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Arco, Amor simulado, Hamlet, Fernanda, Adriana de Lecouvreur, La Condesa de Montecristo, El hombre de negocios y El cordón sanitario; también se puso en escena con relativo aparato y con el objeto de llamar público, que no aumentó mucho con el cambio de la Compañía al Principal, la tragedia Aida, tomada del libreto de la ópera de ese título. El 11 de Julio, en función extraordinaria muy poco concurrida, dió Cayetano Fortuzzi su beneficio con Un beso dado jamás se pierde, Un viaje en busca de mi mujer, y la broma cómico-musical El corista Si Bemol, en que el beneficiado cantó una cavatina de Hernani, varias reminiscencias de Favorita, y una aria de la ópera Conveniencias teatrales.

El 17, á beneficio de los hospitales, se repitió Doña Leonor de Sarabia; para última del tercer abono se representó la tragedia Silvio Pellico, y el martes 23 la Compañía se despidió con un segundo beneficio de la Pezzana, que representó en castellano Volumnia, Madre de Coriolano, de Víctor Balaguer, el drama de Leopoldo Marenco La suicida por amor, y la farsa cómica ¡Oh, Pobre Payaso! En el tercer entreacto la Pezzana recitó en castellano la composición Adiós á México para ella escrita por Guillermo Prieto. Como las insignes artistas la Civili y la Ristori, sus predecesoras en los teatros de México, Giacinta Pezzana de Gualtieri recogió en nuestra Capital muchos aplausos, muchas coronas, muchas ovaciones, muchas simpatías, muchos versos y poquísimo dinero. Su cuadro de artistas fué muy inferior al de la Ristori y casi tan débil como el de la Civili.

Moreno en su teatro de Arbeu había hecho una guerra sin cuartel á la artista italiana, favorecido por el público que prefirió sus zarzuelas á las tragedias de la Pezzana. El mismo día 14 de Julio en que la Compañía de ésta estrenaba su arreglo de Aida, Moreno, para primera función del sexto abono, estrenó á su vez Las Campanas de Carrión, obra que gustó con furor y se repitió veces sin cuento. Esa obra cantada por la Compañía de la Aimée con su título de Les Cloches de Corneville, había gustado extraordinariamente por su preciosa y animada música y por el sorprendente desempeño del papel de Gaspar por el insigne Mezières, que lo carecterizó con supremo arte y fué llamado á escena repetidísimas veces en toda la obra y con especialidad en el segundo acto. Villalonga, que en Arbeu y en el arreglo español interpretó el mismo papel, fué á su vez muy celebrado y aplaudido; los honores del triunfo correspondieron á Matilde Montañés, que en la obra brilló como en todas brillaba, como incomparable artista de admirable gracia y talento. En compañías españolas de zarzuela) nada ha habido, no diré superior, pero ni siquiera comparable á esa bella artista, igualmente apta para el género español y para el générő1 francés: aun de la edad triunfaba una vez que se veía en la escena? Por ella vivió siempre con favor del público el teatro Arbeu, y su

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activo empresario Moreno se animó á frecuentísimos estrenos, cuyo éxito era seguro si en la obra tomaba parte la distinguida actriz. Juan de Urbina, Juana, Juanita y Juanilla en 28 de Julio; Las cien virgenes, Los brigantes, Los dragones de Villars ó la campana de la Ermita, Giroflé y cien más ya antiguas pero siempre nuevas para el talento de la artista, aseguraban la vida del teatro Arbeu, que de Abril á Diciembre dió diez y seis abonos sin interrupción de ninguna especie, cerrando sus estrenos del año con el de La Reina Indigo, muy bien arreglada al castellano por Alfredo Chavero con el título de Fantasca: su primera representación se dió el 20 de Diciembre con éxito constante en ella y en sus numerosas repeticiones.

Poco notable queda que decir de los espectáculos de 1878. El Principal abríase de vez en cuando por compañías volantes que vivían una tarde con dramones como Los Misterios de la Inquisición, en competencia con teatrillos como el de La Democracia y de Hidalgo con sus Bufón del Rey, Malditas sean las mujeres, la Noche más venturosa, El grito de Dolores, la Carcajada y así por el estilo. El 16 de Setiembre y en las tardes y noches siguientes, Angela Peralta, Fanny Natali, Testa y Laprecini, cantaron Marta, que fué cuanto en ópera tuvo ese año. En Noviembre y para las fiestas de Todos Santos Moreno cedió unas noches su teatro á un actor nuevo español y muy aplaudido en Puebla, Segismundo Cervi, para que diese algunas representaciones de Don Juan Tenorio.

