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gratitud de sus gobernados-y consintió á los revoltosos lo que ni antes ni después de él ha consentido ninguna otra autoridad. Imponentes fueron esas manifestaciones, mas no se abatió jamás por ello la firmeza de su ánimo. De admirarse fué la serenidad con que en medio del tumulto de la Plaza en la noche del 21, aguardó que llega. se su coche, se metió en él entre la gritería de la multitud, y tomó al trote de sus frisones las calles de Plateros y San Francisco, atestadas de manifestantes. En la Avenida Juárez, un joven se avalanzó á los caballos, alargando el brazo para tomarlos de las bridas; el cochero le disparó un balazo, y al ruido el Gral. González se apeó del carruaje, reprendió á su fiel servidor por su precipitación, se enteró por sus propios ojos de que no era grave la herida del imprudente agresor, dispuso que se le curase con esmero, y tranquilo siempre tomó de nuevo su coche y siguió rumbo á su casa de la Colonia de los Arquitectos, sin que nadie osase estorbárselo, aunque á ello hubieran prestádose lo avanzado y oscuro de la noche y la clase y número de los grupos estacionados frente á la casa del Gobernador, sitio en que esas escenas pasaron.

Entre tales disturbios no hubiese sido fácil que los teatros hubieran podido seguir trabajando ni con mucho ni con poco lucimiento. Todos ellos suspendieron durante varias noches sus funciones, y cuando el Nacional las reanudó, fué sólo para repetir Los Sobrinos del Capitán Grant, que aun seguían divirtiendo á los espectadores que se contentan con poco, y El Reloj de Lucerna, que á todos los quejosos satisfacía con sus hermosas tiradas de versos en que se declama contra la tiranía y se ensalza la venganza de los pueblos. La última función notable dada en ese mes en el Nacional, fué la del 27 de Noviembre á beneficio del tenor Prats, que revivió la agradable zarzuela de Gaztambide, La Conquista de Madrid. Vamos á ver cómo ` hicieron la de su público los teatros de la Capital.

CAPITULO XVI

1884-1885.

No se espere encontrar aquí la narración de sucesos políticos referentes á las últimas horas del Gobierno del Gral. González y primeras de la segunda Presidencia del Gral. D. Porfirio Díaz. Sólo la Historia con toda su austera gravedad, podrá pintar alguna vez el solemne cuadro de las primeras horas de la mañana del primer día de Diciembre de 1884, en que aun duraba la excitación provocada

por los refiidos y sangrientos incidentes á que dió lugar el asunto Noetzlin; en que aun se comentaba el escándalo ocurrido el 30 de Noviembre en la Oficina de Contribuciones; en que se propalaban voces de un proyecto de golpe de Estado que quitase de en medio al Gral. Díaz, como según el rumor público ya se había procurado, en un camino de hierro por medio de un descarrilamiento que providencialmente se frustró, y en la ciudad, por medio de un veneno.

Ella, la Historia, podrá decir cómo toda la República vió llegar con regocijo aquel día esperado con ansia, en que, como dijo El Monitor, "el hombre que trastornó todo el país, el que disfrutó todas las grandezas, el que impávido acababa de arrostrar con todos los anatemas, bajó del solio que se improvisara, para ir á confundirse con el más humilde ciudadano y quedar sujeto al juicio terrible del porvenir.

"Feliz mecanismo el de las instituciones republicanas; gracias á él, los días de un mal gobierno están contados, y tienen, por disposición de la ley, un término fijo. Lo áspero y fatigoso del camino, es tanto menos sensible para el viajero, cuanto más se acerca al punto en que ha de rendir su jornada."

Ya los estudiantes podían entregarse á celebrar su victoria y recoger los laureles que la admiración general les dedicaba; unos de los que sin duda le fueron más gratos, los debió aquella juventud á la juventud de Puebla, que de allí vino á visitar á sus camaradas de México; la recepción se verificó en el teatro del Conservatorio, cuyo foro estaba adornado con las banderas y los estandartes escolares. La alumna Espiridiona Macapagal, cantó, después de los primeros discursos, con su hermosa voz de contralto, las estrofas del Himno Nacional, y la Srita. Matilde Montoya, alumna de la Escuela de Medicina, entusiasmó á sus oyentes diciéndoles, en una aplaudida improvisación, "que creía interpretar los sentimientos de la mujer "mexicana, animando á los estudiantes á seguir en su noble tarea "de defender los intereses generales, aun arrostrando los mayores "peligros, y que cuando la hora de la lucha sonara, las hijas de Mé“xico diríanles como las hijas de Esparta: volved con el escudo ó sobre "el escudo." Los estudiantes estaban de moda, no sólo en la Capital sino en todo el país; de todos los Estados llegábanles felicitaciones, y en su honor se daban banquetes, conciertos, bailes, funciones de teatro y hasta corridas de toros. En el Teatro Principal se les brindó con un concierto en que cantaron las Sritas. Cerro y Parra, las Sras. Mendoza y Paz Castillo, y los Sres. Guichenné y Escudero. El Gral. D. Aureliano Rivera les obsequió con una tertulia en su elegante casa. Se organizó una Junta de Señoras encargada de reunir fondos para ofrecer á los héroes del 20 de Noviembre unas medallas de plata, conmemorativas de aquel suceso. El empresario de la plaza de toros

