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II

LOS SOLDADOS ESPAÑOLES EN LAS CAMPAÑAS DE ARAUCO. MATRIMONIO DE CORTES MONROI.

Pocas figuras despiertan mayor interes en la guerra contra los indíjenas de Chile que la de Pedro Cortes Monroi. Aunque en modesta cuna, tocóle nacer en la época del apojeo de España. Súbdito de Carlos V i de Felipe II, fué uno de aquellos soldados que contribuyeron en el siglo XVI al engrandecimiento de los dominios castellanos.

No tenia ilustracion, pero sí grandísimo valor i una tenacidad a toda prueba. Desde el año de 1557, en que habia llegado a Chile con don García Hurtado de Mendoza, hasta el de 1571, en que termina la relacion de méritos que se ha leido, habia manifestado dotes escepcionales como hombre i como militar. En este largo espacio de catorce años habia combatido sin descanso contra los indios araucanos.

Para apreciar qué fortaleza de ánimo debian de tener los soldados españoles en las campañas del sur de Chile, es necesario fijar la atencion en que esas campañas ofrecian todos los peligros de la guerra i ninguna de las ventajas de la paz. Las ciudades construidas por Pedro de Valdivia i por Hurtado de Mendoza solo encerraban casas de barro i de paja, i a menudo sus habitantes carecian de alimentos, que era necesario salir a arrebatar a los indios de las cercanías con las armas en la mano.

Por lo demas, los vecinos de Cañete, de Angol, de Concepcion, de Villarrica, de la Imperial vivian siempre temerosos de un asalto de los enemigos; i ¡cuántas veces sus recelos salieron fundados, i hombres, mujeres i niños tuvieron que abandonar sus casas para librar la vida! I, como si estos peligros no fueran bastantes, los terremotos i las inundaciones del mar i de los rios destruyeron en diversas ocasiones esas mismas ciudades, cuando empezaban a prosperar.

En los combates, el número de los indíjenas era considerablemente superior al de los españoles. En las batallas dadas por don García Hurtado de Mendoza solo habia de ordinario un soldado europeo por mas de diez enemigos. La desproporcion era mucho mas notable en los encuentros parciales, i en las campañas que hicieron los inmediatos sucesores de don García, pues éstos en raras ocasiones pudieron reunir un ejército tan numeroso como el que habia traido a Chile el hijo del virrei del Perú.

La lucha habria sido imposible para los europeos si los chilenos hubieran manejado armas superiores a las que conocian, i sobre todo si hubieran estado organizados con mediana disciplina militar. "Las armas con que pelean, escribe el cosmógrafo López de Velasco, refiriéndose a las de los indios de nuestro pais, son lanzas de veinte i cinco palmos, de que saben mui bien jugar, i macanas mui grandes, i hachas de hierro i de cobre i de pedernales, i flechas de pedernal i huesos i cañas tostadas....u (1)

Los soldados españoles empleaban un arma viva que les permitia combatir con numerosos ejércitos de indios, porque introducia en las filas de éstos verdadero terror, sobre todo en los primeros años de la conquista, i facilitaba a sus dueños un camino seguro para la fuga: de ordinario montaban en buenos caballos, adiestrados a la pelea.

(1) Feografia i descripcion universal de las Indias, recopilada por el cosmógrafo-cronista Juan López de Velasco desde el año de 1571 al de 1574, publicada por primera vez en el Boletin de la Sociedad Jeográfica de Madrid, con adiciones e ilustraciones por don Justo Zaragoza. Madrid, 1894. Pájina 514 i siguientes.

Sus demas armas se dividian en dos clases: las unas de fuego, como arcabuces i cañones de pequeño calibre, i las otras, armas blancas, como lanzas, espadas, hachas de combate i mazas de hierro.

Es necesario tener tambien presente que los españoles combatian, o bien con armaduras completas de acero, o bien con corazas que les resguardaban el tronco del cuerpo.

La superioridad de las armas i las ventajas intelectuales de una civilizacion mas adelantada esplican los triunfos que obtenian diariamente pequeños grupos de soldados europeos contra centenares de indíjenas. En cambio, esta misma desproporcion en el número de hombres de uno i otro campo nos da la clave por qué la lucha volvia a encenderse con iguales caracté res de valor i de crueldad al principio de la primavera de cada año, i por qué la guerra de Arauco llegó a ser eterna.

Nuestro pais habia adquirido tanto en la Península como en las demas colonias de América la triste fama de sepultura de españoles, i mas de una vez sucedió que, a falta de voluntarios, el virrei del Perú se vió obligado a mandar al ejército de Chile individuos condenados a la deportacion.

La vida en los campamentos del Biobío era sin duda alguna mil veces mas insoportable que la que llevan los delincuentes en las colonias penales modernas. Es verdad que la mayoría de los conquistadores de nuestro pais pertenecian a las mas humildes capas sociales de España, que muchos de ellos no sabian leer ni escribir, i que casi todos tenian gustos groseros i se hallaban acostumbrados a la vida de aventuras; pero tambien es cierto que los peligros i los sacrificios casi diarios de las guerras de Arauco no podian compararse con ningun otro.