En Agosto trabajó en el Principal el prestidigitador mexicano José María Bonilla, á quien sus programas llamaban "sublime y encantador brujo azteca." En un domingo de ese mismo mes la Srita. Alemán efectuó una ascensión aerostática, partiendo de la Plaza de Armas, con tan poco resultado pecuniario que sólo recogió veintiocho pesos, de los cuales le envió veinte la señora esposa del Gral. Presidente D. Porfirio Díaz. México andaba preocupado con el relato de los crímenes de la Bejarano y los padecimientos de su víctima la niña mártir. En Octubre llamaron la atención en el Principal algunas exhibiciones de fonógrafo, "la máquina que canta, ríe y llora" como decían los prospectos, y unos conciertos que en el edificio de Betlemitas y en el salón de la Sociedad Netzahualcóyotl dió el artista Galarza.

En Noviembre, por primera vez en la historia de las miserias de nuestros teatros, las tandas jacalónicas (!) pasaron al Teatro Principal, en las que por el precio de un real en luneta y un peso en palcos por entero, se vió trabajar á la Carrión, la Pla, la Méndez, la Gómez, Arcaraz, Cabrera, Váñez, Iglesias y Rodríguez, bajo la dirección del maestro José Meneses. El Teatro Nacional no quiso ser menos, y en 14 de Diciembre abrió á su vez temporada de tandas, con una Compañía también de zarzuela, de que fueron empresarios Garrido y Urueña.

Alternando con la compañía Moreno, el 16 de Noviembre dió varias funciones en Arbeu la empresa "Viuda de Buislay é hijos," con su comparsa de "Arabes beduinos de Jerusalén de Tierra Santa, traidos con permiso del Khedive de Egipto." Distinguíanse por su destreza y agilidad el jefe Alí Ben Abdallha y el hércules Ali Ben Ambourgh, con sus saltos sobre fusiles armados con bayoneta, y sus grupos de fuerza y de equilibrio: gustaron mucho á la parte infantil del público, los perros y los monos amaestrados, que también exhibió la empresa, y sobre todo la divertidísima Perra Payasa. El espectáculo de los árabes no era nuevo en México, y con mucha anterioridad se conoció en el antiguo Circo de Chiarini en la calle de Gante.

El año de 1879 principió en Arbeu con El Diablo en el Poder, para quinta función del décimosexto abono, dándose en la tarde una de las incontables repeticiones de Las Campanas de Carrión. Desde el 2 de Enero trabajó en el Nacional la compañía de variedades de Bailey y Ney; el 4 dió Pedro Arcaraz su beneficio, estrenando en Arbeu Marina, refundida en ópera en tres actos por su autor el insigne Arrieta, y del 8 en adelante llamó al Principal extraordinaria concurrencia el empresario Schumann, tan bien acogido en su expedición de 1875: contaba en su compañía de variedades la violinista Catinau; el xilofonista Bonnay; la familia Davene, de equilibristas femeniles con sus Lotto, Margerald y Olga; el caricaturista eléctrico Toni Merry; el húngaro Ordey y su esposa, notables gimnastas; los saltadores Alí Algebrau y Turner, el profesor Brown y sus cinco velocipedistas: Benedetty, y Wheler con su Fuente Maravillosa, que encantó con sus juegos de aguas de varios colores iluminadas, y sus guapas ninfas, casi desnudas, mal veladas por los caprichosos surtidores. Schumann sólo cuatro funciones anunció, pero en vista de que el teatro no bastó en ellas á contener el público que deseaba concurrir, dió otra y otras y permaneció en el Principal hasta fines de Febrero, en que tuvo que dejar el teatro á la notabilísima compañía francesa de ópera y ópera cómica de Paul Alhaiza, que en el prospecto que como representante de la compañía expidió D. Vicente Guillén, dijo que presentaría sus trabajos sin pretensiones de ninguna clase, modestia bien grande á la verdad, pues pocas compañías de su especie venidas á nuestra Capital han sido más ameritadas.

Hé aquí el elenco de ella: Primera tiple, Alina Alhaiza, del Teatro Lírico de París; Primera contralto, Mathilde Thomas, del Teatro Lírico de París; Segunda tiple de ópera cómica, Rosina Stani; Segunda contralto, Berthe Edant; Primer tenor, Luberty, del Gran Teatro de Bruselas; Baritono y bajo cantante, Bonhivers, primer premio del Conservatorio; Bajo cómico, Lecuyer; Segundos tenores, Paul y Wilhem; Tenor cómico, Benedick; Segundo bajo, Gerard; Bailarinas, Bertini y Lacroix; veinte y cuatro coristas; Director de orquesta, Salvador Gue

rra; Maestro de coros, Priore; Director de escena, Paul Alhaiza; segundo, Lecuyer: Pianista y maestro de coros, Cartier.

Los precios de abono por doce funciones, fueron: en palcos, noventa y seis pesos; en lunetas, doce; los eventuales fueron: doce pesos palco, y un peso cincuenta centavos luneta.

