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El aniversario del 15 se celebró en el Teatro Nacional con un discurso de D. Ignacio Ramírez, El Nigromante, y un concierto en que cantaron la Sra. Manuela Gómez de Pineda, su marido Francisco Pineda, Eufrasia Amat, Pánfilo Cabrera y Juan Zanini.

El mes de Octubre principió con un notabilísimo concierto dado en el Gran Teatro la noche del día 1o por la Sociedad Filarmónica: después de la obertura de Emma de Antioquia, ejecutada por la orquesta, la Sra. Clotilde Espino de Cardeña y los Sres. Hermosillo y Balderas, cantaron de un modo magistral un terceto de Lucrecia: el niño Jacinto Osorno, desempeñó en el violín y con su habilidad de costumbre, una fantasía sobre temas de Un ballo in maschera; el Orfeón "Aguila Nacional" cantó la Invocación vespertina de Donizetti: siguióse la obertura de Zampa, á diez pianos, siendo ejecutantes las Sritas. Guillén, Larrea, Montes de Oca, Olaeta y Wagner, y los Sres. Bablot, Chávez, Ituarte, León y Meyer: con extraordinario lucimiento y brillantez se cantó el Dios salve á la Patria, grandioso Himno de Melesio Morales que lo escribió en Florencia y de allí lo envió como una muestra de su amor á su país; la Sra. Espino de Cardeña y el Sr. Hermosillo deleitaron después á la selecta y numerosísima concurrencia, con un dúo de la Ildegonda del mismo maestro, y tras otras brillantes piezas, el inspirado artista compositor Aniceto Ortega, hizo oir su Marcha Zaragoza y su Marcha Republicana, ejecutadas á diez pianos y cuarenta manos en combinación con una banda militar.

El tercer día de aquel mes y en el mismo Gran Teatro Nacional, los actores del antiguo Coliseo estrenaron, ante un público que llenó de bote en bote sus localidades, un nuevo arreglo de El Jorobado de Paul Feval, hecho en verso y en el espacio de ocho días, para complacer al actor mexicano Angel Padilla. De esto dijo Luis Gonzaga Ortiz en su crónica de teatros de El Siglo Duez y Nueve: “El Jorobado, drama muy visto y conocido del público, se representó la noche del jueves en el Nacional. La refundición del Sr. Olavarría es buena seguramente, hasta donde puede ser tratándose del vasto plan de una novela reducida á un trabajo dramático; pero es de sentirse que el poeta haya empleado su versificación agradable en obra de este género, cuando pudo habernos dado algo más digno de su capacidad y de sus conocimientos dramáticos." Como se ve, por demás favorecido salió el autor de ese arreglo afortunado que llegó á producirle mil seiscientos pesos de derechos de propiedad literaria, á ocho pesos por representación, lo que hace el número de doscientas representaciones de la tal obra, en varios años y por diferentes compañías. Esto no quiere decir que el arreglo fuese bueno, y que se escapase incólume de la crítica: tratáronle por el contrario muy duramente los distinguidos escritores Juan A. Mateos y Manuel López Meoqui, con golpes dirigidos á no dejar hueso sano á Olavarría, quien tuvo la

honra de ser defendido por Lorenzo Elizaga, en las columnas del Boletin Republicano.

Los merecidos aplausos que en el concierto del aniversario del 15 de Setiembre alcanzó la distinguida cantante Da Manuela Gómez de Pineda, la animaron á hacer oir en México algunas de las óperas en cuya interpretación había alcanzado grandes triunfos en diversas ciudades del Interior; á ello animada por varias personas y por algunos periódicos, en la noche del miércoles 23 de Octubre, en el Teatro Nacional y dedicada á D. Benito Juárez, dispuso la ejecución de Traviata, desempeñando la Gómez de Pineda la protagonista y Cipriani el Alfredo, acompañados por Villanueva y Francisco Pineda, dotado de dulce y agradable voz. Esos mismos artistas cantaron el 13 del siguiente mes Rigoletto, á beneficio de las víctimas del huracán que asoló la ciudad de Matamoros.

De otras funciones notables en esos meses, citaré la que en Iturbide tuvo lugar el 30 de Octubre como un obsequio á D. Quintín Quevedo, representante diplomático de la República de Bolivia: en esa función se estrenó con mucho éxito el drama Sahara de Córdoba ó la Inquisición en México, original de Jesús Echaiz, que mereció y obtuvo una entusiasta ovación. En 6 de Noviembre dió en el Nacional su beneficio Gerardo López del Castillo con el arreglo de D. José María Díaz, Redención, ó la Dama de las Camelias, interpretado por la encantadora actriz Amelia Estrella. En el Principal fué muy aplaudida la delicada comedia de Juan A. Mateos La luna de miel, y en el Gran Teatro produjo una excelente entrada un magnífico concierto de Caridad, organizado por la bella y ejemplarísima dama Da Josefina Bros de Riva Palacio.

