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De él vivía á su turno la Compañía Caballero en el Principal, que á su vez puso en escena El Mascoto, estrenando con regocijo de los concurrentes El hermano Baltazar, zarzuela bufa en que fué muy celebrada Caritina Delgado en su traje de joven seminarista, negro manteo y roja beca, que manejaba con muchísima gracia. Caritina y la Villaseñor eran el alma y el espíritu del viejo Coliseo, que, con esas obras y el Anillo de Hierro, Pascual Bailón, La vida parisiense, Las Campanas de Carrión, Música Clásica, Catalina de Rusia, Historias y Cuentos y otras, daba á aquel modesto cuadro siquiera para vivir.

Para fin de capítulo apuntaré que el domingo 10 de Mayo los hermanos Orrin dieron sus tres últimas funciones; al día siguiente empezaron á levantar su tienda y á desarmar las paredes de lámina acanalada de su circo, para dejar libre la plazuela del ex - Seminario al jardín proyectado allí.

CAPITULO XVII

1885.

Mezclándose con las últimas funciones de Burón, en la noche del jueves 14 de Mayo de 1885, el Teatro Nacional muy bien compuesto é iluminado con luces eléctricas, las bandas militares haciéndose oir en el pórtico, ante un lucido y numeroso público dió la Compañía de Zarzuela de José Joaquín Moreno, de regreso de sus campafías en varias poblaciones, la opereta Doña Jnanita. El motivo del adorno, iluminación, músicas y buena concurrencia en el Gran Teatro, fué la presentación, no de la conocida Compañía, sino de la distinguida actriz y cantante Romualda Moriones, retirada, según á su tiempo dije, con motivo de su matrimonio, y vuelta á las tablas por su no vencida inclinación á ellas, y por su noble deseo de contribuir á rehacer la fortuna del hombre á quien había unido su suerte, y cuya estrella había empezado á opacarse. Al presentarse en escena la Sra. Moriones, "la hechicera Romualda fué saludada-dice el cronistacon un aplauso unánime, atronador; una lluvia de ramilletes cayó á sus pies, y los ¡ bravo! y los aplausos, uniéndose al estrépito de la diana, conmovieron á la actriz, que con el modo gracioso y expresivo que le era peculiar, daba las gracias por aquella entusiasta ovación. La Doña Juanita agradó en extremo y la concurrencia recibió con delicia y aplaudió sin descanso á la bella Romualda, que volvía

más guapa y simpática, y haciendo notar que no en vano había asistido desde su palco á las representaciones de la Theo, cuyos estilo y entrain adoptó, identificándose con ellos al extremo de hacerlos propios. El público nada encontró que tachar en la felicísima interpretación que la Moriones dió al papel de Felipe Velasco ó Doña Juanita, y la sala del Gran Teatro, tan tétrica, tan grave, tan seria durante las representaciones de Burón, se animó como una jaula de alegres pájaros, con aquella graciosa música y con la vida y movimiento que imprimirle supo la encantadora protagonista. Por súplicas y por empeños de los concurrentes al Nacional, se repitió el domingo 17 la Doña Juanita, con nuevas ovaciones para Romualda, quien volvió á revivir sus antiguos triunfos y sólidas glorias en una tercera representación con La Mascota. Renovados empeños y súplicas, Moreno, que no había pensado quedarse en México por tener ofrecidas y contratadas varias series de funciones en diversos teatros y diferentes Estados, que no quería exponer á la que ya era su esposa á las malas voluntades que él se había concitado en su larga carrera de empresario, hubo de ceder á súplicas y empeños, animado por la Moriones, y al llegar la irremisible terminación de la fastidiosa temporada del antiguo socio de Bernis, anunció que se quedaba en el Nacional con su Compañía de Zarzuela, y desde luego abrió un abono que se presentó brillantísimo y que dió principio el 24 de Mayo con Bocaccio, en que la artista empresaria se presentó graciosa como siempre y vistió con un buen gusto y un lujo de primera clase. En cuanto al desempeño, bien sabido es que el papel del Poeta florentino fué siempre uno de los mejores de la distinguida artista, y al menos entre actrices que lo hayan hecho en castellano ninguna la superó.

Arcaraz, Palou y Compañía aprestáronse con decisión á la lucha, empezando por llevar á la escena, en la noche del 16 de Mayo, la Traviata, repetida en la tarde del 17 y en diversas funciones sucesivas, ya extraordinarias, ya de abono, con mucho aplauso para Ana Ferrer, Pedro Arcaraz y José Palou, todos ellos muy apreciables ciertamente, pero con más buenos deseos que capacidad para tales empeños.

