CAPITULO IX LOS SUCESORES DE LOS JESUÍTAS.-ESCUELA DE LA CAÑADILLA SUMARIO.-I. Influencia de la Compañía de Jesús en la instrucción pública.—Algunos jesuítas notables.-II. Trabajos de los jesuítas en el Sur de Chile. - Cole. gios y misiones en el obispado de la Concepción.-III: Postración de los estudios después de la expulsión de la orden.-IV. El rey de España trata de remediar esta decadencia.-Real Cédula con este objeto.-V. Se fundan en Santiago las primeras escuelas públicas.-Escuela de fray Julián del Rosario. VI. Escuela de Don José Ruiz de Rebolledo.-VII. Escuelas de la Cañadilla. -Don Pedro Pablo Muñoz.-VIII. El indígena Santiago Lincoguru.-Intenta abrir escuela en la Cañadilla. -IX. Antecedentes de Lincoguru.-No es admitido al sacerdocio.-X. El Colegio de Naturales de Chillán.-Informe del fiscal.-XI. Informe del Administrador de Temporalidades.-Resultado de las gestiones de Lincogurn. I La expulsión de los jesuítas, llevada á cabo en Chile bajo la presidencia de Don Antonio Guill y Gonzaga (26 de agosto de 1767) había concluído con los más poderosos auxiliares de la instrucción primaria. Sus numerosas escuelas y colegios era los más concurridos del reino y su enseñanza era, sin disputa alguna, la mejor que en él se hacía. El colegio convictorio de San Francisco Javier, situado en el sitio que hoy ocupan los tribunales de justicia, eran por entonces el emporio de la juventud, educándose ahí lo más distinguido de la colonia. Fundado en 1612, merced á los empeños del vice provincial de. la Orden, padre Diego de Torres Bollo, había ido de año en año incrementándose y mejorando, hasta contar algún tiempo después en sus aulas con más de cuatrocientos alumnos. Á mediados del siglo XVIII, puede decirse sin temor de sufrir una equivocación, que la Compañía de Jesús había monopolizado en Chile la enseñanza de la juventud. Los jesuítas habían fundado escuelas en casi todas las ciudades de algún vecindario en el reino. Las tenían con éxito en Copiapó, La Serena, San Felipe, Los Andes, Valparaíso, Quillota, Talca, Chillán, etc. En Santiago poseían á más del ya citado colegio convictorio de San Javier, un Noviciado (1) para los estudios de ingreso en la orden y en el que, á juicio de los contemporáneos, se hacían estudios tan completos como en los mejores noviciados de Europa. De allí nacieron esa pléyade de escritores ex-jesuítas que popularizaron á Chile en el viejo Continente. Los padres Juan Ignacio Molina, Miguel de Olivares y Felipe Gómez de Vidaurre que escribieron obras notables, bajo el punto de vista científico é histórico, sobre este reino; Don Manuel Lacunza, que en su «Venida del Mesías en gloria y magestud» iba casi á causar una revolución en la teología. Los padres Febres y Harvestadt, que se distinguieron en la lingüística, y por último el jesuíta Don Ignacio Godoy que organizó en Londres, con el general Miranda, en 1784, la primera junta en que se trató de independizar á las colonias americanas del dominio de los reyes de España (2). En Concepción habían establecido el Convictorio de San José y algunas escuelas primarias, en una de las cuales se educó el erudito Don Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, autor del «Cantiverio Feliz», obra que figura en la colección de historiadores de Chile. (1) El colegio del Noviciado de la Compañía de Jesús, estaba situado en el mismo lugar que hoy ocupa la iglesia de San Borja, cuyo era el santo patronímico del colegio. Después de la expulsión los bienes de éste se aplicaron á la fundación de un hospital de mujeres, que lleva aún su nombre, y del que hasta entonces se carecía. (2) El jesuíta Godoy que queda citado, es uno de los personajes más dignos de estudio de la época en que comenzaba á hablarse de la posibilidad de la indepen dencia de América; su nombre, sin embargo, permanece relegado al olvido, cuando se ha estudiado hasta las menores acciones de personajes secundarios en el movimiento de esos años. Entre las copias sacadas en el archivo de Simancas por Don José Toribio Medina, comisionado por el gobierno de Chile con ese objeto, se encuentra el tcstimonio de un expediente seguido de oficio contra este jesuíta chileno, que, pasando de incógnito desde Londres á Charlestown, fué denunciando y preso en la ciudad de Cartagena de Indias. En él se dan numerosos é importantes detalles históricos sobre el papel que desempeñó en la junta revolucionaria de Londres y sobre sus relaciones con la de Cadiz y los generales Miranda, Baquijano, Bejarano, y otros. O'Higgins, que estudiaba entonces en Inglaterra, enviado por su padre, fué discípulo de Godoy y asistía á las conferencias que allí se celebraban.-Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional. Archivo de «Copias de Indias. Vol. 37, II Más al sur, su campo de acción era tan vasto como en las ciudades del norte. Aún en los últimos rincones de la Araucanía habían logrado ellos establecer sus misiones, en las que, junto con las doctrinas de la religión cristiana, enseñaban á los indios á leer, escribir y contar. Cualquiera que estudie con desapasionado criterio la inmensa labor llevada á cabo por la Orden en esas regiones, no podrá por menos que admirar la virtud y constancia de esos hombres, que luchando con los elementos y con los obstáculos que les oponía la barbarie de los indios, no desistieron jamás de su propósito. El estado que á continuación se publica, dará una idea al lector de los trabajos de los jesuítas en toda la región del Sur. Viene firmado por el padre Juan de Sorozábal, que en 1758 fué llamado á informar sobre el estado de las misiones dependientes del obispado de la Concepción (1). «Catálogo de los sujetos de la Compañía de Jesús que residen en las casas que dicha compañía tiene en el obispado de la Concepción de este reino de Chile: Colegio de la Concepción Padre Miguel de Ureta, Rector, Nicolás de Toro, Operario, Juan de Lureta, Procurador de misiones, Operario, Diego Cordero, Director de ejercitantes; administrador de 11 11 José Zavala, Operario, (1) Es e documento se encuentra original en el volumen 14 pieza número 4 del archivo de «Jesuítas», depositado en la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, Padre Pedro García, administrador de una viña de que se ayuda al sustento de los padres misioneros, y Operario en ella, Miguel de Leiva, Administrador de una hacienda y Operario, Nicolás Gatica, Administrador de nna hacienda y reside. en ella aún enfermo, Luis Saint-Elices, Administrador de otra hacienda del colegio y operario en ella. Lorenzo Godoy, anciano y enfermo. Hermano Justo Andrade, estudiante y maestro de escuela. Agustín Cintrán, Valentín Pereda y Bartolo Frías, coadjutores temporales, ocupados en oficios domésticos de su estado. Colegio de Buena Esperanza Padre Alonso Barriga, Rector. ་་ Pedro Mayoral, enfermo. José Caso, todos tres operarios y este último Maestro de escuela. Colegio de Chiloé Padre Juan de Espejo, Rector y Operario. Antonio Fridl, Misionero de indios y operario. " Melchor de Strazer, Misionero de indios. 11 Juan José Zepeda, Maestro de escucla y gramática, catequista y operario. Juan Miguel Erasso, Operario de la Concepción asignado á este colegio para cuando se ofrezca embarcación. Convictorio de San José Padre Luis Caamaño, Rector Prefecto de estudios del colegio de la Concepción y operario. Nicolás Díaz, Catedrático de Filosofía y Ministro. |