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respecto á la abundancia relativa ó á la distribucion de las sustancias en la costra exterior del globo, la plata está con el hierro con corta diferencia en la proporcion que la magnesia con la silice, ó de la barita con la alúmina.

Con todo eso no debe confundirse la cantidad de metales preciosos sacados de las minas del Nuevo Continente, con la que efectivamente ha refluido en Europa desde el año de 1492. Para juzgar de esta última suma, es indispensable valuar 1o el oro y plata que se encontraron al tiempo de la conquista entre los indígenas de América, y de que hicieron su botin los conquistadores; 2° lo que ha quedado en circulacion en el Nuevo Continente; y 3o lo que ha pasado direc, tamente á las costas de Africa y Asia, sin tocar en la Europa.

Los conquistadores encontraron oro, no solo en las regiones que lo producen hoy todavía, como en Méjico, en el Perú y en la Nueva-Granada, sino tambien en los paises cuyos rios nos parecen actualmente muy pobres en arenas auríferas. Los indígenas de la Florida, Santo-Domingo, é isla de Cuba, los del Darien y costa de Pária tienen braceletes, anillos y collares de oro; pero es probable que la mayor parte de este metal no era debida á los territorios donde se hallaron aquellos pueblos establecidos á fines del siglo xv. En la América meridional habia, como en Africa, comunicaciones comerciales aun entre los aduares mas distantes de estar civilizados. Frecuente

mente se han visto coral y perlas de conchas marinas entre hombres que vivian lejos de las costas. En nuestro viage por el Orenoco, nos hemos asegurado de que la famosa piedra Mahagua, el jade de las Amazonas, camina, por medio de cierto tráfico establecido entre varias tribus de salvages, desde el Brasil hasta las orillas del Carony, habitadas por indios caribes. Debe observarse ademas, que los pueblos que los Españoles encontraron en el Darien ó en la isla de Cuba, no. habian habitado siempre aquellos mismos parages. En América, las grandes emigraciones se han hecho del NO. al SE. y muchas veces sus guerras han forzado tribus enteras á dejar las montañas y establecerse en los llanos. Asi se concibe como el oro de la Sonora ó del valle del rio Cauca ha podido encontrarse entre los salvages del Darien ó en las bocas del rio de la Magdalena. Por otra parte, cuanto mas pequeña es la poblacion, tanto mas engañosa es la apariencia de riqueza. La acumulacion del oro choca principalmente en aquellos parages donde todo el metal que el pueblo posee está convertido en objetos de adorno. No debe pues juzgarse de la supuesta riqueza de las minas del Cibao, de la costa de Cumaná y del istmo de Panamá por la relacion de los primeros viageros; sino que debe siempre tenerse presente que los rios son menos auríferos, en proporcion de lo menos rápida que se hace su caida á fuerza de siglos. Un aduar de salvages, que se establece en un valle donde no ha penetrado jamas hombre alguno, encuentra en

él granos de oro acumulados de millares de años á aquella parte; al paso que en nuestros dias los lavaderos mas atendidos, apenas producen algunas pepitas sueltas. Estas consideraciones, á que debo ceñirme aqui, servirán para ilustrar el problema tantas veces disputado, del porque aquellas mismas regiones que inmediatamente despues del descubrimiento de la América, y en especial desde 1492 hasta 1515, se tuvieron por eminentemente ricas en metales preciosos, apenas los producen en nuestros dias, aunque en varias de ellas se los haya buscado con mucho trabajo y buena di

reccion.

