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HISTORIA RAZONADA

DE LOS

PRINCIPALES SUCESOS

DE LA GLORIOSA REVOLUCION

DE ESPAÑA

desde junio de 1813 hasta la feliz entrada del Sr. D. Fernando en Madrid el 13 de mayo de 18147

Maravilloso es el poder del Se

ñor: (dice el Espíritu santo en el libro del Eclesiástico) glorificadle quanto mas pudiéreis, y aún se os hará más admirable su magnificen cia y poder. Con estas mismas expresiones he juzgado principiar el

tomo quarto de mi historia. Pues qualquiera que reflexîone con cuidado todos los principios, medios y fines de nuestra gloriosa revolucion: qualquiera que medite las exôrbitantes fuerzas con que el tirano Napoleon invadió la España: qualquiera que considere el triste estado en que se hallaba esta generosa nacion, singularmente despues que se vió privada de su legítimo y querido Rey; no podrá menos de confesar, admirar y alabar mas y mas la grandeza y poder del Dios inmenso y todo-poderoso, en quien tan firmemente hemos creido y confiado los fieles españoles. Segun Napoleon y sus partidarios la España era una Nacion fanática, miserable, sin fuerzas ni recursos, y sobre todo estaba sumergida en los horro

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res de la anarquía. Á vista de esta pintura, parecia con efecto que no podria contrarestar á seiscientos mil hombres, que por lo menos ha entrado en élla aquel tirano, sin contar los españoles, que quales ingratos viborreznos han salido del seno de su propia madre y patria la España para mas dividirla y lu char contra sus propios hermanos. Mas sin embargo, los que hemos tenido la dicha de alcanzar el fin de está sangrienta revolucion, hemos visto á esta misma España victoriosa y triunfante de todo el poder de Napoleon, y lo mas singular y precioso con su querido y legítimo Rey al frente. Así que todos los españoles deberemos glorificar y alabar mas y mas á nuestro Dios y Señor: pues es visto que sólo se ha valido del tirano

J

Napoleon para castigarnos y corregirnos; y no para sujetarnos al carro de su cruel despotismo y ti ranía. Y véase la prueba.

Nadie puede negar que las provincias sojuzgadas de España estaban en fines de 1811, y mediados de 1812 llenas de miseria y vexadas hasta lo sumo: que las libres estaban casi del mismo modo: y que las intrigas y sugestiones para que el pueblo desistiese de la defensa eran cada vez mayores. De consiguiente y de haber sido Napoleon un mediano político y militar, no debia haber emprendido otra conquista, sin tener bien asegurada la de España, y menos en tierras tan lejanas como las de Rusia. Y si antes ó quando en el año de 1812 emprendió la conquista de aquel imperio hubiera enviado á España

otros 200 ó 300 mil hombres, puesto que los tenia, y nadie le incomodaba por el Norte, ni la Italia, ¿quien podrá menos de confesar que entonces la España, en un orden regular, no hubiera tenido medios ni fuerzas para contrarestar las tan formidables de Napoleon, ó en caso si no' á vuelta de muchos años mas? La desgracia y castigo tan terribles de la Rusia pa→ rece que le debieron hacer mas cuerdo. Pero fue al reves. Aunque volvió á París casi solo, logró al fin por medio de sus embustes, fuerzas y papeles, que los desgraciados habitantes de su imperio le fran→ queasen tantos hombres y dineros, que aún volvió á ponerse baxo un pie sumamente temible y respeta→ ble. De consiguiente si por la te del Norte se hubiera propuesto

par

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