AÑO 1656.

1 Llegó á Sevilla la nueva de la muerte del Cardenal Don Fray Domingo Pimentel, que mostrando en ella á esta Santa Iglesia el afecto que hizo tan culpable su desamparo dexó última voluntad de ser traido á enterrarse en ella (aunque por entonces lo quedó por depósito en el templo de la Minerva), lo qual por sus albaceas se propuso al Dean y Cabildo, siendo uno Don Fernando de Quesada, Arcediano de Ecija y Canónigo; y se pensaba, segun parece de diversos autos capitulares, en fabricarle mauseolo suntuoso en la capilla de nuestra Señora de la Antigua, al lado de la Epístola, frontero al del Cardenal Arzobispo Don Diego Hurtado de Mendoza ; lo qual no tuvo execucion, ni hoy apenas tiene memoria. Y permanecen sus cenizas en el depósito.

2 Continuábanse las solemnidades de la Inmaculada Concepcion, quando este año se vió otra admirable muestra de la piedad Sevillana. Vivia opreso de enfermedad de gota y otras dolencias en continua cama Gonzalo Nuñez de Sepúlveda, natural de las Islas Terceras, de orígen Portugues, de la Orden de Santiago, y Veintiquatro de esta Ciudad, casado con Doña Mencía de Andrade, de igual lustre, sin hijos, y con opulencia grande de bienes de fortuna, á que deseaba algun digno logro de Christiano: deseó tomar la fundacion y patronato de al

gun Conventó principal no tuvo efecto la plática en algunos, porque lo reservaba Dios para obra mas plausible, como fué dotar en la Santa Iglesia Catedral un solemnísimo octavario para la fiesta de la Concepcion: á esto lo alentáron los Licenciados Antonio Perez, y Duran de Torres, Letrados de la primera estima, con quienes comunicaba sus disposiciones: ó ya en él naciese el deseo, ó ya alguno de ellos con feliz genio se lo propusiese: de la conferencia entre los tres procedió proponerlo al Dean y Cabildo, que oyéron con alegria, y admitiéron con estimacion igual; y en breve se ajustó una de las mas insignes dotaciones particulares que tiene Fspaña, que desde luego comenzase á correr; porque la liberalidad de Gonzalo Nuñez, á que concurrió su muger, no para despues de sus vidas, sino en ellas, é inmediato quisiéron el efecto, poniendo de contado cien mil ducados, que con juros y otros empleos, llegó todo á ciento y cincuenta mil, siendo lo acordado, que la fiesta y octava se celebrase con toda la grandeza y solemnidad que la del Corpus, haciendose riquísimos ornamentos propios de azul y blanco, colores del misterio; que se dedicase à él capilla propia; que se adornase suntuosamente; que fuese sepultura á los dos piadosos dotadores, con Capellanías y otras memorias, y con dotes para casar doncellas, que hubiesen de acompañar con vestidos blancos y mantos azules la procesion del dia: todo en el gobierno, patronazgo y administracion del Dean y Cabildo, á cuyo cargo quedó el imponer en renta cierta el caudal efectivo á que se reduxo, y á que brevemente concurrió la piadosa Magestad de Filipo IV, concediendo perpetua reserva de medias anatas á la porcion de juros que intervino. Y en este mismo año se dió principio á la solemnidad con increible gozo de la Ciudad toda, que se hacia lenguas en alabanzas del christiano y generoso caballero, que no obstante su dolencia continua, llevado en silla de manos, se halló en ella este año: prosiguiendo en la disposicion de lo que no pudo tener tan pronta execucion, que en su muerte, que fué á 24 de Noviembre del siguiente de

1655 quedó á cargo de su muger (que vive este año de 1675), y de Andres de Arriola, é Isidro Velazquez sus albaceas, los quales acabáron de hacer fabricar el riquísimo terno de subidísima tela texida á propósito en esta Ciudad, que en tales texidos no cede á Milan, ni á Nápoles, tan cumplido, que hasta vestidos se hicieron para los niños Cantorcicos que llaman Seises, todo con guarniciones y flocaduras de igual costa y riqueza. Adornáron la capilla (que fué la de San Pablo) con retablo de magestuosa talla dorada, y excelentes esculturas, en que preside el divino simulacro de la Reyna concebida sin pecado original: y en la fachada diestra pusieron un tarjon de jaspe negro con escudo, en que de bronce dorado se embutiéron los blasones del fundador, y en letras del mismo metal dorado esta inscripcion 1:

I En la pág. 236 del tomo III quando trató nuestro autor de esta capilla, dixe que la imágen de la Concepcion que hay en ella era de Montañés; y debo advertir, que es del hijo Juan Martinez Montañés,

que se llamó Alonso, tambien artífice de mérito. La del lado del coro es de Jnan Martinez Montañés, que hoy se conoce por de Molina, de la que hablaré en el año de 1761.

