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ADVERTENCIA.

Los relatos de rebeliones y tumultos ocurridos en México, que comprende el presente volumen, merecen fe, por ser sus autores testigos presenciales, y destruyen la opinión adoptada generalmente hasta ahora de que el largo período de la dominación española fué caracterizado por una paz imperturbable. Nos quedan todavía otras relaciones análogas, entre ellas la inédita del motín de 1692, escrita por nuestro eminente D. Carlos de Sigüenza y Góngora, que reservamos para publicarlas después en uno ó más volúmenes de esta colección.

Todos los documentos que imprimimos hoy, se pueden considerar inéditos, á pesar de que únicamente los relativos á la sublevación de Tepic no habían sido dados á la publicidad; pues los demás son, ya de excesiva rareza, como las Relaciones hechas por D. Juan de Torres Castillo y por D. Cristóbal Manso de Contreras, de las que sólo se conocen dos ejemplares, ya de adquisición dificilísima, debido á que corren en obras de costo exhorbitante, ó impresas para distribución privada, como la Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España y los Nuevos Autógrafos de Cristóbal Colón y Relaciones de Ultramar, respectivamente.

Los originales de los documentos concernientes á la sublevación de Tepic se conservan en la Biblioteca del Museo Nacional de México. El ejemplar de la Relación por Torres Castillo pertenece á la Biblioteca Nacional de Madrid, y de él hizo sacar la copia que poseo, mi diligente y eficaz corresponsal, el Sr. D. Gabriel Sánchez. El ejemplar de la Relación por Manso de Contreras me fué proporcionado por mi generoso é inmejorable amigo, el sabio Sr. Canónigo D. Vicente de P. Andrade, quien, según consta á todos sus amigos íntimos, comparte su vida entera, con ejemplar modestia y afán incansable, entre el ejercicio de las mejores virtudes cristianas y el cultivo de la Historia y Bibliografía patrias.

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Perseverando en el propósito de mejorar más y más esta publicación periódica, estamos empleando para ella un papel de mayor costo que el que usábamos antes, y hemos aumentado, aunque ligeramente, el texto de las páginas.

México, 1 de febrero de 1907.

GENARO GARCIA.

Tumultos y Rebeliones

I

RELACION DEL LEVANTAMIENTO QUE HUBO EN MEXICO CONTRA EL VIRREY, LUNES 15 DE ENERO DE 1624, HECHA POR DON GERONIMO DE SANDOVAL, ALMIRANTE DE LA FLOTA de NUEVA ESPAÑA.1

Las causas sobre que se fundó el motín fué porque el Corregidor de México, don Francisco de Avila, puso guardas dentro de la iglesia de Santo Domingo, por orden del Virrey, á don Melchor de Baráez, Alcalde Mayor que había sido de Metepec, que se había retraído, porque el Virrey le había querido prender por cargos que le hacía, de haber contratado en el oficio que tenía. El Arzobispo descomulgó al Corregidor para que le quitase las guardas, y al Secretario del Acuerdo, Cristóbal Osorio, porque le volviese una petición que había dado en el acuerdo, que el Virrey, dicen, le había mandado que no lo hiciese. Hubo entredicho trece días, y enviando el Arzobispo, con un Nota

I Nuevos Autógrafos de Cristóbal Colón y Relaciones de Ultramar. Los publica La Duquesa de Berwick y de Alba Condesa de Siruela.Madrid, 1902, págs. 88-97.

rio y un Cura, una petición á la Audiencia para que declarase si había fuerza ó no para levantar la censua, no lo quisieron oír ni proveer, porque, dicen, que el Virrey lo había ordenado así; y había traído un Juez, su delegado, enviado por el Obispo de la Puebla, para que absolviese los descomulgados, á pedimento del Virrey, y los absolvió, proveyendo algunos autos contra el Arzobispo, y los fué á quitar de la tablilla.

Viendo esto el Arzobispo, y la competencia que había de jurisdicción, se fué solo en su silla, con dos notarios, á la Audiencia, y llevó una petición, pidiendo que la Audiencia declarase si hacía fuerza ó no para quitar aquella competencia, y hacer lo que se le ordenase; en viéndole entrar, la Audiencia se levantó de los estrados y se bajó de ellos, y enviaron avisar al Virrey, y él los envió á llamar, y dejaron allí solo al Arzobispo más de una hora; al cabo de ella, le enviaron á notificar que se fuese á su casa, y él respondió que le diesen é hiciesen justicia, y que con eso se volvería; volviéronle á notificar segunda vez que se fuese: respondió lo mismo; notificáronle tercera vez que, pena de cuatro mil ducados, se fuese: respondió lo mismo; y viendo que no se iba, proveyeron un auto en que mandaron que llevasen al Arzobispo desde allí á la Veracruz y le embarcasen á España, y lo declararon por extraño de estos Reinos, y cometieron la ejecución al Alcalde Terrones y al Alguacil Mayor de Corte, que al mismo tiempo se metieron con el Arzobispo en un coche y le sa

caron de México á la una del día, siendo grande el clamor, lágrimas y alarido de la gente que le vió salir y le acompañó hasta Guadalupe, que es tres cuartos de legua del lugar donde paró (sic).

Estuvo todo el día el camino lleno de gente que iba y venía; al anochecer, le sacaron de Guadalupe y le llevaron á dormir á San Cristóbal, que es dos leguas y media de México. Firmaron este auto el Virrey y el Licenciado Vallecillo, el Licenciado Juan de Ibarra y don Diego de Avendaño; y luego, otro día por la mañana, estos mismos tres Oidores, en audiencia pública, sin hallarse allí el Virrey, pronunciaron otro auto, diciendo que, por cuanto el día antes no habían estado conformes en el auto que habían pronunciado contra el Arzobispo y no se habían hallado en él todos los Oidores ni el Fiscal de Su Majestad, mandaron que no se cumpliese el dicho auto y que el Alcalde Terrones volviese luego al Obispo á sus casas en esta ciudad y le dejase libremente en ellas. Pronuncióse este auto en audiencia pública. Llamó á los Oidores el Virrey, prendiólos (á) todos tres dentro de Palacio, cada uno en su aposento, y á un Escribano y dos relatores que le pronunciaron, puso en la cárcel, en un calabozo; y envió á ordenar al Alcalde Terrones que se prosiguiese en llevar al Obispo, como al principio se le había mandado; y en dos días siguientes llegó con él hasta un lugar, ocho leguas de esta ciudad, que fué domingo 14 de enero, que, queriéndole sacar de allí ese día, se fué á un convento de frailes franciscanos que había en el lu-.

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