En el mismo Noviembre dió el Principal La vaquera de la Finojosa, de Eguilaz; El entremetido en las máscaras, de Gil y Zárate; Un inglés y un vizcaino, de Ventura de la Vega; La mujer de Ulises, de Blasco; Ruede la bola, de Mozo de Rosales; Dos padres para una hɩja, de Ventura de la Vega; La cola del diablo, Sullivan y otras, y el de Iturbide La gracia de Dios, El pilluelo de Paris y varias obras del mismo género delicadamente interpretadas por Amelia Estrella, que dió su beneficio el 27 de Diciembre con Dálila: como complemento de la función cantó con suma gracia la famosísima Paloma, y puso en escena el cuadro de costumbres nacionales, Lola la mexicana en la feria de San Juan, original de D. José de Jesús Cordero: en esa composición figura una rica ranchera que es á la vez solicitada por el Marqués de Agua Tibia, entrampado y pobretón; el americano Fritz; el coplero Inercio, y el rancherote D. Antonio, á quien la solicitada da su mano, concluyendo todos con bailar el jarabe y el palomo: en el papel de la ranchera Lola, estuvo Amelia Estrella admirablemente linda y graciosa con su vistoso traje nacional.

R. H. T.-T. III.-3

Para quienes gustaban poco de las dos muy medianas Compañías, el Signor Giuseppe Chiarini, que los domingos solía ocupar la Plaza de Toros del Paseo Nuevo por no ser bastante grande su circo de la calle de Gante para contener á sus numerosos partidarios, ofrecíales variados programas y constantes novedades: entre ellas figuraron distintas presentaciones de "los árabes beduinos del Desierto de Sahara, pertenecientes á las tribus de los Beni Zung Zung, dirigidos por el Gran Cid Ali Ben Mahomed, quienes hacían más de cien grupos diferentes, concluyendo con la bonita, sublime y sorprendente pirámide del acueducto de Segovia." (!)

Para que todo estuviese al mismo nivel de pobreza de mérito, en los últimos días de Diciembre el empresario Luis Donizetti anunció una temporada de Opera Italiana en el Nacional, con la siguiente Compañía: Prime donne soprani, Carlota Cattinari, Elisa Tomassi y Emilia Serrano. Prime donne contralto, Bina de Rossi. Dama com primaria y segunda, María Pagliari. Primi tenori assoluti, Alessandro Boetti y Pietro Fabbri. Tenor comprimario y segundo, José León. Primi baritoni assoluti, Giuseppe Marra y Giuseppe Ippolito. Primo basso cantante y caricato, Luigi Rocco. Primo basso profundo, Domenico Paolicchi. Bajo comprimario y segundo, Jacinto Villanueva. Maestro director, Francisco Rosa. Maestro de coros, Miguel Meneses, Primeros violines, José M. Chávez y José A. Rivas. Los precios por doce funciones fueron, en palcos, cien pesos, y en luneta, diez y seis.

Esa Compañía hizo su estreno el jueves 26 de Diciembre con Trovador, y desde luego y ante escasísima concurrencia descubrió que estaba muy lejos de ser de primer orden: la Cattinari tenía una buena figura, voz extensa y facilidad de ejecución: Bina de Rossi era agradable contralto; Marra un dulce barítono; Boetti no pareció verdadero tenor. En su segunda función se cantó Hernani para presentación de Paolicchi, y en su tercera, Marta por Elisa Tomassi, Pietro Fabbri y Luigi Rocco.

Como el escaso mérito de aquella Compañía de Opera no justificaría el que le dedicásemos atención particular, diremos de una vez, saltando sobre el orden cronológico, que además de las obras mencionadas cantó también, lo mejor que pudo, Un ballo in maschera, Sonámbula, El Barbero de Sevilla, Norma, Favorita, Lucia, Fra Diávolo, Lucrecia, Maria de Rohan, Ione y Don Pascual, concluyendo por decir en su programa de 2 de Febrero de 1868: "La Empresa de Opera Italiana, conforme á su prospecto, había anunciado un segundo abono de doce funciones pagadero de seis en seis; mas no habiendo éste correspondido á las esperanzas que había concebido, se encuentra en la absoluta necesidad de terminar sus tareas con esta función.

"La Empresa hubiera querido prolongar esta temporada hasta el próximo Carnaval, mas como las circunstancias no sean las más fa

vorables para permanecer en la Capital, en atención á los grandes. gastos que tiene que erogar este espectáculo, los cuales de ninguna manera están en consonancia con los ingresos, no puede menos de dar hoy el último adiós de agradecimiento á los que le han dispensado apoyo y protección, y anunciarle por despedida la grandiosa y muy aplaudida ópera de Bellini, su título, Norma."

