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su inspiración y con su gracia, con su gran talento, redoblado por la dirección admirable de un maestro como su marido. Por esa misma dirección brillaron también á grande altura los demás actores de aquella Compañía, sin ser ninguno de ellos verdaderamente notable. Para finales de función se dieron graciosísimas piezas y zarzuelitas en un acto, que fueron otros tantos triunfos para la simpática Carolina Fernández. No es posible entrar en mayores detalles so pena de no concluir nunca este capítulo.

D. José Valero fué obsequiado de cien diversos modos, y, en especial, con suntuosos convites. Dejando aún el teatro lleno, dió término á sus funciones, comprendidas en dos abonos de á diez y seis, uno de doce y otro de ocho, aparte de las funciones de tarde y un sinnúmero de extraordinarias y de beneficio.

Salió de la Capital el día 1o de Octubre de 1868, y sobre ello dijo El Siglo: "En la mañana de hoy, D. José Valero, acompañado de su esposa la Sra. Cairón, y de varios artistas de la Compañía Dramática, salió para Puebla en el Ferrocarril de Apizaco. Fueron á dejarle á la Estación multitud de personas de todas clases, que hasta el último momento le han dado pruebas del más sincero aprecio. El Sr. Valero deja en México un recuerdo indeleble, no sólo como el mejor actor que ha pisado nuestro teatro, sino también como distinguido caballero y como noble filántropo."

Estos elogios del excelente periódico, decano ilustre de la prensa mexicana, honran al eminente actor español por lo mismo que fueron estrictamente justos.

CAPITULO V

1868-1869

Encontrándose aún en la Capital D. José Valero, pocos días después de haber principiado sus trabajos llamó extraordinariamente la curiosidad pública la exhibición del famoso juego de óptica la Cabeza parlante, que en los entresuelos de la casa esquina del Seminario, hizo Mr. Jorge Estevenkeen, poniendo la entrada al elevado precio de seis reales, no obstante lo cual, hizo muy buen negocio. No lo realizó menos bueno el Signor Chiarini, con la Compañía acrobática "Inglesa-Americana-Rusa," de Courtney y Sanforf, que se presentó en el Circo de la calle de Gante el 10 de Setiembre, trayendo, entre va

rias novedades, á la familia Nelson y al equilibrista en el trapecio Mr. Airec, llamado el Rey de los Aires. Este título disgustó á varios patrioteros de ínfima clase, que dieron en silbar al hábil equilibrista con el mismo furor con que le aplaudía la sociedad elegante y bien educada. De pronto aparecieron en las esquinas unos cartelones, diciendo que en México no se consentian reyes de ninguna especie, y que para demostrar que los que así se llamaban no eran ni más ni menos que unos hombres como otro cualquiera, el ciudadano mexicano fulano de tal, no recuerdo su nombre ni vale la pena de averiguarlo, se comprometía á hacer en el trapecio los mismos prodigios que Mr. Airec, y al efecto le desafiaba á presentarse á la vez en dos trapecios iguales, apostándose una determinada cantidad de dinero. Mr. Airec, que no venía á establecer competencias, sino á ganar en paz de Dios su vida, rechazó el desafío; pero Chiarini, que se dijo no fué extraño á la preparación de aquel escandalito, le obligó á aceptar el reto; así se verificó en cierta noche, subiendo á la vez que Airec y á su respectivo trapecio, un equilibrista mexicano vestido con traje nacional de Ranchero y con todo y espuelas. El lleno en el circo fué colosal, y fenomenales el griterío y la zambra. Pero no nos detengamos más en tales ridiculeces.

Al retirarse D. José Valero, la Compañía de Zarzuela de Villalonga y Reig, pasó del Teatro de Iturbide al Nacional, dando en él la primera función de su sexto abono de la temporada el 8 de Octubre con Los Madgyares. La Compañía, que era bastante buena, y contaba con las merecidas simpatías ganadas por la graciosa y distinguida artista Matilde Montañés y el popular Joaquín Ruiz, siguió viéndose muy favorecida por el público. A 10 de Setiembre la Montañés tuvo un buen beneficio con El Grumete, el cuarto acto de Hernani y la regocijada Colegiala, que quizás nunca se ha visto en México tan perfectamente desempeñada como ella lo hacía. Villalonga estrenó el 15 de Octubre én su función de gracia la zarzuela Salvator Rosa ó el Toque de Animas. Su Compañía se despidió de México el 3 de Noviembre con El Juramento.

