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vincias y no haber salido los indios á recibirle, dando indicios de sus recelos, se podía temer su fuga, causa por que le parecía conveniente despachar las órdenes necesarias con persona segura y de confianza, para que atajase los caminos y pasos forzosos á la Provincia de Soconusco, ciudad de Chiapas y los del puerto de Huatulco, por donde podían salir fugitivos á los despoblados de la costa del mar del Sur; que todo fué tan necesario como cuerdamente prevenido, por ser constante que los indios tenían puestas espías, á cuya causa también era conveniente que se les diesen armas á diez y seis mulatos que se habían recogido de algunas estancias, y que éstos, juntos con la gente de su familia, los siguiesen media jornada atrás; que todo se ajustó y quedó resuelto y dispuesto como admirable reparo del peligro que debía considerarse; con que se acabó la junta y lo firmaron todos.

Hallóse el señor Oidor con respuesta del Alcalde Mayor de Tehuantepec y de los indios Gobernadores y Alcaldes intrusos; y para que se reconozcan los justos recelos de esta materia, pongo el capítulo de carta del dicho Alcalde Mayor, que es como sigue:

Capítulo de carta del Alcalde Mayor.

En lo que á Vuestra Señoría han informado, de que yo he hecho llamamiento de mestizos y mulatos y otras personas, no han informado bien, que,

estando estos indios con mucho más sosiego del que solían, los llamé y les dije que si á ellos les parecía, tuviésemos unos toros prevenidos para la llegada de Su Señoría, y me respondieron que les parecía muy bien, y con esta ocasión escribí á algunos mulatos de la jurisdicción, que habían de venir con los toros y á festejar la venida de Su Señoría, y á correr sus escaramuzas, y esto fué fundándome en lo que yo diré á V. S., porque en cualquier acontecimiento es justo halla la prevención que se debe con gente que como dicen hizo un cesto, y que para muchas cosas del servicio de Su Majestad y de V.S. importa tener á mano esta gente.

Y después de haber formado la dicha carta, que es su fecha de 18 de mayo, dice abajo de la firma así:

Segundo capítulo de carta.

Su carta de V. S. enseñé á los indios para que vieran cómo V. S. manda que no vengan mulatos, ni otra gente ninguna á esta villa, porque para favorecerlos y ampararlos no necesita de gente, con que se acabaron de persuadir de la buena intención con que V. S. viene.

Y el dicho Gobernador y Alcaldes respondieron al señor Oidor la carta siguiente:

Carta del Cabildo de indios de Tehuantepec.

Recibimos su carta de V. S., y nos holgamos mucho que V. S. venga con salud á esta villa de

Tehuantepec, donde lo quedamos esperando para servir á V. S., y le traiga Dios con bien, cuya vida guarde Dios Nuestro Señor muchos años.

Tehuantepec, mayo 18 de 1661 años.

Don Marcos de Figueroa, Gobernador; Gerónimo Flores, Alcalde; Mathías de Morales, Alcalde; Juan Gómez, Regidor Mayor.

Mucho gusto tuvo con estas cartas el señor Oidor, de que dió infinitas gracias á Dios, por ver los efectos de su Divina Providencia y logrados sus deseos en el sosiego de estos naturales cuando se hallaba tan dudoso de su quietud, como lo acreditan los capítulos de cartas referidos; y en ocasión de tanto gusto, no me pareció dejar de celebrar el buen efecto de las cartas del señor don Juan Francisco de Montemayor, con la décima siguiente, corto elogio á su merecimiento:

Con la pluma y con la espada
Venciste los imposibles,
Haciéndolos tan factibles,
Que no te embaraza nada
La obstinación depravada
Que fué de Montes, horror;
Por tus escritos y amor
Hoy solicita rendida.
A tu sombra mejor vida,
Porque eres Montemayor.

Escribe el señor Oidor de Chiapas y Soconusco.

Luego escribió el señor Oidor carta para el sargento mayor don Diego Jasso, en respuesta de la suya, que había recibido en el paraje de las Salinas, y otras para el Gobernador de Soconusco, ó su Teniente, para que estuviesen prevenidas aquellas fronteras á impedir el paso de los indios de estas Provincias, si acaso, como se presumió, siempre quisiesen hacer fuga; y se le entregaron á don Pedro de Quiñones, Alcalde Mayor del puerto de Huatulco, capitán de guerra en su distrito y jurisdicción, al cual se le dió comisión para que á toda diligencia pasase al pueblo de Tapanatepec, en ejecución y cumplimiento de lo propuesto y determinado, para que, asistiendo en el dicho pueblo, cuidase y previniese con todas veras los caminos, con personas de su satisfacción, para estorbar la fuga de los indios de estas Provincias y prenderlos antes que pasasen á las de Soconusco ó Chiapas, dando cuenta de todo lo que fuese obrando, y despachando las dichas cartas se correspondiese con el dicho Gobernador ó su Teniente, sin apartarse del dicho pueblo de Tapanatepec, hasta que otra cosa se le ordenase; y porque en el paraje de las Salinas, que quedan referidas, era necesario prevenir el paso, que por aquella parte no hiciesen los indios fuga á los despoblados y costa del mar del Sur, se mandó despachar la misma orden al Capi

tán don Pedro de Dessa y Ulloa, con tres hombres que estuviesen á su disposición, encargándole el cuidado con que debía ejecutarse.

Despacho comisión para atajar los caminos.

De este paraje de las Vacas salió el señor Oidor á 21 de mayo para el pueblo de Tequisistlán, de la jurisdicción de esta villa, con poca esperanza de que el Gobernador, Alcaldes y Regidores intrusos saliesen á aquel pueblo, por el mismo caso que en su carta que queda referida de 18, dicen que le aguardan en la villa, y acompañado de éstos y de otros cuidados, más que de gente, por dejar la poca que se recogió media jornada atrás, discurría en las dudas cuánto deseaba no poner en ellas los aciertos que solicitaba.

Despachó orden al Capitán Juan de la Fuente, dueño de unas haciendas de minas, que llaman de la Achisonasi, de la jurisdicción de Nejapa, para que procurase con doce hombres hallarse á la deshilada en Tehuantepec, como que iba á comprar algo para sus haciendas, dos días antes de su entrada, esperando y avisando de lo que se ofreciere de lo que entendiese de los indios.

y

Con estas prevenciones siguió el viaje, cuidando y reconociendo por los caminos si había algunas espías, que con efecto tuvieron puestas siempre en todas partes; y hallándose este día sábado como á las seis de la mañana cerca del rancho del pueblo

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