Imágenes de páginas
PDF
EPUB

leon, y procuraba la reposicion de los Borbones, de cuyas resultas estaba ya en Olanda Luis XVIII, y el duque de Angulema (su próximo heredero) en el quartel general del lord Welinton..

En Madrid, despues de lo referido, llamó la atencion el haberse volado una casa en PuertaCerrada ácia el 8 de febrero, por haberse incendiado unos barriles de pólvora en un sótano. La explosion conmovió y asustó á la mayor parte de los habitantes. Habia en dicha casa varias personas en la cama todavía, y fueron víc. timas de tan terrible explosion, sino en aquel instante, á poco despues, con otras varias que estaban en pie en sus inmediaciones. Lo mas singular fue que las casas inmediatas padecieron poco,

y que la volada salió toda desde sus mismos cimientos, como si hubiera sido sacada de un estú che.

... Con esta ocasion se habló y murmuró acerca de la libertad concedida, para que en virtud del nuevo plan de contribucion única y directa, todos pudiesen vender libremente aun los géneros que por buena policía, ya que no estuviesen estancados, al menos debian estar en puestos tales, y de modo que no pudiesen causar un estrago y conmocion como los que se acababan de bosquejar. Sin embargo los amantes de las nuevas instituciones se mantuvieron firmes en su propósito de no variar en nada, por mas que de continuo se oian las muchas quejas de los pue blos acerca de la desigualdad y

agravios que sentian por la exâccion de la contribucion directa. Por razón de ésta cargaron á Madrid tres millones y tantos mil rea les. Dividieron su pago en tres plazos, asegurando, que pagando el primero se quitarian las puertas y todo entraria franco. Esto parecia que habia de haber estimulado á su pago; pero fuese por la dificultad de hacer el repartimiento, ó porque el pueblo no lo llevaba á bien, es lo cierto que al fin en Madrid no tuvo su total cumplimiento.

Otra de las cosas ruidosas, y que mas dieron que hablar en es tos dias, fue la prision de un don Luis Audinoz, general que se decia ser de Napoleon, y uno de sus emisarios para establecer en España una república. Habia sido

preso en Baza ácia fines de diciembre en hábito de monge de la Trapa. Los ciegos de Madrid lo publicaron entonces; mas no se creyó ni de ello se hizo caso hasta el 10 de febrero que el periódico Procurador general insertó un apéndice en que se daba por cierto el arresto del titulado Audinoz y proyectos de Napoleon.

No es fácil explicar la sensacion que esto causó en la Corte y toda la España. Únos la tenian por fábula ó estratagema de Napoleon para turbar el actual sistema de cosas en la España, y otros decian que todo era cierto, y que por estar inculcados algunos de las Córtes y gobierno se tiraba á ocultar tan importante descubrimiento. En fin, las juntas de censura prohibieron su lectura y re

impresion, y esto fue motivo para poner en mayor recelo á toda la nacion.

El primer dia de marzo se instalaron de nuevo las Córtes para seguir en sus sesiones, por los tres meses correspondientes al año de 1814, y como de ordinario la esperanza sobrepuja al temor, la tuvieron muchos de que en esta segunda legislatura se compondrian mejor las cosas. Pero fue tambien vana su esperanza. Porque las Cór tes siguieron baxo el mismo pie que se ha bosquejado, teniendo cada vez mas influencia los concurrentes á las galerías, y por consiguiente menos libertad los dipu tados que no convenian en todo con sus ideas liberales y constitu cionales. Habia mas: y era que aun entre los mismos diputados no

TOM. IV.

« AnteriorContinuar »