A la buena memoria de

Gonzalo Nuñez de Sepúlveda, Caballero del Orden de Santiago, y 24 de Sevilla, que ilustró esta capilla dedicándola á la pura Concepcion de nuestra Señora instituyendo su solemnísima octava á este santo misterio en la capilla mayor de esta Santa Iglesia manifiesto el Santísimo Sacra

mento en ella, con el adorno de altares y grandeza con que se celebra

la del Corpus ; y fundó otras dotaciones de Capellanias, dotes para doncellas naturales de Sevilla, y un aniversario,

desposeyéndose

en vida de mas de 1500 ducados para estas perpetuas memorias; y Doña

Mencía de Andrade su muger participe en todas ellas; y Andres de Arriola ,y Isidro Blazquez sus albaceas pusieron esta inscripcion para honra y gloria de Dios, su Santisima Madre, y exemplo de los venideros en el año de 16641.

En la boca de la bóveda se lee lo siguiente:

GONZALO NVÑEZ DE SEPVLVEDA, CABALLERO DEL HABITO DE SANTIAGO, Y 24 DE SEVILLA, Y D.MENCIA DE ANDRADE SV MVGER AÑO DE 1656.

I De esta forma se halla y se conserva la lápida é inscripcion de este caballero, por la qual se ha copiado, á quien se le debe la solem

ne octava de la Concepcion de nuestra Señora, de cuya magnificencia ya se ha tocado, y se volverá á hablar en otro lugar.

La capilla que se le dió fué (como ya noté) la de San Pablo, colateral á la Real al lado de la Epístola, que hace cabeza á aquella nave, en que yacian los huesos y cenizas de los caballeros conquistadores de esta Ciudad, que cediéron al que solo en virtud de la devocion de Maria Santísima pudo ganarles el lugar, y fueron pasados á una bóveda dentro de la sacristía mayor que llaman de los Cálices, donde la piedad del Dean y Cabildo se espera los pondrán en colocacion mas autorizada, debida á su ilustre memoria, pues su mudanza á no haber sido con tan ilustre motivo, y con no hallarse la Iglesia con otra capilla competente desembarazada, hubiera sido con ménos aplauso.

3 La obra del Sagrario nuevo de la Santa Iglesia, que habia caminado muy espaciosa por atrasos de la renta de la fábrica, en este año comenzó á avivarse, ocupándose en ella muchos y grandes artífices, y prosiguió mediante la ardiente solicitud de Don Alonso Ramirez de Arellano, Canónigo y Coadjutor, al Arcediano de Sevilla, á quien Dios dotó de magnanimidad generosa para que por su mano se perfeccionase obra tan de su culto y gloria, á que el religiosísimo Arzobispo Don Fray Pedro de Tapia mostró gran afecto, y dando limosna de veinte mil ducados, si hubiera durado la vida, con otras mayores la adelantara, segun su afecto cariñoso y devoto, acaso pensando hacerlo sepultura suya, como al fin lo fué.

4 No dexó el zelo ardiente de este Santo Prelado piedra por mover á la mayor atencion de su oficio pastoral; favoreció grandemente la Hermandad que atiende á la crianza de los niños expósitos, y con nuevas constituciones mejoró su gobierno, con que despues grandemente florece, como en el catálogo de los Hospitales noté en el año de 1579, y le ayudó con gruesos socorros, reduciendo el número de los Cofrades à solos doce, y reservando para sí y sus sucesores la superioridad de Hermanos mayores; y hallando dado principio á un recogimiento de mugeres perdidas ya por la caridad y zelo de una nobilisima Portuguesa, á quien desgracias y desengaños vistieron

TOMO V.

P