Su buena fortuna queda demostrada con sólo consignar el aplauso que les acordó el público, ese público que tantas veces ha recibido mal á superiores cantantes en esa misma ópera de Verdi, cuando se la han ofrecido verdaderas Compañías líricas. La Empresa Moreno, no atreviéndose á probar tal fortuna, redújose modestamente á sus Barberillo del Avapiés, Proceso del Can-Cán, Testamento Azul y Bocaccio. Los de Arbeu que como D. Juan Tenorio lo mismo subían á los palacios que bajaban á las cabañas, estrenaron el 29 la opereta bufa Babolin en la que fueron héroes Isidoro Pastor, Adelaida Montañés y Josefina Lluch: la tal opereta gustó como gustaba todo en

Arbeu, y más cuando se le quitaron al libreto los chistes inmorales y de mal gusto que habíale conservado el traductor. El Nacional, sin poner aún mano en los estrenos, aunque sin repetir ninguna obra, disfrutó de colosales llenos con Carmen, en cuya protagonista siempre había agradado la Moriones, que al reaparecer en ella el 2 de Junio, vistió la gitana de Merimée y de Bizet con un lujo extraordinario, cosa que también hizo en cuantas obras puso en esa temporada, hasta llegar á atraer la admiración de las señoras y hacerse aplaudir con sólo presentarse en las tablas y siempre que cambiaba de trajes. En la noche del 7 de Junio citado y en la sexta función de las doce del primer abono, la Empresa Moreno estrenó la muy bella ópera cómica Rip-Rip, de Roberto Planquet, autor de Les Cloches de Corneville, compuesta sobre un libreto que Meilhac, Gille y Farnie tomaron de una leyenda de Washington Irving denominada Rip Van Winkli; la traducción española fué de Julio Nombela; esta obra bellísima por su preciosa é inspirada música, sobre todo en el segundo cuadro del segundo acto, interesante por su simpático y bien conducido argumento, fué muy bien puesta en el Nacional, estrenándose dos decoraciones bien entendidas, especialmente la casi fantástica de las montañas azules. Enrique Labrada y Romualda Moriones en los protagonistas, trabajaron á la perfección, y todos los demás artistas, los coros inclusive, llenaron bien su cometido. No debemos pasar adelante sin hacer particular mención de Concha Arvide, quien representó y cantó de modo sumamente discreto.

Al estreno de Rip respondió Arbeu con el de Madame Boniface, en la noche del 14; el arreglo fué hecho por Palou, según se dijo, con el título de La Mujer del Confitero: la Lluch y Pastor tuvieron á su cargo los papeles aquí desempeñados por la Theo y por Mezières, y siento decir que ni la una ni el otro artistas españoles pudieron parecer ni medio aceptables en esos tipos en que asombraron los dos grandes artistas franceses. Sin embargo, en el colmo siempre de la fortuna, La Mujer del Confitero fué aplaudida en Arbeu, como por igual influjo fué también aplaudida el 19 la Marta, de Flotow, rebajada con el título de zarzuela: corrió la parte de Lady Enriqueta á cargo de Ana Ferrer, y la de Nancy al de Adelaida Montañés, ayudándoles en la ejecución, verdadera ejecución, Palou y Arcaraz. A mijuicio humilde la Marta fué tan mal tratada como la Traviata, como Madame Boniface y como La Hija del Tambor Mayor; pero vuelvo á hacer constar que todas ellas las aplaudió y las aprobó el público concurrente á Arbeu.

La Empresa Moreno, no queriendo dejarse vencer por su enemiga que en una misma semana había estrenado La Mujer del Confitero y la Marta, dió en la noche del 21 del mes aquel, la primera representación de la opereta bufa La Criolla, de Offenbach, arreglada en Es

paña. Arcaraz y Palou no se durmieron sobre sus laureles, y uno tras otro estreno, se lanzaron al campo de combate con Niniche, en que Adelaida Montañés estuvo deliciosa, pues fué graciosísima actriz; con La Diva, que con justicia agradó; y con otro delito artistico, el arreglo al castellano de la dificilísima Madame Favart, con la mejor buena intención, sin duda, destrozada por los artistas del coliseo de la calle de San Felipe en la noche del 19 de Julio, y sin embargo aplaudida y celebrada á su vez, por aquel público de Arbeu que parecía tener parte en la Empresa según se entusiasmaba y veía inmejorable cuanto ella daba á luz. Para la misma noche del 19, Moreno brindó á su público con el estreno de la "zarzuela melodramática de costumbres populares españolas, en tres actos, en prosa y verso, divididos en diez cuadros, letra de D. Luis Mariano de Larra, música del Maestro Cereceda, intitulada Los hijos de Madrid."