Cada uno de los conquistadores de América, se ha asegurado, tenia a su servicio un rebaño de yanaconas, de los cuales disponia a su antojo como si hubieran sido bestias de carga, sin obligacion de dar cuenta de ello a nadie. Hombres o mujeres, esos miserables indios eran verdaderos esclavos, que debian estar siempre dispuestos a satisfacer los caprichos i las pasiones del amo. Es mui sabido que los soldados de la conquista de Chile vivian en concubinato permanente con las indias que tomaban prisioneras.

Los placeres que debia proporcionarles este fácil comercio con mujeres de cultura tan inferior a la de ellos, i los servicios que efectivamente les prestaban en la vida diaria los yanaconas, no eran, sin embargo, bastantes para endulzarles las amarguras i sufrimientos que padecian en la guerra.

El ideal de cada uno de los soldados que tomaban parte en las campañas de Arauco consistia en retirarse lo mas pronto posible del servicio militar despues de haber alcanzado como premio una buena encomienda de indios. Con este objeto, cuidaban de levantar prolijas informaciones de los méritos contraidos en las guerras contra los indíjenas, i de presentar estos documentos debidamente autorizados a la consideracion del rei. Mui pocos, sin embargo, eran los que alcanzaban tales mercedes; ya sea porque los gobernadores de Chile se apresuraban a beneficiar con las encomiendas mas valiosas a sus capitanes distinguidos o a sus amigos íntimos; ya sea porque, a causa de la misma guerra i de la disminucion de los indios por los malos tratamientos, el número de encomiendas no era considerable en Chile.

Cortes Monroi, siguiendo el ejemplo de sus compañeros de armas, presentó, en 28 de noviembre de 1573, un pedimento a la real audiencia de Concepcion, para que, al tenor del memorial que acompañaba, sc levantase informacion de sus servicios (1).

El tribunal comisionó para recibir las declaraciones de los testigos al licenciado Torres de Vera i Aragon.

Durante dos semanas el oidor nombrado se ocupó en interrogar a doce soldados i capitanes, la mayor parte de ellos vecinos de las ciudades de Concepcion i de Castro. Entre estos testigos, merecen especial mencion el jeneral Martin Ruiz de Gamboa, quien debia gobernar interinamente a Chile de 1580 a 1583, i su sobrino Andres López de Gamboa, correjidor de la ciudad de Santiago en 1582.

Los doce testigos aseguraron la verdad de los hechos que se establecian en las preguntas, i bajo la fé del juramento declararon que Cortes Monroi, habia sido valiente soldado i súbdito leal durante mas de catorce años en las guerras de Arauco.

(1) En mi poder se halla una copia fidedigna de esta informacion.

Mas importante que estas declaraciones, sin embargo, fué el informe de la real audiencia que las confirmaba:

"Sacra Real Majestad. Pedro Cortes pidió en esta real audiencia se recibiese informacion de oficio, conforme a la real ordenanza, de lo que a V. M. ha servido en este reino; la cual se hizo, que es la que va con ésta. Parece por ella que ha diecisiete años que pasó a este reino desde el Perú, en compañía del gobernador don García de Mendoza, bien aderezado de armas i caballos, en cuya compañía todo el tiempo que gobernó, i en tiempo que gobernaron Francisco i Pedro de Villagran i Rodrigo de Quiroga i esta real audiencia, i despues que entró en este reino el doctor Bravo de Saravia, vuestro gobernador, hasta agora, siempre de ordinario se ha ocupado sirviendo a vuestra Majestad en la guerra contra los naturales rebelados, hallándose en muchas batallas i reencuentros contra ellos, peleando como mui valiente soldado, bien aderezado siempre de sus armas i caballos, sustentando su persona con lustre de hijodalgo, saliendo muchas veces mal herido; i que se le han encargado algunas cosas de guerra como hombre de esperiencia en ella, i que ha gastado cantidad de pesos de oro, i que está pobre, no parece habérsele dado repartimiento de indios, ni otro entretenimiento alguno, si no es son unos indios desterrados que en Coquimbo estan, que el doctor Bravo de Saravia, vuestro gobernador, le depositó para alguna ayuda a su sustentacion, entretanto que le daban de comer, i que es poco el aprovechamiento de ellos, de manera que no se puede con ellos sustentar, por lo cual nos parece que la merced que V. M. fuere servido de hacerle cabe bien en su persona, i la merece mui bien, segun su calidad i servicios. Nuestro señor la mui alta i mui poderosa persona de V. M. guarde, con acrecentamiento de nuevos reinos i señoríos. De la Concepcion, a catorce dias del mes de diciembre de mil i quinientos i setenta i tres años. Sacra Real Majestad. Besan las manos de V. M. sus criados, el doctor Bravo de Saravia, el licenciado Juan de Torres de Vera, el doctor Peralta..

Esta recomendacion tiene sin duda gran valor, porque partia del mas alto tribunal que hubiera en nuestro pais, i se aplicaba a un modesto soldado, pobre i sin alcurnia. Por desgracia, la

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