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tros: digo poco, hasta reñir y venir algunos á las manos, y á público desafío. ¡Buen Dios! ¡Qué dolor no habrian los juiciosos al ver dividida de este modo tan ilustre Corte, y con mas o menos proporcion todo lo demas del reyno! Llegó á tal exceso en estos dias el espíritu de agitacion y partidos, que no temeré decir que de haberse retardado la entrada del señor don Fernando un mes mas, hubiera habido en Madrid y toda la España una explosion y conmocion de las mas lastimosas y terribles. Pero no era creible

que Dios, ya que tan visiblemente habia protegido á esta católica y generosa nacion, la abandonase ahora á los horrores y crueldades de una revolucion y anarquía. ¡No! Quando esto pasaba, singularmente en

Madrid, tenia dispuesto que por los Pirineos orientales de Cataluña apareciese aquella aurora tan deseada, y aquel Iris de la paz para disipar nieblas tan obscuras y terribles, y dar á la España los dias mas claros, alegres y festivos que acaso habrá tenido jamas. Sí: en este estado tan crítico llegó la plausible noticia de haber entrado y estar libre el señor don Fernando en medio de sus queridos españoles, segun que se nos anunció por la siguien te gacetá extraordinaria de la Regencia del martes 29 de marzo de 1814.

Articulo de oficio.

La Regencia del reyno acaba de recibir la siguiente carta del Rey, toda de puño propio de S. M.

TOM. IV.

n

la que se da al público para su sa

tisfaccion.

"Acabo de llegar á ésta perfectamente bueno, gracias á Dios; y el general Copons me ha entregado al instante la carta de la Regencia y documentos que la acompañan me enteraré de todo, asegurando á la Regencia que nada ocupa tanto mi corazon como darla pruebas de mi satisfaccion y de mi anhelo por hacer quanto pueda conducir al bien de mis vasallos.

"Es para mí de mucho consuelo verme ya en mi territorio en medio de una nacion y de un exército que me ha acreditado una fidelidad tan constante como generosa. Gerona 24 de marzo de 1814. Firmado YO EL REY.

A la Regencia de España."

Igualmente ha recibido la Re gencia el siguiente parte del general Copons.

» Excmo. Señor.: El dia 19 del corriente recibí un pliego del excelentísimo señor duque de S. Cárlos, por el que tuve la satisfaccion de saber que nuestro amado Monarca el señor don Fernando VII deberia llegar el 20 á Perpiñan para continuar su viage á esta plaza, pasando por Figueras. Con esta agradable noticia me trasladé el dia 21 al pueblo de Báscara para tomar con anticipacion las providencias convenientes, y situar las tropas que mandé adelantar, á fin de recibir á S. M., y ha cerle los honores debidos á su real Persona. En efecto, hoy ha sido el dia feliz que tenia preparado el cielo para que S. M. el señor

don Fernando VII, y S. A. el señor infante don Antonio entrasen en territorio que ocupan las tropas de este primer exército. Habiendo salido S. M. de Figueras esta mañana, se presentó al medio dia en la orilla izquierda del rio Fluviá, frente de Báscara, hasta cuyo punto vino custodiando á S. M. el mariscal Suchet con tropas de su exército. Despues de haber hecho alto las tropas francesas, y haber pasado S. M. el rio con sola su comitiva compuesta de españoles, me adelanté con toda la plana mayor del exército de mi mando á felicitar á S. M. y á S. A. por su feliz y deseado arribo. Las tropas españolas que estaban formadas á la derecha del Fluviá hicieron los honores corres pondientes á S. M., que siguió el

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