Esta Compañía notabilísima, vuelvo á decirlo, inauguró sus trabajos en la noche del jueves 20 de Febrero de 1879 con Haydée, preciosa ópera en tres actos, del gran compositor Auber. El 22, y para segunda de abono, se cantó Traviata, obra en la que la Alhaiza se llevó con estricta justicia todos los honores del aplauso: la distinguidísima artista, bella, encantadora, inspiradísima en Haydée, estuvo perfecta en Traviata, que pocas veces se había visto hasta entonces tan bien vestida y cantada como por ella. "Traviata, dice un cronista, fué un verdadero triunfo para Madame Alhaiza; su tipo simpático y distinguido, sus ojos magníficos, brillantes, húmedos por la pasión; sus magníficos dientes, esas perlas que con tanta complacencia como justicia luce la simpática artista; su hermoso talle, su agradable voz, nos presentaban la más bella, la más propia, la más elegante Traviata que puede pisar el foro escénico; la apreciable artista se presentó vestida con exquisita elegancia, con un buen gusto que demuestra que la Sra. Alhaiza es artista en todo, hasta para disponer sus trajes, que al mismo tiempo lleva con una distinción que, hasta hoy, pocas veces habíamos visto en el teatro. El público la aplaudió con entusiasmo, como actriz, como cantante y como dama." La tercera función, en la noche del 23, fué cubierta con la opereta de Adam, Le Sourd, y el vaudeville En classe, mademoiselles: en la tarde fué cantada Haydee. El 25, y para cuarta, diéronse Los Mosqueteros de la Rema, de Alevy, que gustaron mucho, especialmente por su tercer acto, en que el tenor cantó una deliciosa romanza.

El 28, para quinta de abono, y por primera vez en los teatros de México, la Compañía francesa cantó la admirable obra maestra de Ambrosio Thomas, Mignon. Acostumbrado nuestro público á la escuela melódica italiana, oyó con singular sorpresa la obra de Thomas, admirable por sus combinaciones armónicas y rica instrumentación, que son sus principales cualidades. El desempeño fué casi supremo; Madame Alhaiza, bien en toda su parte, vocalizó en el primero y segundo cuadros del segundo acto, con admirable maestría: el tenor Luberty cantó la romanza del tercer acto con tan buen gusto y sentimiento, que se vió obligado á repetirla á instancias del público entusiasta. Para elogiar á Matilde Thomas faltan palabras y no se acierta con las frases indispensables para celebrarla. Poco sería cuanto se dijese de su capacidad para caracterizar debidamente el personaje de Mignón, y del talento con que supo vencer las dificultades y apropiarse los honores de la representación, que indudable

mente á ella correspondieron: sostuvo las situaciones dramáticas con el arte y el aplomo de una artista envejecida en las tablas, y sin embargo, tan nueva era en ellas, que la de México era casi su primera campaña teatral.

Con infinita ternura suspiró las delicadas estrofas Connais tu le pays où fleurit l'oranger? de la encantadora romanza de la protagonista: en su dúo del tercer acto con el tenor, estuvo sencillamente admirable. Su juventud, su corta estatura, su candidez de actriz nueva, todo contribuyó al mejor efecto de ese papel, y México puede felicitarse de haber conocido la bellísima creación de Carré, Barbier y Thomas, por una cantatriz rival dignísima de la celebérrima GalliMarié.

La bella Rosina Stani, tan querida en México, tuvo á su cargo el papel de Federico, distinguiéndose como actriz, y luciendo su cuerpo y su desembarazo en llevar el traje masculino. El barítono Bonhivers pocas ocasiones tuvo de lucir su hermosa voz en el demasiado corto papel de Lothario; pero en él, como en cuantos tomó á su cargo, fué siempre el concienzudo artista que el público aplaudía con entusiasmo, y Paul Alhaiza en el Laertes estuvo discreto, oportuno y gracioso.

Con satisfacción y convencimiento lo repetimos: pocas veces y en cualquier teatro podrá oírse una Migñón tan supremamente interpretada, como lo fué la obra de Thomas en nuestro Teatro Principal en la noche del 28 de Febrero de 1879, por la Compañía Alhaiza; hasta el presente y en nuestra Capital, nadie, absolutamente nadie, ha superado aquella felicísima interpretación. Continuaremos en el próximo capítulo, relatando los éxitos de esa muy excelente Compañía.

CAPITULO IV

1879.

El 23 de Febrero de ese año de 1879 fué domingo de Carnaval, y en él la Empresa Moreno dió término á sus trabajos en Arbeu, estrenando con buen éxito El Paje de la Virreina, zarzuela en dos actos, letra de Alfredo Chavero y música de José Austri: como casi todas las composiciones del distinguido literato, El paje gustó mucho y fué muy aplaudido, pero el autor no pudo presentarse en las tablas por encontrarse enfermo, con mucho sentimiento de sus amigos y del

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