Para fijar nuestras ideas acerca del botin en oro y plata, que los primeros conquistadores hicieron pasar á Europa antes que los Españoles empezasen á beneficiar las minas de Tasco en Méjico, ó las de Porco en el Perú, pasemos la vista por los hechos referidos por los historiadores de la conquista. Yo he examinado atentamente estos hechos, y he tratado de juntar todos los pasages en que se valuan las riquezas caidas en manos de los europeos, en pesos ensayados ó en castellanos de oro; porque estos datos, y no las expresiones vagas y repetidas « de enormes cantidades de oro, ó de tesoros inmensos »,

son los

conducirnos á inducciones satisfactorias.

que pueden

En 1502, Ovando envió á España una flota de 18 buques mandada por Bovadilla y Roldan, y cargada de cierta cantidad de oro: la mayor parte de estos buques pereció en la famosa tempestad en que estuvo

para perecer tambien Cristobal Colon en su cuarto viage, en los surgideros de la isla de Santo-Domingo. Los historiadores de aquel tiempo consideran esta flota como una de las mas ricas; y sin embargo todos convienen en que su cargamento en oro no pasaba de 200,000 pesos, que contándolos como pesos de minas á 14 reales, hacen la corta suma de 1,750,000 libras, tornesas, ó 2560 marcos de oro. Los regalos que Cortés recibió á su paso por Chalco, no ascendieron sino á 3000 pesos de oro **, ó al peso de 38 marcos. Cuando Motezuma juntó sus vasallos para prestar juramento de fidelidad al emperador Carlos v, que le hicieron creer descendia en línea recta de Quetzalcoatl ***, él Bouddha de los aztecas, Cortés pidió un tributo en oro, fingiendo, segun el mismo dice, que el emperador tenia grande necesidad de este metal para ciertas obras que queria mandar hacer. El quinto de este tributo, que entró en la caja del ejército, ascendió á 32,400 pesos by de ahí puede deducirse que la cantidad de oro que el general recogió con aquella estratagema, ascendia á 2080 marcos. A la toma de Tenochtitlan el botin que cayó en mano de los Españoles no pasaba, segun dice Cortés, del peso de 130,000 castellanos, ó sean 2600 marcos de oro *****;

*

Herrera, decada 1, lib. 1, cap. 1, tom. 1, pág. 126.

**

Cartas de Hernan Cortés, carta 1, § XVIII, pág. 72.

*** Véanse mis Vues des Cordillères, et Monumens de l'Amérique,

pl. vu.

**** Cartas de Hernan Cortés, carta 1, § xxix, pág. 98.

***** Carta III, S LI, pág. 301. La expresion «Se fundió mas de

bien que estando por la autoridad de Bernal Diaz, ascendia á 380,000 pesos, que equivalená 4890 marcos.

los

Las dos épocas de la conquista del Perú en que Españoles juntaron mas riquezas, son las del proceso de Atahualpa y el saqueo del Cuzco. El rescate del Inca, repartido, en 1531, entre sesenta hombres de á caballo y cien infantes, ascendió, segun Garcilaso, á 3,930,000 ducados en oro, y á 672,670 ducados en plata: sumas que reducidas á marcos dan, 41,987 de oro y 115,508 de plata; es decir, en todo por valor de 3,838,058 pesos de á 8 reales de plata mejicana, ó 20,149,804 libras tornesas. Estos tesoros, que se juntaron en una casa cuyas ruinas todavía he visto yo cuando estuve en Cajamarca, el año de 1802, habian servido de adornos en los templos del sol de Pachacamac, Huailas, el Cuzco, Huamachuco y Siellapampa. Gomara no valua el rescate de Atahualpa sino en 52,000 marcos de plata, y en 1,326,500 pesos de oro, ό en 17,000 marcos de plata. Cuando se trata

**

138,000 castellanos » es dudosa. Se ignora si Cortés habla de castellanos como peso, ó como moneda imaginaria. He seguido, con el abate Clavigero, la primera hipótesis (Storia di Messico, tom. 111, pág. 232); en la segunda, el botin no habria sido mas que de 1660 marcos de oro; pues Herrera dice expresamente, que «< castellano y peso es uno », y segun él, un peso de minas vale 14 reales; un peso ensayado 13 reales de plata y un cuartillo. Década vIII, lib. 11, c. x, tom. v, pág. 41.

*

Garcilaso, pt. 11, lib. 1, cap. 28 y 38 (tom. It, pág. 27 y 5). El P. Blas Valera cuenta 4,800,000 ducados.

** Historia de las Indias, 1553, pág. 67.

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