La rosa del vientoMaeva , 2018 M07 2 - 464 páginas Cuando la publicista Annabel Hansen se traslada con su hija pequeña, Leonie, a la isla de Rügen en el mar Báltico, en realidad solo tiene una cosa en mente: dejar atrás su antigua vida para comenzar una nueva. Y todo indica que su plan va a funcionar, ha alquilado una casa preciosa en primera línea de mar, encuentra nuevas amistades y Leonie se acostumbra enseguida al nuevo entorno. Al descubrir unos días más tarde un viejo barco pesquero en el puerto, Annabel queda fascinada por él. Lo cierto es que La rosa del viento necesita una buena puesta a punto, pero ella sueña con comprarlo y reconvertirlo en una cafetería flotante. Sin embargo, existe otro interesado, un abogado que también quiere hacerse con él. Parece que un oscuro secreto lo une a esa vieja embarcación que, por lo visto, en su día ayudó a mucha gente a huir de la República Democrática Alemana. |
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Corina Bomann. también podía añadirse a esa lista la nariz , pero yo de eso no estaba tan segura . -Esta es Leonie -dije para presentarla . Leonie « Corazón de León » , como la llamaba yo a veces , por una antigua serie infantil que ...
Corina Bomann. también podía añadirse a esa lista la nariz , pero yo de eso no estaba tan segura . -Esta es Leonie -dije para presentarla . Leonie « Corazón de León » , como la llamaba yo a veces , por una antigua serie infantil que ...
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... dormida . Mientras escuchaba el susurro del viento que se había levantado hacia el anochecer y que mecía los árboles , no podía evitar recordar lo que la señora Balder me había dicho antes de partir: que lo que soñara esa.
... dormida . Mientras escuchaba el susurro del viento que se había levantado hacia el anochecer y que mecía los árboles , no podía evitar recordar lo que la señora Balder me había dicho antes de partir: que lo que soñara esa.
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... podía ser, pero durante un tiempo estuve fascinada por la idea de tener un jardín en el que relucieran diamantes. Cada vez que nos íbamos a la casa de campo, junto a la orilla del mar, salpicaba con agua un trozo del jardín y esperaba a ...
... podía ser, pero durante un tiempo estuve fascinada por la idea de tener un jardín en el que relucieran diamantes. Cada vez que nos íbamos a la casa de campo, junto a la orilla del mar, salpicaba con agua un trozo del jardín y esperaba a ...
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... podía cambiar cada vez . -Es verdad , pero quizá se te ocurre alguna otra historia mirando los dibujos -repliqué- . Cuando un cuento se termina , eso no significa ni mucho menos que la historia tenga que acabar . -Una idea inteligente ...
... podía cambiar cada vez . -Es verdad , pero quizá se te ocurre alguna otra historia mirando los dibujos -repliqué- . Cuando un cuento se termina , eso no significa ni mucho menos que la historia tenga que acabar . -Una idea inteligente ...
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... podía ver todo el despacho y, si la puerta estaba abierta, la antesala; cada vez que el trabajo lo fatigaba o lo aburría, también podía mirar por la ventana. –Tome asiento, por favor –dijo, y me sorprendió al no señalar la silla que ...
... podía ver todo el despacho y, si la puerta estaba abierta, la antesala; cada vez que el trabajo lo fatigaba o lo aburría, también podía mirar por la ventana. –Tome asiento, por favor –dijo, y me sorprendió al no señalar la silla que ...
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Términos y frases comunes
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