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de Cuautitlán, á su vez, les dedicó una corrida. En la noche del 3 de Diciembre, la Orquesta Típica dió en Arbeu un concierto vocal é instrumental, de despedida, que dedicó á las Colonias extranjeras y á los estudiantes de México, con el siguiente programa: Obertura La Primavera, de Beristáin, por la Orquesta Típica; Opimia, polka de Curti; Lluvia de oro, valse de Waldteuffel; Serenata, de Schubert. Gran fantasía de Fausto, de Urenieski, ejecutada en el violín por el Sr. Figueroa; Rondó final de Lucia, por la Srita. Rosa Palacios; Romanza Spirto gentile, de Favorita, por el Sr. Adrián Guichenné; Terceto de Lucrecia Borgia; Andante final del concierto en mi menor, de Mendelsshon, ejecutado en el violín por el Sr. Figueroa, acompañado en el piano por D. Julio Ituarte y por el cuarteto formado por los Sres. Curti, Palacios, Herrera y Galindo. Obertura de Guillermo Tell, por la Orquesta Típica; Le Follet, polka para Xilófono, ejecutada por Carlos Curti; Danza Habanera y Aires Nacionales Mexicanos, por la Orquesta Típica.

El Empresario Moreno reanudó sus funciones de zarzuela en el Nacional tan pronto como el público se mostró dispuesto á volver á concurrir á los teatros, saliendo de nuevo á la palestra Los Sobrinos del Capitán Grant, Carmen, Oliveta, La Tempestad, La Mascota, Historias y Cuentos, El Siglo que viene y El testamento azul, con el agregado de La Familia del Tio Maroma ó de Getafe al Paraiso. En las funciones de la tarde, y la noche del 7 de Diciembre, la Compañía Moreno estrenó bien cantada y bien puesta, la opereta Doña Juanita, que gustó grandemente y se repitió mucho en lo restante del mes.

El viernes 5, los Hermanos Orrin inauguraron su temporada de Invierno en su recompuesta, repintada y agrandada tienda de la Plazuela del Seminario, con cincuenta y dos artistas, entre los que se hicieron notables Miss Zhara, en el trapecio aéreo; el gracioso clown Mr. Rollins; la familia árabe, Miss Zuila en los tres trapecios; Miss Mollie Brown, artista ecuestre, y un sorprendente equilibrista japonés.

El Teatro Arbeu fué ocupado por una compañía dramática en que trabajaban Manuel Estrada, Segismundo Cervi, Emilia García de Cervi, Soledad Mesa, Ricardo López y Soledad Arámburo; esa Compañía dió principio á sus funciones el domingo 30 de Noviembre con el drama El Reloj de Lucerna, que era el libreto de la zarzuela del mismo título, arreglado, ó mejor dicho, aumentado con recitados en vez de las partes destinadas al canto; el arreglo fué obra de Enrique de Olavarría, y parece que el público no lo encontró del todo malo. En la noche, Cervi fué muy aplaudido en L'Hereu.

El mes de Enero de 1885, fué marcado por una nueva visita que nos hizo el Empresario Mauricio Grau, con la siguiente Compañía de Opera Bufa Francesa: "Mme. Theo, la Diva parisiense; Cecille Lefort, prima donna de "Les Bouffes Parisiens," Teatro de la "Renaissance"

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y de la "Porte de St. Martin;" Eugenie Nordall, del Teatro "Dejazet" de París; Mr. F. Gaillard, de "Les Bouffes Parisiens" y del "Royal Comedy Theatre" de Londres; Mmrs. E. Lary, Mezières, Duplan, Guy, Ducos, Salvator, Vinchon; MMes. y Mlles. Delorme, Astruc, Vallot, Gabriele Barrot, Luise Barrot, Caro, Schlosser, Vandamme, Adorci, Estiot-Dubernet, Verande, Perret, Girard, Nys, Das, Amiel, Gatineau, Tournyaire, Ialowicz, Sallard, Mourot, Alexandre y Mourier.-Director de Orquesta, Lagye; Director de Escena, Merle. -El abono constaría de veinticuatro funciones á los precios de ciento noventa y dos pesos en palcos, y veinticuatro en lunetas y balcones. Los precios eventuales serían, respectivamente, doce pesos palcos con seis entradas y un peso cincuenta centavos luneta.

