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del reverendo padre maestro fray Clemente Venegas, de la Orden de Predicadores, actual prior provincial para que se sirva US. de asignar interinamente á su religión el colegio y casas que fueron de los padres de la coinpañía de Jesús en la villa de San Martín de la Concha, puerto de Valparaíso y villa de San Agustín de Talca, por las razones que expone, dice: Que estos lugares de pocos operarios evangélicos y en los cueles abundan los vecinos y habitantes ejecuta más estrechamente la apertura de las iglesias de los jesuítas, verificada la salida y expulsión de dichos jesuítas en conformidad á la instrucción del Excmo. Señor Conde de Aranda; por lo que siendo US. servido atendiendo á la solicitud y celo del R. P. provincial y confiriendo este asunto con el Iltino. Señor Obispo de esta diócesis, podrá deliberar sobre él según le pareciere de justicia.

Santiago y octubre 5 de 1767».

Concha.

De acuerdo con este dictamen, Guill y Gonzaga pidió informe al obispo de la diócesis, que lo era entonces Don Manuel de Alday y Aspée, el que se reproduce también á continuación:

«Muy Ilustre Señor:

«He visto la representación que hace á su señoría el reverendo padre provincial de la Orden de Predicadores á fin de que se le asigne á su religión los colegios que tenía la de la compañía de Jesús en la villa de San Martín de la Concha, de San Agustín de Talca y en el puerto de Valparaíso, interín que el Rey informado de todo determine lo que sea de su real agrado obligándose á poner en ellas religiosos proporcionados para la enseñanza de la juventud, sobre cuyo expediente se ha servido US. consultar mi dictamen. Este se reduce á que tengo por muy conveniente se habiten esos colegios y se abran sus iglesias para el cuidado de su fábrica material y para el pasto espiritual que en ellas se daba á los fieles. Esto segundo confío que cumplirá la religión de predicadores como tan conforme á su instituto, del cual es muy observante esta provincia; y podrá obligarse á lo primero que es la mantención de lo fabricado. En la villa de San Martín de la Concha tienen fundación antigua cuyo convento se arruinó en un temblor y sólo se han reedificado unas pocas celdas y una capilla interina:

en la de Talca empezaba á fundarse conforme á la licencia que Su Magestad concedió para las nuevas villas y es muy poco lo que tienen edificado; en Valparaíso es menos y todos tres lugares son de bastante población; por eso me parece conveniente se le apliquen estos colegios con dependencia de la real aprobación y con la calidad que pongan en ellos escuela precisamente para enseñar á leer y escribir á los niños como también que á lo menos en la cuaresma, un día de cada semana (distinto de aquel en que lo hace el párroco) prediquen la palabra de Dios al pueblo, á más de los otros ministerios voluntarios que acostumbra practicar esta religión. Nuestro Señor guarde á US., etc.

MANUEL, Obispo de Santiago».

Santiago y octubre 14 de 1767».

Al día siguiente el presidente Guill y Gonzaga expidió un decreto poniendo á los domínicos en posesión de los colegios que pedían, y ahí se alcanzaron á fundar escuelas. Algunos años después, sin embargo, el Rey revocó esta aplicación y las escuelas tuvieron que cerrarse.

III

Pocos años después, principió ya á tratarse del destino definitivo que debía dársele al colegio de Valparaíso, pues la concesión al convento de Santo Domingo no era sino provisoria y mientras resolvía Su Magestad como debía procederse en tan grave asunto.

Tres eran las casas que más falta hacían por el momento en la villa: hospital, cementerio y escuela. Las tres necesidades se imponían de una manera perentoria, y debían merecer igual atención de la Junta de Aplicación de las Temporalidades.

A pesar del poco movimiento comercial del puerto, no escaseaban en él los enfermos, ya fuesen soldados de la guarnición, marineros de los navíos 6 gente menesterosa del pueblo, sin que tuvieran un local en que curarse de sus dolencias; muchos merían por esta sola causa.

Los muertos no abundaban menos que los enfermos y no había en el puerto un local decente y adecuado en que darles sepultura. Respecto de la necesidad de una escuela, no era menos peren

toria; pues á pesar de su compromiso los domínicos sólo pudieron abrir su escuela algún tiempo después, debido á que el convento permanecía sólo la mayor parte del año, y aún sin arreglar.

Fué en este intermedio cuando el franciscano fray José Lagu nas (1) abrió en el convento de su Orden, situado al costado de la iglesia parroquial, una escuela de primeras letras en que se daba una lucida enseñanza y á la que concurría bastante número de niños.

Desgraciadamente al padre Lagunas, lo llamó al poco tiempo la obediencia a Quillota, adonde fué destinado, dejando la escuela en el mayor desamparo y al numeroso vecindario deplorando su pronta partida,

Este estado de cosas se comprenderá perfectamente por la solicitud de los vecinos que aquí se publica, en que se hace una sincera exposición de los hechos y concluyen pidiendo se funde una escuela en ese lugar.

