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jóvenes educandos. De su propio, escasísimo peculio, compraba libros para regalar no sólo á los pobres, sino también á algunos muchachos de familias pudientes, con el objeto de estimularlos por alguna acción generosa ó mayor trabajo en el estudio.

Véase á este respecto lo que declara uno de sus ex-alumnos, Don Marcelino Cañas Aldunate, después alguacil mayor de ciudad, el año 1803, á propósito de un juicio seguido por Muñoz con el objeto de que se le abonaran algunas mejoras hechas en la escuela durante el tiempo que sirvió su preceptorado. Pedido informe sobre estas mejoras á Cañas Aldunate dió éste, el que se copia en seguida:

«Excmo. Señor:

Fl alguacil mayor de ciudad, en cumplimiento del superior decreto de V. E. para que informe lo que supiere y me constare sobre lo que expone en el interrogatorio del promovido expediente, Don Francisco Javier de Muñoz, debo asegurar que me consta y es cierto que con su propio dinero refaccionó el cañón y techumbre, uno y otro enteramente arruinados, de la escuela pública de primeras letras de esta capital, en donde fué preceptor desde fines de 1780 hasta 1790. Lo que igualmente consta y presenciaron en aquel tiempo más de cincuenta discípulos sacerdotes, seculares y regulares que tiene en el día por su sana doctrina y moral cristiana. Como también me consta que cuando fué al registro de las salas y aulas de arriba el M. I. S. P. Don Ambrosio de Benavides para colocar las armas del rey; enterado de lo ruinoso, por sus vestigios, en que habían estado y de las manifiestas refacciones, bajó su señoría y entró á la escuela á dar muchas gracias al maestro preceptor por tan buena obra y dijo que se le pagaría todo, como así lo tiene justificado á fs. 14 vuelta. Asimismo me consta por habérselo oído decir muchas veces que la ciudad no concurrió con dinero alguno para estos gastos, por haberse excusado el procurador, síndico general, diciendo que como fin de año tenía rendidas las cuentas y que la recaudación de propios había sido escasa.

En vista de la cuenta jurada que presenta á fs. 15 (1) en la que

(1) Véase esse documento publicado más adelante bajo el rubro de «Razón y cuen.a instruída, etc.»

sólo hace cargo del gasto de 475 pesos 1 real, soy de sentir que la forma de menos, que demás, por su escrupuloso modo de obrar y notoria vida de buen cristiano; pues, como ya tiene dada satisfacción en su escrito de fs. 17, omite el mayor cargo que debía hacer, como lo expresa en la nota que sigue en dicha cuenta, sobre los diarios auxilios á la porción considerable de niños pobres, como á los que no eran, de darles, sin interés alguno, papel, tinta, plumas, \cartillas, catones y libros; y hasta el agua para refrigerar á tantas criaturas, la compraba á los aguadores, no permitiendo que los niños pobres la cargasen porque no perdiesen el tiempo de su aprovechamiento.

Así me consta que fué mucho tiempo mal asistido de su corto sueldo de 270 pesos anuales, pues se halló obligado á ocurrir á la Real Audiencia para que se le mandase pagar cerca de dos años que se le estaban debiendo, lo que consta de espediente y también al secretario de cartas de esta superintendencia, Don Judas Tadeo Reyes, que fué el que informó esta temeridad al señor regente Don Tomás Alvarez de Acevedo, quien mandó luego al procurador síndico general, Don José Ignacio Morán, que le pagase y liquidase todo el cargo.

Y últimamente que le consta al informante el desinterés sumo en el manejo de la escuela sin permitir gratificación la que menor de los jóvenes. Que es cuanto puedo informuar á V. S. Santiago, y febrero 15 de 1803.-Marcelino Cañas Aldunate.»

VIII

Así, pues, iba á ser un tristísimo día para Muñoz, éste, en que se veía precisado á dejarlo todo: escuela, alumnos, enseñanza, etc. Á petición suya junto con el acto en que se consignó la entrega de la escuela á fray Luis Houze, se hizo un inventario completo de todo le existente en ella.

Como más adelante estos documentos fueron de alguna importancia en el juicio que siguió Muñoz, se publican íntegros á continuación:

Acta de entrega

«En la ciudad de Santiago de Chile, en veinte y tres días del mes de abril de mil setecientos noventa años: El Señor Doctor Don

Ramón de Rozas, teniente asesor letrado, etc., como á las nueve de este día pasó á la escuela pública de esta ciudad en compañía del señor procurador de esta dicha ciudad Don Francisco Javier Larraín, y del hermano fray Luis House, y habiéndole salido á recibir á su puerta Don Francisco Javier de Muñoz é introduciéndole dentro de dicha escuela, presentes setenta y tres niños que en ella se contaron, les dió á conocer por su maestro y preceptor al referido fray Luis House instruyéndoles que el muy ilustre presidente le había nombrado en lugar de su anterior maestro el expresado Don Francisco Javier de Muñoz, por haber éste renunciado su empleo á causa de su avanzada edad, y enfermedades: y habiéndolo todos oído, y entendido, dijeron que lo reconocían por tal maestro, y que como tal lo acatarían y respetarían oyendo con humildad, y veneración sus preceptos, y que daban gracias á Don Francisco Javier de Muñoz por la enseñanza que les había dado, y con esto quedó cerrada esta diligencia y la firmó dicho señor tenien te asesor con el señor procurador general, de que doi fé.-Fray Luis House.-Doctor Rozas.-Doctor Larraín.»

