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el premio que es justo, y consiguientemente á las diarias tareas del destino y que á otros con igual mérito se les ha dispensado, por contemplarme no menos acreedor siendo constante haberme distinguido en aplicación.

«El citado señor subdelegado, desde luego, me ha cumplido su primera promesa; pero como con ella solamente no sea factible sostenerse un hombre de bien, pues indispensablemente ha de vestirse y hacer otros gastos precisos, así en el ministerio, como lo que se ofrece, á que se agrega no ser de razón y se halle ilusoria la última y esencial promesa, á cuyo cumplimiento, no obstante la villa tiene ya algunos propios, se ha disculpado cuando le he reconvenido, diciéndome tenga paciencia y espere la venida de US., en cuya estación propondrá sobre mi dotación. Viendo, pues, señor, que esta su deseada visita, retarda, y que si por algún acontecimiento no se verifica quedaré sin el menor premio á las fatigas de más de dos años, y por otra parte, siendo excesivas las urgencias que padezco, para haber de cubrir mi desnudez decentemente (según el lustre de mi cuna) las cuales recrecen de día en día al paso de aumentarse el trabajo de la escuela. En estas circunstancias me avanzo con el mayor rendimiento ante la notoria y muy distinguida caridad de US. para que con consideración al servicio que tengo hecho hasta lo presente sin la menor paga al aprovechamiento que se debe de mi enseñanza, constante aplicación y ancianidad, que me impide tomar otra carrera de donde sostenerme, se digne mandar al señor subdelegado de esta villa se me imponga el sueldo que proporcionalmente corresponda á mi oficina, de acuerdo con el vecindario, que en caso necesario podrá informar á US. si es evidente mi relación, no dudando de la piedad y misericordia que resplandece en US. atenderá á mi justa petición por el amor de Dios, á cuya magestad incesantemente pido prospere la importante vida de US. por muchos y dilatados años, como este reino ha menester.-B. L M. de US. su más humilde súbdito.

Salvador de Bouby. ⠀⠀

Al M. I. S. P. y C. G. D. Ambrosio O'Higgins de Vallenar».

Fué proveida esta solicitud con el siguiente decreto:

«Santiago, 27 de octubre de 1791.

«Informe prontamente el subdelegado.-O'HIGGINS.-Ugarte».

III

El informe de Cortés no se hizo esperar mucho y al mes siguiente lo mandó á Santiago. Como el lector puede verlo, él era favorable á la solicitud de Bouby y sólo hacía presente la escasez de propios de la villa. Iba concebido en los siguientes términos:

«M. I. S. P. (Muy Ilustre Señor Presidente):

«El subdelegado del partido de Rancagua, en cumplimiento del superior decreto en que US. se sirve mandar informe prontamente acerca de la solicitud de Don Salvador Bouby, maestro de escuela de esta villa, de que se le señale dotación para aquel útil destino, digo: Es cierto conduje desde esa capital á este individuo para el fin de entablar la dicha escucla, asegurándole suministrarle casa y comida y protegerle hasta el logro de sueldo mediante los propios que promovería en esta villa. Que efectivamente se estableció la escuela y ha continuado á su cuidado con mucho fruto y dedicación del maestro y se ha hecho acreedor á un proporcional premio; más como la visita de US. á este partido se haya considerado próxima casi desde el ingreso al empleo, he omitido cumplir mi última promesa reservando para entonces representar á US. sobre la aplicación de sueldo, y sólo he continuado los alimentos y casa.

«La escuela en el día se halla floreciente, su director es bastantemente instruído y aplicado, y siendo este destino tan útil y esencial al público en el que ya ha labrado el mérito de más de dos años, habiendo en la actualidad propios de donde señalarle dotación, parece conforme à justicia que US. siendo servido se digne de designar el que estime equitativo con consideración á que la entrada anual de propios es de cien pesos y que de ellos siempre es preciso alguna parte para atender las urgencias públicas; por lo tanto, por ahora podrían señalársele cincuenta pesos, en el entretanto US. con presencia de las cosas en su visita inspecciona lo más que merezca ó como sea de su superior arbitrio. -Dios guarde á US. M. A.

Juan Antonio Cortés.

Rancagua, 24 de noviembre de 1791».

Con este informe, y antes de resolver, O'Higgins pidió su vista al Fiscal, puesto que desempeñaba Don Joaquín Pérez de Uriondo, abogado de la Real Audiencia. El Fiscal Pérez de Uriondo informó favorablemente, pidiendo se le dieran á lo menos cien pesos anuales. En vista de esto resolvió el Presidente el siguiente de

creto:

«Santiago, 16 de diciembre de 1791.

«Vista la instancia de Don Salvador Bouby, maestro de prime. ras letras de la villa cabecera de Rancagua, con lo que sobre ella ha informado el subdelegado de este partido y pedido al señor Fiscal, declárase que por ahora, atendida la cortedad y escasez de los propios de aquella población, sólo se pueden y deben abonar al interesado de aquel fondo público, por vía de salario, cincuenta pesos en cada año, y en su conformidad el susodicho subdelegado dispondrá se pagu á este respecto á dicho Don Salvador, en el presente año corriente de noventa y uno, y lo demás que dure en aquella ocupación, en virtud de este decreto de que se le acompa. ñará testimonio para que tomada razón de él en los libros respectivos al gobierno de su distrito le entregue al interesado para que le sirva de título.-O'HIGGINS.-Ugarte».