Aquí y antes de proseguir, debería yo hablar de la verdadera novedad de ese año de 1867, ó sea de las brillantísimas reuniones de los escritores de la Capital, que hiciéronse famosas, con el nombre de Veladas literarias; pero deseando dedicarles capítulo aparte, me limito por ahora á esta sencilla mención, y continúo mi revista de espectáculos anteriores al Carnaval de 1868.

Entre ellos figuró uno de que nos habla la composición que en El Siglo Diez y Nueve del día 1o de Enero, publicó D. Manuel G. Puente, dedicada "al intrépido aeronauta D. Joaquín Cantolla, con motivo de su octava y gloriosa ascensión, verificada el 25 de Diciembre anterior." De ella tomo lo que sigue:

"Salud á ti, viajero denodado,

que te lanzas veloz á la ancha esfera,
salud á ti, Cantolla, que animado

de sublime valor, dejas la tierra.

"Veinticinco Diciembre en la mañana,

á la región del águila partiste,

y tricolor bandera mexicana

cual emblema de gloria allá subiste.

"....Cantolla viva siempre, sí, que viva:

es el ornato de la patria amada;

de sus amigos todos hoy reciba

una ardiente ovación, una mirada."

Por lo que se ve, á la nueva era que iniciaba el restablecimiento de la República y de la libertad, aportaban aún residuos de viejas mañas y candideces; si en tales ascensiones había algo que admirar, era, sin duda, el que habiendo comenzado por las muy notables de M. Robertson con su globo de seda henchido de hidrógeno, treinta y dos años después el Sr. Cantolla expusiera su vida en un defectuoso Montgolfier de burda manta.

Con los primeros meses del año sucediéronse en nuestros teatros las funciones á beneficio de los actores, la mayor parte poco afortunados en la elección. El muy distinguido Merced Morales dió la divertida comedia Oros, copas, espadas y bastos; Angel Padilla, La últi ma moda, de Zumel; Concha Méndez, El Patriarca del Turia; Juan de Mata, un arreglo de un drama de Feuillet, con el título de Un

banquero, y Mariquita Cañete, una comedia de D. José Picón: Palco, modista y coche, que alcanzó un ruidoso fracaso, por más que en anuncios previos se nos estuvo repitiendo más de quince días: "ha llegado á este hemisferio y se va á poner en estudio, la famosa comedia que ha llenado de admiración á los habitantes de Madrid, donde se ha estrenado, intitulada Palco, modista y coche." Este fracaso aconteció el 7 de Febrero, y no sabemos cómo escapó de sus consecuencias nuestra humilde persona, que, por broma y por calaverada, se atrevió á trabajar como aficionado en una piececilla que con el título de ¿Silva é aplausos? dió fin á dicha función. Creo que pocas veces como en aquella, haya demostrado de modo más patente su bondad y su afecto hacia nuestro individuo la galante sociedad de la Capital.

Con el fin de sacar al espectáculo dramático de la postración en que yacía, por causa casi única de la debilidad de las Compañías del Principal y de Iturbide, la Empresa del segundo, en la cual figuraba, aunque no en público, un distinguido literato, militar y político, agenció la venida de un excelente cuadro de actores españoles, así formado: Directores: Eduardo González y Manuel Osorio; Actrices: primera, Elvira Agüero: cómica, María Mayora; damas jóvenes: Pilar Mazo, Dolores Nava; caracteristica: Antonia Suárez; primer actor de carácter: Miguel Rodríguez Gabutti; característico: Cornelio Serrano; primer actor cómico: Enrique Sánchez Osorio; primer galán joven: Eduardo Irigoyen; actores: Eugenio Gutiérrez, Luis San Juan, Francisco Domínguez Mendoza, Manuel Freire y José Serrallonga.

La Sra. Elvira Agüero no llegó al mismo tiempo que el resto de la Compañía por haberle sido preciso quedarse en la Habana, hasta tanto que se hubiese repuesto de un ataque de cólera morbus, que puso su vida en grave peligro. Esa Compañía hizo su estreno en el citado. Iturbide la noche del sábado 8 de Febrero con la comedia de D. Mariano Luis de Larra: Bienaventurados los que lloran y el sainete en un acto: No siempre lo bueno es bueno.

El teatro había sufrido una completa reposición y quedado casi coqueto: "nada de aquel papel color de tabaco que lo decoraba dándole una apariencia de cofre antiguo-dice el revistero de El Siglo:— nada de aquellas candilejas de figón que asfixiaban con su humo infecto á los espectadores; nada de aquel piso sucio y húmedo del vestíbulo y de los corredores; nada de aquellas escaleras de gallinero, ni de aquellas sillas cojas y llenas de insectos; nada, en fin, de aquellos arambeles, columnas granujientas y pálidas, ni de aquel aspecto de epidemia que presentaba Iturbide pocos meses antes. Desde la entrada que seguía al vestíbulo, todo respiraba una atmósfera de elegancia y buen tono: los corredores, las escaleras, los pasillos, el patio, todo estaba tapizado con mullidas alfombras; las paredes del fondo de

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