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Antonio de Góngora, y el comandante general de la provincia y gobernador militar de esta plaza, han recibido á las nueve de la mañana de hoy la siguiente noticia oficial, que les comunica el excelentísimo señor D. Francisco Xavier Castaños.

"El exército enemigo reunido en las inmediaciones de Vitoria, y mandado por el Rey intruso, fue atacado el dia 21, plenamente derrotado y puesto en fuga por el exército aliado, á las órdenes del siempre victorioso marques Welinton, duque de Ciudad-Rodrigo, general en gefe de los exércitos nacionales. Toda la artillería, que pasa de 70 piezas, un sin número de caxones de municiones, todas las caxas militares llenas de dinero y un inmenso equipage son

por ahora el fruto de esta victoria. Los enemigos huyen en desórden en las direcciones de Irun y de Pamplona, y en ambas se les persigue con empeño. El ataque empezó por nuestra derecha, y emprendiéndolo la izquierda, avanzó decididamente el exército, y en aquel momento, estrechándose y agolpándose mas las masas francesas en la llanura, se confundieron, y todo fue desórden. No parece que la pérdida del exército victorioso haya sido considerable, y quando salió de Vitoria el aviso se ignoraba la de los enemigos."

Las gentes, con motivo de este parte, salieron de sus casas, y en las calles principales eran tantas y tan alborozádas, que por solo oir sus vivas á nuestro D. Fernando, á los génerales y demas, y ver sus

TOM. IV.

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cordiales abrazos, naturalmente se enternecia el mas empedernido, y no podia menos de exclamar loando y dando infinitas gracias á Dios. Mas como en las otras retiradas al fin se habia verificado la vuelta de los franceses, segun que éllos y sus parciales lo habian predicho, siempre se tenia esta misma especie de recelo. Así algunos, aunque fuesen buenos patriotas en su interior, no se atrevian todavía á comerciar y á obrar con absoluta libertad temerosos de igual fracaso. Y á la verdad que si como esta victoria se decidió tan á favor nuestro, hubiera sido al reves, acaso hubie. ran vuelto los franceses á lá Corte. Pero Dios se burló de todas sus fuerzas y designios, y desde este dia los mas de los pueblos de

España comenzaron á respirar con libertad, y ya como en la firme persuasion de haberla conseguido, ó esperar conseguirla pronto, y para siempre.

Pasados algunos dias se publicaron los partes y detalles de tan gloriosa batalla dados por el gran Welinton, que por ser demasiado largos se podrán ver en el apén dice, y ahora solo digo que el mismo Lord confiesa que la accion fue muy reñida, y nuestra pérdida considerable: que fue herido nuestro famoso general Morillo; mas que sin embargo no abandonó el campo. Que las piezas de artillería tomadas ascendian á 150 entre cañones, morteros y obuses, todos de bronce, y con igual porporcion se habian cogido otras mu

chas armas, riquezas y equipages,

Confirma la especie, antes insinuada, de no haber asistido á la batalla el general Clausel con su cuerpo de exército por estar situado entre Haro y Logroño. Y añade que despues que supo tan terrible derrota no le quedó otro arbitrio que echar á correr por la corriente del Ebro hasta Zaragoza, desde donde por los valles escabrosos de los Pirineos pudo filtrar á Francia para reunirse con Soul, segun se dirá despues.

Esta famosa victoria no solo contribuyó á poner en el mayor ánimo y grado de entusiasmo á los españoles, ingleses y portugue ses; sino que pudo ser causa de que los rusos y prusianos no accediesen á las paces que ya trataba de hacer con éllos el pérfido Napoleon. Pues de resultas de

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