Afortunadamente para Mauricio Grau, la situación económica de los moradores de la Capital era casi brillante comparada con la del aflo anterior. Desde el 13 de Diciembre de 1884, había sido pagada la primera quincena del mes á las listas civil y militar, lo que puede decirse que fué una verdadera novedad para los empleados, muchos de los cuales aun habían puesto en olvido que existiese la palabra quincena; tan acostumbrados así estaban á que no se les cubriese. Esa novedad se repitió el 23, fecha en que se les satisfizo la segunda con un adelanto de nueve dias. Lentamente, pero de un modo seguro y bajo un verdadero plan de pureza y economía en el manejo de las rentas públicas, todo iba mejorando y restableciendo la confianza y el movimiento comerciales, y el Empresario Grau, repito, vino á encontrarse, no con la opulencia general ni mucho menos, pero sí con un público menos pobre y necesitado, capaz de poder, de vez en cuando, concurrir á los espectáculos de su Compañía, cuyo presupuesto era mucho más reducido que el de la mayor parte de las que antes había regenteado.

La Opera Bufa Francesa dió su primera función de abono el sábado 10 de Enero de 1885 en el Gran Teatro Nacional, con el estreno de la opereta de Lacome, Madame Boniface, escrita para la Theo. Dió después La hya de Madama Angot, La Mascota, Bocaccio, La jole perfumeuse, Giroflé Giroflá, El dia y la noche, Madame l'Archiduc, François les bas bleus, de Bernicat y Messager, estrenada el 24 de Enero en la décimatercera de abono; Les cloches de Corneville, La Petite Mariée, La hija del Tambor Mayor y La Perichole, terminando su temporada el lunes 9 de Febrero con una gran función que destinó á allegar productos al fondo de la Sociedad de Beneficencia FrancoSuizo-Belga.

El abono fué excelente y escogida la concurrencia: la Compañía distaba mucho de ser una maravilla, y los estrenos, como puede juzgarse por la lista de funciones que antecede, se redujeron á François les bas bleus y á Madame Boniface. Pero el público estuvo contento

y se dió por satisfecho con lo que se le ofrecía, obras conocidas pero bien puestas y bien cantadas por la siempre graciosa Theo, la muy agradable Cecilia Lefort con su hermosa voz de contralto, y la también muy bella Nordall, simpática, elegante y muy aplaudida por su buena escuela y agradable juego de garganta. Mezières, Duplan y Guy mantuvieron constantemente de buen humor á los concurrentes al Nacional, con sus inagotables chistes. El coro de señoras ofrecía, al menos de lejos, un buen conjunto á la vista. Las primeras actrices vistieron con mucho lujo y mucho gusto, compitiendo con ellas la famosa figura decorativa de la Vallot. Todo, en fin, pequeño y poco importante en sí, contribuyó á que esa breve temporada dejase un agradable recuerdo. La Theo, que en las primeras funciones se presentó algo cortada por temor á que el público le corriese algún desaire á causa de unos reportazgos publicados en París, según los cuales la diva habíase expresado con ligereza del carácter y las costumbres mexicanas, lo que ella negó y dijo ser falso, recobró todo su aplomo, chiste y dominio de la escena, al convencerse del aprecio y buena disposición de los concurrentes para con ella. En François les bas bleus, opereta que gustó de un modo extraordinario por su agradable argumento y bonita música, la Theo hizo el encanto general por su feliz interpretación del papel de Fanchon y por el lujo y buen gusto con que vistió el personaje. En su beneficio, compuesto de actos de Madame Boniface, François y La jolie perfumeuse, dado en la noche del 4 de Febrero, la Theo cantó, enloqueciendo á sus oyentes, Les Ecrevisses y Bras dessus, bras dessus. La despedida, el lunes 9, fué de lo más entusiasta, y aun hubo quienes se enternecieran: cuando el Sr. A. Genin, presentándose en la escena á ofrecerle un obsequio á nombre de la Sociedad benéfica á cuyo provecho se daba la función, le dijo: "vuestra filantropía os ha asegurado pa"ra siempre el afecto de nuestros compatriotas y si volvieseis á este "país...." le interrumpió la Theo, y adelantándose, exclamó con emoción: ¡Oh! si; volveremos, volveremos! El público aplaudió con delirio y vitoreó á la Theo, á Francia y á México. Mauricio Grau pudo convencerse de que las Compañías que menos le costaban eran las que mejor aceptación tenían.

Hablemos de los demás espectáculos durante la estancia en México de la Compañía Francesa. El domingo 11 de Enero el teatro Arbeu dió su primera función dedicada á los estudiantes, en que se representaron obras escritas por ellos: fué una, la traducción del drama en cinco actos, Severo Torrelli; después se cantó un himno que les estaba dedicado, y por último se estrenó la comedia en dos actos original de D. Miguel Portillo, intitulada La Deuda Inglesa ó un Diputado independiente: con fuertes y recargados colores pintábase allí una lucha entre el deber y el servilismo, y á su tiempo se escucha

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