Libre ya de la temible competencia de Valero, la Compañía dramática del Principal anunció á mediados de Octubre una nueva temporada, diciendo así en su prospecto: "Al ocupar la escena mexicana el eminente actor D. José Valero, Director del Teatro Español, la antigua Compañía del Principal debió cederle el puesto para tributarle un homenaje de justa consideración, permaneciendo en receso y tomando el carácter de simple espectadora. Pasadas esas circunstancias, la Compañía vuelve á emprender sus tareas artísticas, habiendo logrado que los actores D. Manuel Osorio y D. Enrique Sánchez Osorio se hagan partícipes de nuestros trabajos como primeros directores de escena.

"También ha admitido á los actores mexicanos que comienzan su carrera, y entre ellos, á la Srita. María de Jesús Servin, que vincula en su estudio y en la protección del bonda loso público su porvenir en tan difícil arte. El local ha sido pintado de nuevo y se están construyendo dos decoraciones precisas para las obras dramáticas del día.”

La Compañía quedó formada así: Primeros actores y directores: Manuel Osorio, Juan de Mata Ibarzábal, Merced Morales y Angel Padilla. Primero en el género cómico: Enrique Sánchez Osorio. Primeras actrices: María Cañete y Josefa García. Primeras damas jóvenes: Concepción Méndez, Ana Cejudo. Segundas damas jóvenes: Luciana Ibarzábal, Rita Cejudo, María de Jesús Servín. Actores característicos: Fernando Pérez y Aniceto Cisneros. Actores: Francisco Gómez, Jesús Morales, Epigmenio Marañón, Trinidad Galindo, Joaquín Capilla, Emilio Soler. Formador y representante: Ignacio Servín. Administrador: José Maria Servín. Contador: Federico Cejudo.

Dió su primera función esa Compañía el 21 de Octubre, dedicándola á honrar la memoria de D. Juan Ruiz de Alarcón, á cuyo efecto se puso en escena su comedia La verdad sospechosa, que, como era de temerse, no agradó al gastado paladar artístico del público concurrente, que acabó de fastidiarse con la lectura de varias piezas hecha ante el busto del gran autor dramático, y con un interminable y pesado discurso que declamó D. José González de la Torre, quien no estuvo á la altura de su buena intención: terminó la fiesta con el sainete Un músico viejo.

En el resto del mes, la Compañía puso con regular ejecución, Los pavos reales, Lo que está de Dios, El nuevo D. Juan, A ninguna de las tres. En Noviembre, El entrometido en las máscaras, Don Juan Tenorio, Los infieles, Los enemigos del alma, El suplicio de una mujer, Los celos, Un tercero en discordia, El ramo de Oliva, A un picaro otro mayor, Los cascos á la gineta, Cuestión de forma y Los pobres de levita. No creo deber enumerar con el mismo pormenor las obras dadas en Diciembre, escogidas entre las más modernas ó las mejor recibidas antiguas. Pero sí diré que en 29 de ese mes se estrenó con muy buen éxito el proverbio en dos actos El que todo lo quiere.... original del inolvidable y correctísimo escritor y literato Dr. D. Manuel Peredo. La obra fué sumamente delicada y moral; sus tipos perfectamente retratados; su verso fácil, sin ripios ni licencias; el desempeño estuvo perfecto por parte de Osorio y Morales, Concha Méndez y Ana Cejudo. Peredo alcanzó una ovación tan espontánea como unánime.

Fueron también notables funciones de ese medio año las dos representaciones que de la ópera Norma dió en el Nacional, con objeto benéfico, la Sociedad Filarmónica Mexicana, en las noches del 23 y 27 de Noviembre. Alberto Hermosillo desempeñó el Polión; Daniel Ituar

te, el Oroveso; Clotilde Espino de Cardeña, la Norma; Concepción Carrión, Adalgısa; Trinidad Heros, Clotilde; y Antonio Balderas, Flavwo: el magnífico coro lo formaron doscientos treinta alumnos de uno y otro sexo. Los precios de entrada fueron en luneta dos pesos y en palcos diez y seis.

La concurrencia fué numerosísima, lo que no dejó de ser notable, pues por cansancio ó por falta de recursos, que en verdad no eran abundantes, el público andaba remiso en concurrir á los espectáculos, y sólo privaban las escandalosas farsas del teatrito de América en el ex-Seminario, campo de triunfos de Mariano Osorno, Isidoro Máiquez y la Torreblanca, aplaudidísima bailarina. También estaban muy animadas las funciones dedicadas á propagar simpatías en favor de los cubanos, que el 10 de Octubre habían lanzado en el Yara su grito de independencia. En el Teatro de Hidalgo se dió el 6 de Diciembre, con ese objeto, La cabaña de Tom ó la esclavitud de los negros, y "en los entreactos Joaquín Villalobos y otras personas tomaron la palabra en defensa de nuestros hermanos de Cuba."

