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APÉNDICE

I

INFORME DEL GOBERNADOR GARCÍA DE LOYOLA SOBRE LOS SERVICIOS DE PEDRO CORTES MONROI, DADO EN CONCEPCION A 25 DE JUNIO DE 1595

"Martin García de Oñez i Loyola, caballero del órden de Calatrava, gobernador, capitan jeneral i justicia mayor en este reino i provincias de Chile, certifico al rei nuestro señor i su real consejo de Indias cómo al tiempo que, por el mes de octubre de noventa i dos, entré en el gobierno de este reino, hallé en él al capitan Pedro Cortes de Monroi ocupado en el servicio real, i teniendo noticia de su mucha esperiencia, le envié desde la ciudad de Santiago a la de la Rica, a dar la órden de la suerte i modo que los caudillos de los fuertes de los términos de la dicha ciudad, llamados Juan Beltran i Pedro Núñez, habían de hacer la guerra a los naturales rebelados, i habiéndosela dado, volviéndose a juntar conmigo, tuvo noticia de que los enemigos querían dar sobre el fuerte de Maquegua, términos

de la ciudad Imperial, donde estaban de presidio algunos españoles en defensa i amparo de muchos naturales que en él estaban de paz, i habiendo tenido la misma nueva el coronel Francisco del Campo, a cuyo cargo estaba, se juntó con él, i entrando en consulta de lo que en el caso se debía hacer, salió de acuerdo fuesen al dicho fuerte de Maquegua a dar el órden que habían de tener los que dentro estaban, por si los enemigos llegasen, por ser como era la dicha nueva mui viva i cierta, como en efecto se hizo, ordenando se pusiese una centinela fuera del dicho fuerte que descubriese la llegada de los enemigos, i asímesmo se diese fuego a una casa de paja que estaba a una esquina fuera del dicho fuerte, que sirviese de seña i aviso al dicho coronel i capitan Pedro Cortes, por les haber parecido se emboscasen media legua del dicho fuerte, en parte cómoda i secreta, i no quedarse dentro dél, porque no fuesen sentidos de alguna espía i dejasen de acometerle a fin de aguardar otra mejor ocasion, i estando emboscados, como dicho es, i puesta la dicha centinela, llegaron los dichos enemigos, i poniéndose de emboscada, arrimados casi al propio fuerte, tuvieron tales intelijencias que tomaron la dicha centinela a manos secretamente, sin que por los del dicho fuerte fuesen sentidos, i subiendo en sus caballos el dicho coronel Francisco del Campo i capitan Pedro Cortes, tan solamente los dos, i saliéndose un poco fuera del sitio i lugar donde, segun dicho es, estaban emboscados, i echando los ojos hacia el fuerte, vieron levantarse un humo, i reparando i considerando en ello el dicho capitan Pedro Cortes, dijo al dicho coronel estaba en duda si era la seña ordenada o nó aquella que parecía. Respondió no ser aquélla por parecer en diferente parte donde estaba señalado, a lo cual fué de parecer el dicho capitan Pedro Cortes se enviase jente a reconocer i saber lo que era, por lo que podría suceder, en conformidad de lo cual el dicho coronel, viendo ser negocio conveniente, luego despachó al dicho efecto cuatro soldados buenos, i estando metidos dentro del dicho fuerte, a mui poco rato, uno de ellos se salió fuera dél a manijar un caballo, el cual descubrió los enemigos, i casi a las puertas, que de golpe pretendían entrar, i revolviendo tocó a arma, dando aviso a los del dicho fuerte, que, por haber muerto, segun dicho es, la centinela i tomádola

a manos, estaban descuidados, i los dichos enemigos se entraron por las puertas dichas, sin que pudieran ser resistidos, i le ganaran, destruyeran, i asolaran, i mataran los naturales, mujeres i niños que dentro estaban, i, mediante el buen conocimiento que en esta i en otras ocasiones de ciencia de guerra el dicho capitan Pedro Cortes tuvo, ha tenido i tiene, se alcanzó una notable victoria, porque el humo ántes dicho fué en diferente parte, i con la prevencion del despacho de los dichos soldados fué causa se hiciese la seña de fuego ordenada, i señalada en manera que, en la distancia de la dicha media legua, pudo ser vista i conocida por el dicho coronel Francisco del Campo i el dicho capitan Pedro Cortes, a que, con toda la presteza posible salieron al encuentro, con grandísimo riesgo, i peleando con ellos, fueron vencidos i desbaratados, con muerte de mucha cantidad de ellos, prendiendo i rindiendo algunos, que fué suceso de grandísima importancia, por haberse librado el dicho fuerte del poder de los enemigos, que, por todas partes, por estar las puertas cerradas, se estaban procurando derribar los lienzos i paredones, i quitádoles el mal designio con que le habían acometido, que era, despues de destruido i quitádole de allí, pasar luego adelante con la victoria, e ir dando fuego i matando todo cuanto hallasen de paz en los términos de la dicha ciudad, hasta llegar a Rangalican, que es todo el sustento de ella para cuya defensa i amparo está puesto el dicho fuerte i presidio, que es i ha sido la mas importante que hai en aquellos lugares, i habiéndose conseguido la dicha victoria i efectos tan señalados i buenos, el dicho capitan Pedro Cortes, prosiguiendo su viaje, se vino a juntar conmigo, i entró en mi compañía a las provincias de Arauco i Tucapel, donde se talaron los lebos de Lebo, quebradas de Lincoya, Tucapel, Paicaví i parte de Angolmo, i de vuelta, haciendo mucho daño a los enemigos, volvió en mi compañía por la costa corriendo por Pangue i Pailataro, Quiapo, Quidico i otras provincias, donde se redujeron los lebos de Millarapue i Lavapié, i despues de asentada la paz con ellos, i dado órden en el fuerte de Arauco, dejando fuerza suficiente, subió en mi compañía a la ciudad de la Imperial i otras, en cuyos términos, i en las guasavaras i talas que dí e hice en la ciénaga de Puren, Coyuncos, i prision de los mulatos, caudillos