Cuando unos y otros empresarios empezaron á notar que aquello no podía seguir así, que las obras se ponían en escena sin estudios, sin ensayos suficientes, y que sus artistas no podían con tanto teje-maneje de papeles nuevos, ocurrieron, y Moreno dió el ejemplo, á las funciones monstruos y en obsequio del público, es decir, á funciones en que por cuatro reales se daban á los concurrentes seis ó siete actos en dos ó más zarzuelas, por ejemplo, en el Nacional El Barberillo y Rip, y en Arbeu La cisterna encantada y La mujer del confitero. Arcaraz y Palou intentaron también el abono á las funciones que llamaron de moda, las cuales dábanse los viernes con el teatro muy compuesto é iluminado y con reparto de ramilletes á las señoras.

Por más que otra cosa quiera decirse, la tal competencia fué verdaderamente ruinosa para la empresa Arcaraz-Palou y para la empresa Moreno, sin que tampoco el arte ganase algo. Los artistas de una y otra Compañía, los que ningún interés tenían en ello pues no habían de sacar en el mejor caso más de su sueldo fijo, dábanse á todos los diablos y trabajaban con desgano y sin alientos. Los disgustos por este motivo fueron creciendo y pronunciándose, y la primera empresa que tuvo que lamentarlo fué la de Arbeu, que perdió á su primera tiple Ana Ferrer de Andrés, quien en lo más reñido de la lucha se negó á seguir trabajando y se separó de la Compañía, sin que lograran hacerla desistir de su determinación ni párrafos en los periódicos, ni demandas en los juzgados. La Ferrer á todo contestó, á todo resistió, sin volver á presentarse en escena desde fines de Julio, y al fin consumó su deserción, siendo sustituída ó reemplazada por Carmen Ruiz.

Por último, pues no merece aquello que demos más detalles, Moreno fué el primero en alzar el campo, dando punto á sus funciones y enviando su Compañía, con excepción de la Moriones, á Guanajuato, para cuyo teatro fué solicitada con el agregado de una subvención:

el empresario del Nacional sabía bien que por mucho que su enemigo quisiese ponderar su triunfo, poco habrían de durarle sus glorias, pues en el loco combate también habían los de Arbeu quedado mal heridos y sin fuerzas. Poco tardó en verse que así era.

En sus últimos arranques aun estrenó el coliseo de la calle de San Felipe la zarzuelilla muy graciosa Verónica y volapié, y perpetró nuevo delito, traduciendo, arreglando y cantando Crispino é la comare; aun procuró llenar sus claros con la contrata de Concha Arvide que se separó de la Compañía Moreno para unirse en matrimonio con el artista Enrique Rodríguez, y se presentó en Arbeu el 9 de Agosto con la opereta El corazón y la mano. Hasta se creyó capaz de luchar con la Opera Italiana de Sieni, y pretendió quedarse en México á batirse con ella, aunque, según los maldicientes murmuradores, esta resolución la tomó por falta de medios para salir de la Capital; pero al fin y con la función del 15 de Setiembre ló su petate, despidiéndose con Niniche y Estebanillo Peralta, zarzuela española puesta el día 12 precedente á beneficio de Isidoro Pastor, que estaba en ese género como no era posible que estuviese en el género francés, por más, vuelvo á decirlo, que el público le hubiera aplaudido en papeles dados aquí á conocer por el eminentísimo actor Mezières.

En ese año la estación de las lluvias se presentó terrible y desoladora en varios puntos de la República, causando numerosas víctimas en Jalisco, Guanajuato, Matamoros, Oaxaca, Cuarenta y Lagos, y con ese motivo se organizaron conciertos y funciones benéficas, entre las que se distinguió, por la cuantía de sus productos, la de la noche del 9 de Julio en el Nacional, ofrecida por el empresario Moreno y patrocinada por el Jockey Club. No sólo entonces y para con esas calamidades, fué generoso el público: de su caridad participó también el artista acróbata mexicano Juan Lepe, "quien por dar honor á su "patria en el Circo Nacional-así lo dice el programa-cayó de uno "de los más difíciles aparatos, quedando completamente inútil." Este beneficio se verificó en la Plaza de la Independencia, sita en el núm. 2 de la calle de la Cruz Verde, el domingo 24 de Mayo, bajo el patrocinio de D. Angel López, director y empresario del Circo Nacional, el Sr. D. Felipe Buenrostro (hijo), agente y administrador del mismo. Circo, y el Sr. D. Pedro V. Nieto, agente y administrador del Circo de los Hermanos Orrin. Estos empresarios, después de desocupar, como ya dije, la Plazuela del Seminario, habían trasladado su tienda á la de Santo Domingo y abierto en ella su llamado Museo Zoológico: tigres, leones, monos, elefante y avestruz. De otra función benéfica debo aún hablar, la que en la noche del miércoles 10 de Junio dió en el teatro Hidalgo la Compañía de D. Albino Palacios, en favor de los hijos de la actriz mexicana Soledad Amat, que acababa de morir en Puebla: en esa función se representaron el drama en tres actos Mag

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