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macion por crudo y de patio, en la Nueva-España ocupa comunmente ni menos de ocho dias ni mas de dos meses, suponiendo siempre que el sulfato de cobre ó magistral sea de buena calidad, y que por estar demasiado baja la temperatura del aire no se retarde la accion del mercurio sobre la plata. La amalgamacion de un quintal de mineral que contenga 3 onzas ó 4 de plata, cuesta en Méjico, incluyendo la pérdida del mercurio, un peso ó poco mas. M. Sonneschmidt calcula la pérdida del mercurio á 10, 12, ó 14 onzas por marco de plata: este autor cuenta 8 onzas de azogue consumido, y de 3 á 6 de azogue perdido.

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La corte de Madrid, que se ha reservado el derecho de vender exclusivamente el mercurio, sea español ó extrangero, concluyó en, 1784, un contrato con el emperador de Austria segun el cual este suministra el mercurio á 52 duros anualmente envia en tiempo de paz, en buques de la marina real, á veces gooo, á veces 24,000 quintales. En 1803 se formó el utilísimo proyecto proveer el reino de Méjico para muchos años, á fin de que en el caso imprevisto de una guerra no se interrumpiese la amalgamacion por falta de azogue; pero este proyectado repuesto tuvo la suerte que tantos otros proyectos, cuya ejecucion no se ha verificado. Antes del año de 1770, en que el laborio de las minas era mucho menor que en el dia, la Nueva-España no recibia otro mercurio que el de las minas de Almaden y de Huancavelica. El azogue de Alemania, cuya mayor parte es de Idria, no se introdujo en Méjico

III.

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sino despues del hundimiento de las obras subterráneas de Huancavelica y en una época en que en la mina de Almaden* se hallaban inundadas la mayor parte de las obras y no daba sino muy escasos productos. Pero en 1800 y 1802, se puso nuevamente esta mina en un estado tan floreciente, que ella sola daba por año mas de 20,000 quintales de mercurio, y se concebian esperanzas de poderse pasar sin el azogue aleman para la provision de Méjico y del Perú. Ha habido años en que han entrado por Veracruz de diez á doce mil quintales de la Alemania. Ello es que desde el año de 1762 al de 1781, las amalgamaciones de Nueva-España han destruido** la suma enorme de 191,405 quintales de mercurio, cuyo valor ha sido en América de mas de 12 millones de pesos.

El laborio de las minas se ha aumentado á proporcion que ha bajado el precio del azogue. En 1590, en tiempo del virey Don Luis de Velasco II, se vendia en Méjico el quintal de azogue á razon de 187 duros ***.

* Sobre estas minas y las de Almadenejos, véanse las curiosas indagaciones de M. Coquebert de Montbret, en el Journal des Mines, no 17, pag. 396.

** Por simple oxidacion ó por combinacion química con el ácido muriático.

*** En el Reglamento para la distribucion y venta del azogue, publicado en 1590, se dice, que hasta aquella época se habia vendido en Méjico el quintal de mercurio á 113 pesos de minas. La Real cédula de 17 de octubre de 1617, fija el precio á 60 ducados el quintal. Este precio se conservó legalmente hasta fines del siglo XVI y principios del xvin. El marques de Casa-Fuerte, virey de Nueva

Pero en el siglo XVin habia de tal modo bajado el precio de este metal, que en 1750, la corte lo dió á los mineros á 82 duros. Desde 1767 á 1776, era su precio de 62 duros el quintal. En 1777, bajo el ministerio de Galvez, se fijó, por un decreto real, el precio del azogue de Almaden en 41 pesos y dos reales, y el de Alemania en 63 pesos. En Guanajuato se aumenta el precio de ambos mercurios dos, ó dos y medio pesos en quintal, á causa de su costosa conduccion á lomo. En el mercurio de Idria gana el rey *, por la diferencia del peso de Alemania y el de Méjico, el de Méjico, 23 por ciento; de suerte que una ilustrada política debia mover á la metrópoli á darlo mas barato. Por antigua costumbre se permite á los mineros de ciertos reales de minas, por ejemplo á los de Guanajuato y Zacatecas, comprar dos tercios del azogue español y solo un tercio del aleman. A otros distritos se les fuerza á tomar mas mercurio de Idria que de Almaden. Como el primero es mas caro, se resisten á tomarlo, y los mineros suponen que lo encuentran impuro.

La imparcialidad en el repartimiento del azogue

España intentó inútilmente persuadir al ministerio de Madrid á que vendiese el quintal de azogue á 40 ducados, porque en Sevilla no costaba mas que 13 pesos, y en Méjico 3o. Finalmente, la real cédula de 24 de noviembre de 1767, bajó, una cuarta parte, el precio antiguo, que era de 60 ducados ú 82 pesos y 6 reales el quintal, quedando este fijo á 62 pesos. (D'Elhuyar, del influjo de la Mineria, 1825, p. 41).

* El contrato de España con la mina de Idria estipulaba una compra anual de 12,000 quintales.

es de la mayor importancia para la prosperidad de las minas de Nueva-España *. Mientras no se ponga en libertad este ramo de comercio, se deberia confiar exclusivamente su repartimiento al tribunal de minería, único que está en estado de juzgar del número de quintales indispensable para las haciendas de amalgamacion de los varios distritos. Por desgracia los vireyes, y los que los rodean, son zelosos del derecho de administrar por sí mismos este ramo de rentas reales. Saben muy bien que repartir el azogue, especialmente el de Almaden que es un tercio mas barato que el de Idria, es conceder una gracia; y en las colonias, como en todas partes, deja siempre provechos el favorecer á los particulares mas ricos y poderosos. De aqui resulta, que los mineros mas pobres, como son los de Tasco, Temascaltepec ó Copala, no pue den proporcionarse mercurio, cuando las grandes haciendas de Guanajuato y de Real del Monte lo tienen en abundancia.

La superintendencia general de minas en España es la encargada de la venta del azogue en las colonias de América. El ministro don Antonio Valdés concibió el extraño y atrevido proyecto de regular él mismo desde Madrid, el repartimiento del azogue para

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* Véase acerca del repartimiento del azogue y del correspondido, lo que se ha escrito desde el gobierno del virey don Martin Enriquez de Almansa, y las reales cédulas desde las de 18 de mayo de 1572 y 26 marzo 1577 hasta los tiempos modernos. (Elhuyar, 1. c., p. 39-41 y p. 147-154.)

diversas minas de Méjico. Para este efecto mandó al virey, en 1789, que hiciese formar descripciones estadísticas de todas las minas de Nueva-España, y enviase á Europa muestras de todas las vetas que estaban en laborío. En Méjico se tropezó inmediatamente con la imposibilidad de poner en ejecucion la órden del ministro; no se envió muestra ninguna, y el repartimiento del azogue quedó como estaba, entregado á la direccion del virey.

Los estados siguientes * prueban el influjo del precio del azogue sobre su consumo. La rebaja en su precio, la libertad de comercio con todos los puertos. y de España, han contribuido á un mismo tiempo á los progresos del laborío.

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Influjo del precio del azogue sobre su consumo, por el contador del ramo de azogues, Don Antonio del Campo Marin. (Manuscrito). Compárese tambien de Elhuyar, 1. c., p. 43-45.

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