de los enemigos, fué uno de los capitanes de mas importancia, i habiendo conseguido muchas victorias fué uno de los que subieron conmigo, llevando la vanguardia, a los fuertes de Catirai i provincias de Mareguano, i habiendo talado muchas ranche• rías i comidas el verano siguiente, se halló en la fundacion de los fuertes de la Cruz i Jesus, en la ribera de Biobío, de adonde, en todo aquel verano i parte del invierno, acudió como diestro capitan en mi compañía, i por sí solo a muchas i diversas corredurías i efectos de mucha importancia, descubriendo diversos caminos para reconocer los sitios de los fuertes de Laulamilla i otros en que estaban fortificados los enemigos, en los cuales hubo diversas guasavaras, i despues de haberles hecho muchos daños, i muertos i presos muchos enemigos, el verano siguiente, prosiguiendo el servicio real, se halló en mi compañía en la fundacion del nuevo fuerte de Jesus, de la provincia de Gualqui, i fundacion i poblacion de la nueva ciudad de Santa Cruz, que en nombre del rei nuestro señor poblé en la provincia de Catirai, de donde por todo el dicho verano se hicieron diversas corredurías, malocas i daños a los enemigos comarcanos, siendo el dicho capitan uno de los capitanes que mas se señalaron en consejos de guerra i los demas del real servicio, i despues de haber hecho grandes daños a las provincias de Talcamávida, Curalebo, Laulamilla, Catirai, Millapoa, Mareguano i Tabolebo, Pirimávida, fué el dicho capitan al socorro que envié a los de la aillaregua de Arauco contra los de Tucapel, despues de lo cual, al tiempo que estaba todo lo demas a pique de alzarse, el dicho capitan Pedro Cortes entró en mi compañía en la correduría que hice en las aillareguas de Catirai, entrando por las faldas del dicho fuerte i secreto camino de los enemigos, que en la cordillera de los pinares tenían encubierto cuanto a que el reino se descubrió, que era asaz el mayor que ellos tenían contra sí, porque por allí se les puede entrar a hacer la guerra con facilidad a las partes donde ellos tenían por inespugnable e imposible la entrada, i descubriéndola pasé por él a las provincias de Tucapel atravesando todas las cordilleras i lugares fuertes de los enemigos, i corriendo por las provincias de Tucapel, Lincoya i otras muchas, i habiendo hecho grandísimos daños a los enemigos, volví a la provincia de Millapoa i

ciudad de Santa Cruz, donde, por los muchos daños i continua guerra que le hice a las dichas provincias de Talçamávida, Curalebo, Laulamilla, Catirai, Millapoa, Mareguano, Tabolebo i demas de la dicha aillaregua, dieron la paz i obediencia a su majestad, siendo el dicho capitan Pedro Cortes el capitan que mas asistió, siempre en mi compañía, así en los consejos como en los efectos de ellos, i mas singular en la intelijencia del hacer de la guerra que se ha hecho, de donde han resultado los efectos de paz que es público i notorio, i asimismo estoi informado de los antiguos de este reino, de mas de la publicidad i fama notoria que en todo él hai, que entró en compañía del marques de Cañete, don García de Mendoza, gobernador que fué de este reino, habrá cuarenta años, poco mas o ménos, i sirvió en toda la guerra i conquista que hizo a los rebelados, hallándose con él en el primer fuerte que hizo en esta ciudad de la Concepcion, saltando en tierra, al cual acometieron mucho número de enemigos, i se halló con él peleando hasta que fueron desbaratados i muertos muchos de ellos, de donde fué en su compañía prosiguiendo la dicha guerra, pasando por el gran río de Biobío, i estando sitiado el campo en el sitio que llaman las Lagunillas, legua i media del río de Biobío, fué acometido segunda vez de mucha cantidad de los dichos indios, que fué una batalla mui reñida, i el susodicho se halló con el dicho gobernador pelcando hasta tanto que fueron desbaratados i vencidos, con muerte de muchos, i de allí fué haciendo la guerra a la provincia de Arauco, i saliendo de ella, estando el campo alojado en el lebo de Millarapue, le tornó a acometer el enemigo tercera vez con mas fuerza i pujanza que en las pasadas, i se peleó con ellos hasta que fueron desbaratados, con muerte de mas de seiscientos indios, rindiendo mas cantidad de cuatro mil, hallándose personalmente el dicho capitan Pedro Cortes peleando en compañía del dicho gobernador, de donde salió haciendo la guerra hasta la provincia de Tucapel, e hizo allí un fuerte i presidio de soldados i jente de guerra, del cual se salía a muchas corredurías i tra-nochadas a los contornos del dicho fuerte, hallándose en todas ellas el dicho capitan Pedro Cortes, i enviando el dicho gobernador al capitan Jerónimo de Villegas a la reedificacion de esta ciudad con ciento i cincuenta soldados, fué uno de

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