803 por Cédula correspondiente (1). Su carácter firme y la buena opinión que gozaba, habían influído para promoverle al gobierno de Montevideo, que ocupó en los primeros días del año 1804.

Señaláronse sus actos iniciales por la prosecución de las mejoras que había alentado su antecesor. De acuerdo con el Cabildo, destinó buenas sumas á la compostura de caminos, construcción de edificios públicos y limpieza de la ciudad. Dióse comienzo bajo su administración á la obra de la nueva casa capitular, presupuesta en más de 83,000 pesos, y se consagró la Matriz que acababa de construirse. Con motivo de la propagación de la fiebre amarilla, importada por la fragata San Telmo de Málaga, se agitó la idea de formar un lazareto, contribuyendo cada uno de los miembros del Cabildo de su peculio propio con una cuota, y asignándose 4,600 pesos del ramo de carnes para aumentar los recursos destinados á ese fin. Todo lo que miraba al progreso material y al bienestar público fué atendido. Se creó una Alhóndiga provisional en el Cordón para expender trigo al público, matando así el monopolio de los panaderos, que compraban todo el grano y vendían el pan á precio antojadizo. Para complemento de estos progresos, introducía el portugués Antonio Machado en el siguiente año la vacuna.

Entre tanto, daba la vela para España D. José de Bustamante y Guerra, al mando de las fragatas Medea, Fama, Clara (ó Flora según otros) y Mercedes, conduciendo 5:000,000 de pesos y un considerable cargamento de efec

(1) L. C. de Montevideo,

tos. La Medea y la Fama llevaban caudales de Montevideo por valor de 1:564,542 pesos, siendo dinero

y efec

tos de Lima, lo que constituía el cargamento de las otras dos naves (1). No se presumía que esta preciosa carga pudiera ser objeto de atropellos, desde que España estaba en paz con las demás naciones, bien que marchando á remolque de Napoleón, mas no por eso en hostilidad abierta con ninguno. Sin embargo, Inglaterra miraba de reojo semejante actitud de una potencia que había sido antes su aliada, y temía que la abundancia de recursos con que pu diera suplir las escaseces del francés, le aportaran á ella dificultades y tropiezos en sus negocios políticos. Basándose en tales cavilosidades, el Gabinete de San Jorge se mostraba propicio á la guerra, y no faltaban instigadores que le señalasen este camino, como el único capaz de proporcionarle gloria y lucro. Particularmente en lo relativo á las posesiones españolas de América, convenía el Ministerio dominante en hacerlas objeto de atrevidas empresas, siendo de larga fecha la elaboración y trama de un oscuro plan á este propósito, en que las intrigas de vulgares conspiradores tenían oídas en los consejos de los más encumbrados magnates británicos. Un individuo, sobre todos, parecía merecer la mayor confianza de los políticos ingleses en punto á proporcionarles los datos que necesitaban; bien que en el fondo llevasen la mira de engañarle, como sucedió.

Vivía por entonces en Inglaterra, en calidad de agitador político, D. Francisco Miranda, sujeto tan falto de sen

(1) Mariano Torrente, Historia de la Revolución hispano-ameri

cana; I, I.

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tido práctico como lleno de planes gigantescos. Natural
de Caracas, donde naciera en 1750 de una familia ignóbil
aunque rica, abrazó la carrera militar, obteniendo en Es-
paña el grado de capitán. Tomó parte con ese empleo
y como súbdito español en la guerra de la independencia
de los Estados Unidos, contaminándose de las ideas revo-
lucionarias que allí bullían, y concibiendo al calor de la
ayuda oficial que prestaban las tropas de España y Fran-
cia á los anglo-americanos, el plan de independencia que
le trabajó de ahí para adelante. Sea porque se trasluciera
en el ejército su modo de pensar, ó porque su carác-
ter inquieto le llevara á la insubordinación, fué proce-
sado en la isla de Cuba, teniendo que escapar
que escapar de allí para
Europa, cuyo continente viajó casi todo, estrechando en
Rusia personales relaciones con la Emperatriz Catalina II.
De aquella Corte pasó para Francia, entrando al servicio
de la Revolución y distinguiéndose en 1792 y 1793 en la
guerra contra Prusia y en la conquista de Bélgica; pero
habiendo obtenido mandos superiores á órdenes de Du-
mouriez, dió fiasco en ellos y perdió su crédito militar.
Preso y sometido al tribunal revolucionario, fué absuelto,
obteniendo su libertad á condición de abandonar el terri-
torio francés (1).

Pasó á Londres en 1797, cuando los ingleses acababan de arrebatar á España la isla de Trinidad en Venezuela, diciéndose de acuerdo con varios individuos de América para proponer la independencia de este continente, y tuvo vistas con algunos personajes políticos á fin de comprome

(1) José Manuel Restrepo, Historia de la Revolución de la República de Colombia; I, II, I.

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