IV

Los propios de la villa por entonces apenas alcanzaban á la suma de cien pesos anuales, con lo que había que atender á muchas otras necesidades urgentes. Estos motivos no escapaban al maestro de escuela; así, pues, á pesar de lo exiguo de la renta que que se le señalaba, tuvo que conformarse con ella, esperando mejor oportunidad.

Tres años después, en 1794, se presentaba ésta con la visita que hizo por fin el Presidente á esa villa. La escuela contaba entonces con treinta alumnos; las rentas del cabildo habían aumentado y era un deber de estricta justicia aumentar el salario de este pobre hombre.

Bouby no perdió la ocasión y dirigió al subdelegado la siguiente solicitud, que pone de manifiesto el estado de la escuela, los trabajos de Bouby y su carencia de recursos:

«Señor Subdelegado de Intendente:

«Don Salvador de Bouby, maestro de primeras letras de esta cabecera, por nombramiento hecho por V. M. y con confirmación del M. I. S. P., dice se le asignaron de los propios de esta villa, al tiempo del establecimiento de la escuela, cincuenta pesos anuales para su mantención y decencia, y como éstos no son equivalentes en el día al excesivo trabajo que atrae esta ocupación, y que si al tiempo del nominado establecimiento condescendió en tan corto pré no fué con otro espíritu que con el de ver se consiguiese beneficio de esta naturaleza á favor de estos pobres vecinos y si con la esperanza que con el tiempo se me había de acrecentar el sueldo sin esperar fuese la pensión tan gravosa como está de manifiesto en la enseñanza de treinta niños que se hallan á mi cargo (y que todos los años irá aumentando el número) en la instrucción de doctrina, lecciones de leer y escribir y cuentas y demás que pide esta ocupación, sin poder hacer otra diligencia que acreciente mi subsistencia, todo lo que tiene la recta justificación de V. M., examinado en, las visitas que tiene practicadas, como el adelantamiento de estos individuos, y siendo constante que el más número es de pobres, que sus padres no alcanzan á poderles sufragar una cartilla, catón, libro, papel, plumas y tinta, visto por mí esta horfandad y que por esta razón podían atrasarse del poco adelantamiento, me he visto precisado con varios, y varias veces, á suministrarles de aquello que carecían como igualmente del dicho corto salario costear la pieza dedicada á escuela, que me veo precisado á buscar otra más capaz y con más desahogo por no caber ya los que están sino muy estrechamente, que siendo así me costará más el arrendamiento; todo lo que está á la vista, por lo que hago presente que los citados cincuenta pesos no es bastante congrua para mantener la decencia de un individuo de calidad, ocupado sólo en este ejercicio que con los gastos que emprende queda alcanzado anualmente después de tan grande y molestoso trabajo; agregándose á estas sobredichas pensiones la de ser pago anual y que á no ser la caridad de Ud. de darme su mesa no sé como lo pasara; por lo que ocurro á la recta justificación, para que hecho cargo de lo expuesto se sirva que de los mismos propios sin excepción se aumente el citado pré dando parte al superior gobierno para su confirmación, con vista de lo que apreciare V. M. por conveniente con acuerdo del procurador de esta villa, etc.

Salvador de Bouby».

te

Esta solicitud se presentó en febrero de 1794. O'Higgins estaba ya en Santiago y convencido de la justicia que asistía á esta parde los útiles y constantes servicios que prestaba á la instrucción de la juventud en la villa, expidió, de acuerdo con el subdelegado y cabildo de Rancagua, el siguiente decreto:

y

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«Visto este expediente: teniendo consideración á la buena conducta de Don Salvador Bouby en el servicio de la escuela de primeras letras de la villa cabecera del partido de Rancagua, vengo en aumentarle veinte pesos, sobre los cincuenta que tenía asignados por esta ocupación en los propios de aquella población y avísese así al subdelegado para que le haga corriente su abono en lo sucesivo. O'HIGGINS.-Dr. Rozas».

V

Los propios de la villa ha'ían aumentado sólo en sesenta pesos anuales; pero esta concesión por escasa que fuese iba a beneficiar en mucho á este pobre hombre que vivía consagrado á la enseñanza y que, como lo expone en su solicitud, tenía tantas obligaciones á que atender.

Bouby continuó desempeñando ese puesto aún por algunos años. En los papeles consultados nada se dice de la suerte posterior de esta escuela, ni del sucesor de Bouby.

El año 1808 desempeñaba el puesto de preceptor de primeras letras en la villa de Rancagua, fray Jacinto Guzmán, de la orden de San Francisco, según consta de una declaración prestada en un juicio sobre aguas seguido entre el Conde de la Conquista y Don José María Abello, ante el subdelegado de esa villa.

VI

Hasta 1791 no existió escuela alguna de enseñanza pública en la villa de San Gerónimo de la Sierra. En ese año el subdelegado del partido de Rancagua, Don Juan Antonio Cortés, fundó una escuela, la dotó con algunas entradas y nombró un maestio para ella; pero como nada de esto podía hacerse sin obtener la aproba

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