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OTRAS FUNDACIONES DE SANTO TORIBIO

I

EL MONASTERIO DE LAS DESCALZAS

IOSE licencia para fundar este monasterio en el

año de 1598. Como entonces encontrábase Santo Toribio en la visita pastoral, en la villa de Pisco, el auto de fundación está firmado por el Provisor y Vicario General, doctor don Pedro Muñiz. Verificóse la instalación solemne del monasterio en 1603, presidiendo á ella el doctor don Miguel Salinas.

De los comienzos de este monasterio habla así el P. Cobo en su Historia de Lima:

"Hubo en esta ciudad una señora principal llamada por nombre doña Inés de Sosa, hija de uno de los primeros pobladores de ella llamado Francisco de Talabera; fue primera mujer de don Francisco de Cárdenas, caballero bien conocido por su mucha calidad, la cual deseosa de fundar este convento dio para ello catorce mil pesos, en unas casas principales, aunque murió antes que tuviese efecto.

Ayudó también á esta obra una mujer principal llamada Ana de Paz (1), con una heredad de valor de seis mil pesos y con este caudal se comenzó el edificio; despertó la devoción de estas dos mujeres y de otras personas, para que ayudasen con limosnas á esta santa obra, una monja de la Concepción, de ejemplar vida, llamada doña-Inés de Rivera, natural de Medellín en España, y criada desde niña en Chuquisaca, adonde la trajeron sus padres. La cual era hermana de aquel famoso capitán Rodrigo de Flores, Marqués de Mostaya. Acabada de edificar la casa vinieron á ella las fundadoras, monjas que para su institución salieron del convento de la Concepción. Trajéronlas en una procesión muy solemne, con el Santísimo Sacramento y la imagen de San José, á quien escogieron por su patrón tutelar de esta Iglesia; lo cual pasó día del mismo santo á diecinueve de marzo de mil seiscientos dos, y fue su primera Abadesa la sobredicha doña Inés de Rivera, que en este nuevo convento se puso Leonor de la Santísima Trinidad; la cual habiendo vivido en el de la Concepción veintiocho años, con raro ejemplo de virtud, pasó á gobeinar este Monasterio, por haber sido fruto de su solicitud y fervorosa oración, con que muchos años lo había pedido á Dios Nuestro Señor, el mismo día que se pobló; y gobernólo hasta su muerte, que fue por fin del año de mil seiscientos veinticuatro. Está este convento en la plaza de Santa Ana, tiene bastante

(1) Doña Ana de Paz fue viuda del licenciado don Francisco Cayo. A. iniciación de Fr. Roque de San Vicente, religioso agustino, hizo donación en favor y para la fundación del monasterio de las Descalzas de San José, de una chácara de pan llevar, según escritura de 26 de mayo de 1595, con la condición de que sobre ella quedasen reconocidos tres mil pesos de á nueve reales, para que los trescientos de sus intereses sirviesen de cóngrua al capellán de una buena memoria que fundó en el mismo convento. Mendiburu, Diccionario histórico biográfico del Perú, tom. VI.

sitio, y una Iglesia capaz y de buena fábrica (1), con la nave mayor cubierta de rica y curiosa lacería, y un clérigo capellán que celebra cada día. Tiene al presente ochenta monjas, las cuales hacen vida muy austera y dan á esta república muy grande edificación con su grande observancia".

El 19 de enero de 1606 la Santidad de Paulo V, aprobó y confirmó la nueva fundación de Recoletas Descalzas de San José, sujetándolas al Ordinario de Lima.

En este monasterio florecieron desde sus principios, por sus virtudes, muchas religiosas, además de la primera abadesa. Cítanse, entre otras, Sor Ana de la Santísima Trinidad y Sor Jerónima de San Francisco; ambas están sepultadas en el coro. De la vida y virtudes de la segunda, para solicitar su beatificación, siguióse información ante el canónigo don Francisco Godoy, que fue Obispo de Guamanga, la cual se conserva en el archivo del monasterio, según afirma Mendiburu.