«Inventario de las alhajas y muebles qus actualmente existen én la real escuela de la «Purísima Concepción» de la ciudad de Santiago de Chile, hoy 23 de abril de 1790.

Primeramente, una cruz grande, de madera pintada, que sirve todos los días para ir en comunidad los niños cuando van á misa;

Item. Un altar pequeño que está algo maltratado con dos columnas de madera, pintado y dorado, en el cual está colocada una imagen de bulto como de media vara con su vestido de seda muy viejo sin otra alhaja alguna;

Item. Un cuadro de poco más de vara de largo pintada la imajen de la Purísima Concepción;

Item. Otros dos cuadros de poco más de vara y cuarto de largo, y de ancho lo mismo, en los cuales estuvo pintado en uno la efijie del patrón de las escuelas, el glorioso San Casiano, y en el otro San Justo, y Pastor.

Item. Otro cuadro de vara de largo, y media de ancho poco más, con las armas de nuestro católico monarca el rey Don Carlos IV. que Dios guarde;

Item. Un cajón que sirve para meter varios trastos de la escuela, y para el uso del maestro;

Item. En cada lado de la pared de la escuela hay dos asientos de bancos para los niños que están leyendo, uno alto y otro bajo, y

tienen de largo entre todos treinta y cinco varas les necesitan el componerlos;

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Item. Diez bancas para escribir los niños en forma de carpeta, para ambos lados, y todas componen veintitrés varas y media de largo;

Item. Otra banca antigua de escribir para ambos lados que tendrá de largo tres varas poco más o menos;

Item. Otro banco antiguo de leer que tendrá cuatro varas poco menos de largo y tiene dos asientos;

Item. Treinta y cinco tinteros vidriados y treinta de asta;

Item. Una puerta de bastidores de tocuyo muy vieja que está á la puerta del patio;

Item. Una tinaja vieja que sirve para agua;

Item. Un camarote que sirve para dormir el maestro, el que está muy incómodo.

Y para que conste donde convenga lo firmé en dicho día mes y año, ut supra.-Doctor Ramón de Rozas.- Fray Luis House.

VIII

Se ha dicho ya, que el asesor de gobierno, Don Ramón Martínez de Rozas, había prometido á Muñoz, en cambio de la renuncia que hacía un empleo vacante entonces en la tercería de tabacos de Valparaíso, y bajo esta condición y la de ser cubierto de los gastos que había hecho en la escuela, dejó Don Francisco Javier el destino que con tanto amor desempeñaba.

Ni por un momento abrigó en su mente la sospecha de que no se le fuera á cumplir lo prometido; esperaba pacientemente, ser nombrado en el destino ofrecido ó en otro que le procurara los medios necesarios para subsistir con comodidad y decencia.

Durante este tiempo, no descuidó cobrar al cabildo le abonase las mejoras hechas en la escuela, en los diez años que la había dirigido, haciendo valer todos sus empeños y acompañando los documentos comprobantes de sus gastos.

El expediente que con motivo de esta cobranza se formó suministra detalles interesantes acerca del régimen y movimiento interno de las escuelas. Forma un legajo de cuarenta y cinco páginas y se conserva original, en bastante buen estado, en el archivo de la Real Audiencia.

Los comprobantes que presentó Muñoz, al principio, se reduje

ron á los dos inventarios que había hecho levantar al entrar y salir de la escuela y á una especie de cuenta que formuló él mismo, sin espresar aún los valores, pero sí la necesidad de los trabajos que había emprendido. Por su originalidad publícase esta cuenta ó inventario firmado por Muñoz el mismo 23 de abril de 1790:

«En la ciudad de Santiago de Chile, en veintitrés días del mes de abril de mil setecientos noventa años: este día, de orden del superior gobierno, entregué la escuela pública de que fuí maestro de primeras letras; y manifiesta el inventario, por el que se me entregó dicha escuela en el que consta el estado en que la dejó el maestro anterior, y presento esta razón, con los reparos de su composición para que se coteje con el citado anterior, y en su vista y reconocimiento se aprecien y tasen los indispensables costos comprendidos para la crianza de más de un millar de niños que se han doctrinado en el cuerpo de diez años, con la mayor decencia correspondiente al carácter de sus personas, y servicio que he hecho al público, y es en la forma siguiente:

Primeramente, entrego el cañón de escuela en el mismo lugar que lo recibí, mejorado en el día y con los reparos y costos de revocados, enlucidos, y blanqueadas sus murallas por dentro y fuera, y pintadas como están de manifiesto.

Item. Por cuatro puertas, dos á la parte de la calle, y otras dos á la de adentro, reparadas con barrotes y tablones, reclavadas y corrientes; las tres con sus mamparas para el abrigo de los niños en el invierno, polvaredas en el verano, y lo que más es, para privar la inquietud de los muchachos que pasan por la calle, y estudiantes de las aulas;

Item. Por cuatro ventanas, una á la puerta de la calle, y tres á la de adentro, las tres con sus mamparas por la misma razón de arriba, y la otra guarnecida de vidrios, y su reja para la parte de las aulas, de alambres de fierro, para decencia y adorno de la mesa del maestro;

Item. Por el piso de toda la escuela, terraplenada, y todo de nuevo enladrillado, con sus gradas y tabladillo forrados de tablas de alerce para el despacho y decencia y comodi lad del maestro;

Item. Por el altar del oratorio con su nicho y bulto de la ad

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