Solicitud de los vecinos de Valparaíso

«Muy Ilustres Señores de la Junta de Aplicaciones:

«Los vecinos y moradores del puerto de Valparaíso y que abajo firmamos, decimos: Que en consecuencia de lo resuelto por Su Magestad, que Dios guarde, por su real cédula dada en San Ildefonso á catorce de agosto de mil setecientos sesenta y ocho, comprendida en la segunda parte de sus colecciones, el deseo que tiene de mejorar en todo lo posible la educación general de la juventud; hallándose este lugar poblado de crecido número de jóvenes sin el menor auxilio de enseñanza ni aún para lo principal á causa de que con la falta de la que daban los regulares de la Compañía se había aplicado el R. P. fray José Lagunas del orden de nuestro padre San Francisco, quien mandó la obediencia al convento de Quillota, dejando este podre vecindario en manifiesta horfandad

(1) La mayor parte de los datos y documentos que se dan en este capítulo son tomados del expediente seguido ante el gobierno superior para la erección del hospital de Valparaíso (Arch. Capitanía General, vol. 966). Este expediente con tiene datos originalísimos y de la mayor importancia para la historia del vecino puerto; y contiene todos los pasos que se dieron por establecer el referido hos pital.

y lo mismo sucederá en lo sucesivo con cualesquiera religioso que se aplique de modo que crecerá el número de la juventud y se hallarán hombres sin los primeros principios y demás necesarios, y teniendo presente la intención del soberano y las grandes proporciones que tiene esta residencia para sostener la escuela y demás necesario, ocurrimos á la piedad y cristiano celo de USS. para que, mirando con justicia y equidad á este pobre lugar, se sirvan de dar providencia á esta tan grave necesidad, como lo tuvieren por más conveniente nombrando aquel ó aquellos sujetos de aquellas cualidades y circunstancias que se requieran, y que esto no sólo está sujeto al Señor Gobernador de este puerto sino también á los curas vicarios, para que de este modo sea su celo y vigilancia con más eficacia y logre la juventud su adelantamiento. Y á la verdad que nos parece nuestra pretensión muy de justicia, porque en todos los lugares y partes de la corona, en todos, lo primero que se ha atendido al vecindario ha sido en la enseñanza pública por los altos fines á que movieron la real intención, y no careciendo este Valparaíso de ninguna de las circunstancias necesarias, así por lo muy poblado como por las familias de distinción de que se compone, nos parece fuera de duda que se le atienda en esta su pretensión y que en las aplicaciones que se puedan hacer se tenga presente para su consecución, por tanto, á US. pedimos y suplicamos se sirvan de mandar hacer en todo como llevamos pedido, que será justicia y equidad que esperamos alcanzar de la cristiana y piadosa intención de US.-Valparaíso y agosto 3 de 1775.-Antonio López.-José de Parracía.-Luis José Muñoz.José Escandón.-Pedro Berenguel.-Santiago José de Mesa.— Nicolás Manterola.—Florencio Pérez.-Ignacio González.— Francisco Fernández de Lavandero.-Manuel Pérez. -Francisco Javier de Muñoz.-Miguel Angel Márquez-Nicolás de Boubi. -Ramón Jiménez.-Josefa Manterola.-Mateo de Astorga y Valsano.--Marcelino Sánchez.-Antonio Barba.-José Bracho».

IV

Mucho antes de esta solicitud y con el objeto de proceder con mejor acierto en la aplicación de los bienes de ex-jesuítas de Valparaíso, el presidente del reino había solicitado del obispo de la diócesis, doctor Don Manuel de Alday y Aspée que le informara acerca de la conveniencia que había en la que esos bienes sc apli

caran á alguna nueva fundación religiosa ó se destinaran á algún otro objeto pío, como escuela ú hospital.

El obispo Alday no estaba más impuesto que el supremo gobierno acerca de las exigencias y necesidades del puerto, viéndose por esto obligado á solicitar á su vez le diera su parecer el cura y vicario de la localidad. Ejercía este puesto en esa fecha el doctor Don José del Pozo y Silva, deudo inmediato del Ilustrísimo Señor Don Alonso del Pozo y Silva, que durante siete años (1724-1731) había gobernado la diócesis de Santiago.

Al informe del cura, se añadió luego otro que se solicitó de Don Antonio Martínez y la Espada, gobernador militar del puerto de Valparaíso, el que opinó casi en todo del mismo modo que el doctor del Pozo y Silva.

Se publica aquí íntegro este último que contiene algunos datos de interés para comprender la importancia que se daba entonces á la enseñanza pública.

Informe del cura de Valparaíso

«Ilustrísimo Señor Don Manuel de Alday:

«En cumplimiento de la orden que recibí de V. S. I. de 19 de abril, en el asunto de haber US. de asistir á la junta que manda Su Magestad formar para dar destino á los colegios, casas é iglesias que fueron de los regulares de la Compañía de Jesús, mandándome informe á qué se podrán aplicar y destinar dichas casas é iglesias, especialmente las que gozaban dichos regulares en el puerto de Valparaíso, según la mente de nuestro soberano, debo decir que en dicho puerto se carece de una escuela pública de enseñanza de niños, en donde se les doctrinara, se les enseñara á leer y á escribir y alguna cosa de gramática; y para esta escuela pública se podrá señalar una pieza que tiene dicha casa que mira para la quebrada del sur, con parte de un patio que tenía, del que ya se cayó un lienzo y dudo al mismo tiempo quién se podrá hacer cargo de esta escuela pública cuando no hay como poder pagar al maestro, ni Su Magestad como ayudar con nada, por las razones que expresa y constarme al mismo tiempo la pobreza del lugar, que á excepción de ocho ó diez que pueden pagar al maestro, no hallo otros que lo puedan hacer, quedando lo restante de dicha casa, destinado al recogimiento de mujeres de conocidas

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