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el pueblo de vitorear y admirar. Los franceses y afrancesados dixeron muchas veces al tiempo de su salida que pronto darian la vuelta. No hay duda que éllos tuvieron estas esperanzas; pero tambien es cierto que por dicha nuestra les salieron falsas. Pues contra todo lo que creian y pensaban supieron que los ingleses y sus aliados habian pasado el Duero por las cercanías de Zamora. De consiguiente conocieron que estaban flanqueados si permanecian entre aquel rio y los puertos. Así echaron á correr, como se dice, para reunirse y replegarse ácia Burgos, Mas quando llegaron á esta ciudad ya los ingleses, españoles y portugueses estaban encima, y no tuvieron otro arbitrio que seguir precipitadamente ácia Vito

TOM. IV.

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ria, dexando minado el castillo de Burgos para que reventando al tiempo que calcularon, causase un terrible estrago en la misma ciudad, é hiciese detener á nuestros exércitos. Pero Dios castigó su inhumanidad y perfidia. Porque las minas reventaron con mucha mas anticipacion, y fueron víctimas de ellas 500 franceses que aún permanecian en el castillo, y su explosion y daño no fue trascendental en grado sensible á la ciudad, como tan iniquamente la habian proyectado. Dexemos por un momento á estos franceses y afrancesados huyendo, y á los nuestros persiguiéndoles para decir algo del señor Napoleon y sus grandes hazañas por convenir así á la conexion y enlace de esta historia.

Dexo dicho que Napoleon despues de la destruccion casi entera de sus exércitos por los yelos de Rusia vino á París, y trató de engañar mas á su nacion para ver si echando el último resto conservaba su preponderancia en la Europa continental. Para esto exigió y logró sacar una conscripcion quadruplicada respecto de las de los años anteriores. Pues aunque solo pidió al senado 300 hombres, por varios conductos se ha sabido que por medio de sus comisarios, gendarmes y proclamas consiguió sacar hasta cerca de 6000 comprendiendo los contingentes de la confederacion del Rin y Po. lonia que hizo aprontar con igual premura.

Facil es conocer qué gastos tan enormes no serian necesarios para

equipar, mantener, y poner en tan breve tiempo sobre las armas y á la ofensiva, tan crecido número de hombres. Mas al fin ello es que á virtud de su grande actividad y tiranía con los restos del exército de Rusia, y los que tan imprudentemente sacó de España llegó á componer otro exército, aunque en gran parte visoño, temible sin embargo por su gran número de soldados,

y el modo con que en casos apurados les hacia pelear. Ademas en Danzitk y otras plazas de Prusia habia dexado buenas guarniciones con órdenes de sostenerse hasta el último extremo por la esperanza de que él volveria á sacarlas en caso de verse apuradas.

Los exércitos ruso y prusiano, á pesar de todos sus esfuerzos, no

pudieron avanzar tanto como se pensó. Y así todavía estaban en las fronteras de la Prusia y Saxonia quando Napoleon salió á su encuentro. Á consecuencia tuvieron algunas acciones parciales en el mes de abril hasta que á principios de mayo vinieron á las manos de firme, y se dieron las dos famosas batallas de Lutzent y Bautzent. En éllas se peleó por una y otra parte con el mayor empeño y encarnizamiento. Mas al fin las ganó Napoleon, ó al me nos consiguió quedar dueño del campo de batalla. El mismo Napoleon confesó á su hermano Josef que se habia visto muy apurado para ganarlas; callándole empero, como á todos los franceses, que su teson y crueldad habia llegado á tal grado, que para que en

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