Calancha escribió la vida de Catalina de Arroyo, donada, también de las Descalzas, que sobresalió por su linaje y virtudes y de quien fue confesor.

Asimismo, hablan las crónicas de Ana María de la Egui. Era esta viuda del general Hernando de Lugones, noble y rico, é hijo de don Jerónimo de la Egui y que después de viudo fue canónigo del coro de Lima en 1611. Nació en Valencia, sirvió el puesto de secretario de la Inquisición, dio al monasterio una heredad por valor de catorce mil pesos, habiendo muerto el 23 de mayo de 1614.

(1) Sirvió de arquitecto el agustino Fr. Jerónimo Villegas.

Doña Bárbara Cartagena de Rengifo, que tanto contribuyó á la fundación del colegio de la Compañía de Jesús en Lima, no quiso profesar en las Descalzas de San José hasta su muerte, para que su renta de encomienda de indios aprovechase al monasterio.

II

LA CASA DEL DIVORCIO

Consta esta fundación de Santo Toribio aparte de otros documentos que traen los cronistas, de la carta que el mismo Arzobispo escribió en el año de 1602 al Rey, pidiendo merced de alguna renta para poder sustentar á las mujeres pobres que allí entraren.

Como esta carta es inédita, la damos en seguida:

Señor:

En el Monasterio de Santa Clara que ha hecho Francisco de Saldaña en esta ciudad, está una casa dentro de la cerca del mismo Monasterio, con pared en medio que lo divide, sin poder hacer la comunicación, para mujeres recogidas,con iglesia,patio, portería, celdas, tornos, locutorios, y buena y mucha anchura para oficinas y lo demás necesario,donde entran y se admiten mujeres que piden divorcio y doncellas pobres é hijas de personas que van á esas partes, y á otras que no tienen donde dejarlas; obra esta de gran servicio de Dios, y que ha dado mucho contentamiento en este reino. Será gran servicio de Nuestro Señor,quevuestra Majestad le haga merced á esta casa de alguna renta, para poder sustentar las mujeres pobres, que allí entraren, donde estando recogidas, se excusarán de acompañamientos, vestidos y otros gastos, á lo cual estando fuera, no podrían

acudir y por ventura no oír misa, en razón de no tener cómodo para ello, y cesará, asimismo, la ocasión de estar vagando en ofensa de Dios, las mujeres de divorcio por no tener los maridos con qué sustentarlas. Y esta casa ha costado mucho el fabricarla,y se va continuando y prosiguiendo en ella. Ha mucho tiempo hay mujeres doncellas, hijas de gente pobre y de divorcio, con una mujer honrada y principal que puede gobernar cualquier monasterio, donde las tiene con mucho recogimiento y clausura, á la cual casa he ayudado con todas mis fuerzas, diligencia y cuidado, con deseo de proseguirla adelante, entendiendo ha de ser negocio para gran gloria y honra de Dios, el que guarde la católica persona de vuestra Majestad.

Lima, veintinueve de abril de mil seiscientos dos.

EL ARZOBISPO DE LOS REYES (1).

Las religiosas de Santa Clara se dieron por ofendidas, dice Montalvo, de semejante vecindad, "juzgando poco decorosa aquella cercanía, que desfiguraba la perfección y clausura de su estado". Trataron, pues, de desviarla, é hicieron instancias para este fin ante Santo Toribio, quien estimando justificada su pretensión, les concedió facultad de que pudiesen disponer la mudanza del recogimiento.

Compróse con tal intento, á costa del monasterio otro sitio bien distante (2) donde se les labró cómoda habitación para el modo de vivir de aquellas mujeres, quedando al convento el que antes tenía.

El 24 de diciembre de 1609 se trasladó todo el recogimiento de mujeres divorciadas á su nueva casa,

(1) Archivo de Indias, inéditos sobre Santo Toribio.
(2) La casa que hoy ocupa la sociedad de Beneficencia.

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