Aparte de esto, nada pósitivamente notable en punto á espectáculos de ese año queda por citar, pues del beneficio de Manuel Osorio en el Nacional la noche del 3 de Diciembre, sólo tendríamos que decir que la obra que puso en escena con el título de Las faltas de los demás, escrita en México, no gustó.

Ahora para terminar con 1868, y según mi sistema de hacer mención de lo que recordarse merece, diré que el día 29 de Octubre fué sepultado en el Panteón de San Fernando el cadáver de un verdadero artista y simpático hombre, el no bien elogiado Constantino Escalante; su fallecimiento fué causado por un accidente que le sobrevino yendo en el ferrocarril de Tlálpam. Su lápiz y su pincel fueron los de un verdadero maestro.

Sin ningún cambio ni mejora notable, siguieron en el nuevo año de 1869 sus tareas nuestros teatros. En el de Iturbide una modesta Compañía se encargó de dar á conocer un espectáculo nuevo en México, el de los espectros luminosos, que plantearon los Sres. D. Pedro Carbajal y Barón Gostkowski: la primera representación se hizo el 10 de Enero con el drama El Castillo de Savigni ó el Fratricida, en que todo quedó mal, así el desempeño como la aparición de los espectros; el fracaso se repitió el 16 con el drama Tradición güelfa ó la Dama blanca. No tardaré en volver á hablar de ello.

Pasando, sin detenernos, por las representaciones de magia y prestidigitación, que á principios de Febrero dió en el Nacional Mr. Martin, y las de dramas patibularios de la Compañía Arteaga en Iturbide, detengámonos á dar cuenta del estreno del nuevo artista mexicano D. Manuel Estrada y Cordero, verificado en la tercera función del noveno abono de seis de la Compañía del Viejo Coliseo, el jueves 25

R. H. T.-r. III. -7

de Febrero en el Gran Teatro Nacional, con el drama en seis cuadros, Dálila, original de Octavio Feuillet, traducido al castellano. Sobre ello dijo El Siglo: "Anoche en el Teatro Nacional, hizo su primera salida el joven Estrada, alumno del nuevo Conservatorio dramático y discípulo de D. Manuel Osorio. En pocos meses este estudioso joven ha hecho grandes adelantos que demuestran que tiene verdadera vocación artística. El drama que se puso en escena tiene el defecto de ser demasiado largo y de abundar en diálogos eternos y fastidiosos. El debutante, una vez vencida la timidez natural en las circunstancias en que se encontraba, tuvo momentos bastante felices y rasgos de mucha naturalidad y sentimiento. El Sr. Estrada tiene buena disposición, voz agradable, figura simpática, y puede llegar á ser verdadera notabilidad si persevera en el estudio. Así lo deseamos y muy particularmente que no se envanezca ni se atrase con prematuros elogios. El Sr. Estrada fué presentado al público en nombre del Conservatorio por los Sres. Mateos y Osorio."

El Dr. Peredo, que después de haber encantado con sus revistas en el Semanario Ilustrado, las escribía entonces en el justamente memorable Renacimiento, que acababa de empezar á publicarse con el año, dijo allí: "Manuel Estrada penetró ya con buen pie en la senda del arte. Ocioso es juzgar menudamente sus dotes, que ni llegan á ser apreciables en sólo una función de estreno, ni á un discípulo puede pedirse más que promesas fundadas para el porvenir. Si la fe en el arte, el amor al trabajo, la inteligencia bien dispuesta, y asimismo la gallarda figura, la voz sonora y las maneras distinguidas, son la base de una gloriosa carrera artística, Manuel Estrada colocará legítimamente su nombre entre los buenos cultivadores de la declamación, por cuanto en él concurren todas las cualidades antes mencionadas; ya su conciencia y sus inteligentes maestros darán feliz remate á la difícil empresa." Manuel Estrada hizo su segunda salida á las tablas con el mismo drama y el mismo éxito en la función de la tarde del domingo 28 del citado Febrero, en el Nacional.

Lo revuelta que la Isla de Cuba andaba con motivo de la guerra separatista, hizo que las compañías que en la Habana trabajaban saliesen de allí para nuestra República, siendo la primera en llegar á México la del empresario D. José Albisu, así formada: Primeras tiples, Cristina Corro, Rosa Llorens. Tiple cómica, Ana Lluesma. Caracteristica, Elisa Areu. Primer tenor serio, José Grau. Primer baritono, Manuel Cresj. Primer bajo, Santiago Santa Coloma. Primer tenor cómico, José Poyo. Segundo baritono, Paulino García. Segundo bajo, Julián Poblador. Segundo tenor, José Navarro. Actor de verso y Director de escena, Ramón Areu. Maestro y Director de orquesta, Faustino Ureñia. Apuntador de verso y música, Manuel Areu.-Los precios de

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