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abundantes en el Brasíl, que el Gobierno ha tenido la sabia política de no permitir traer á Europa sino una cierta cantidad para no envilecer el precio de estas preciosísimas piedras, y arruinar por este medio su propio Comercio á el Negociante, á el Jornalero, á el Lapidario, y á otros muchos particulares que viven de este tráfico; como asimismo porque aniquilaría tambien el valor del tesoro de la mayor parte de las Coronas, y excitaria la desesperacion de todo el bello sexô.

§. X.

LA Nacion Portuguesa no participa directamente de las grandes pescas; esto es, de las de el Arenque, de la Ballena (a), ni de las del Bacallao; de cuya ultima especie de pescado se hace en este Reyno un gran consumo; pero esta falta la recompensa en algun modo esta Nacion con el

Co

tiene la obligacion de entregar á el Rey todos los que pasen de ciertos quilates, y en conseqüencia de este deber, presentó la Compañia á su Monarca uno que pesa doce onzas y media, el qual está tasado en mil doscientos y noventa y nueve millones de pesetas. El valor de los diamantes que se extrahen cada año de estas Minas, está valuado en doce millones y quinientas mil pesetas.

(a) En el dia hay establecida una gran Compañia para la pesca de la Ballena, en la Isla de Santa Catalina, en la qual se halla tal abundancia de este pescado, que desde los mismos muelles les dirigen sus arpones.

Comercio de sus Islas, á las quales envia de tiempo en tiempo algunos Navíos que conducen toda suerte de generos; y despues de haber provisto á Santo Tomás, la Madera (a), y otras Plazas, sacan de ésta, en cambio, las producciones naturales, que vuelven á vender con grandes utilidades en el resto de la Europa.

§. XI.

SI reflexionamos atentamente sobre el Comercio activo y pasivo de Portugal, y juntamos á el mismo tiempo á las luces de la razon las nociones que nos presta la experiencia, se verá que la balanza de su Comercio en general no es tan funesta para esta Nacion, quanto parece á primera vista; y que hecha toda deduccion, quedan muchas riquezas reales en el Pays al fin de cada año. Se puede asegurar con libertad, que el Rey de Portugal es uno de los Monarcas mas opulentos de la Europa : que se encuentran tambien en esta Nacion particulares poderosos: que el Pueblo en general no conoce la indigencia: y que el Clero posee bienes inmensos: pero este estado floreciente acaba de experimentar gol

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pes

(a) Se valúa en treinta mil pipas la cosecha de los vinos de está Isla, que sacan los Ingleses para la provision de sus Américas.

Balanza del Comercio General.

Nota del Traductor.

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pes muy terriblės por la funesta calamidad que en él han causado los ultimos temblores de tierra. El primero de Noviembre del año de 1755 fue un dia de desolacion para todo el Reyno de Portugal; su fúnebre memoria será eternamente horrorosa en sus fastos la posteridad mas lexana leerá en ellos con horror, que en poquísimas horas por bayvénes repetidos la soberbia Ciudad de Lisboa fue reducida á un monton de piedras; que un gran número de sus habitantes con todos sus efectos fueron sepultados baxo los escombros; que la Familia Real, los Ministros Estrangeros que se salvaron, los Grandes del Estado, y todos los Ciudadanos consternados, apenas tuvieron tiempo de huír al campo; y que las primeras nuevas que se recibieron de este terrible desastre en el resto de la Europa, fueron escritas en el campo inmediato á las ruinas de Lisboa. En fin, esta bella y rica Ciudad desapareció ; los temblores conmovieron sus mas bellos edificios; el Tajo agitado, remontó ácia su origen, é inundó un Quartél de la Ciudad; el fuego que se encendió en otro, consumió una parte de las ruinas; la tierra que se abrió por várias partes, se sorbió el resto ; todos los azotes se sintieron á un mismo tiempo ; á los habitantes refugiados en los campos, les faltaban víveres y el techo con que cubrirse, en una estacion que comenzaba

á ser áspera y rigurosa. El Rey, penetrado vivamente de las desgracias que habian padecido sus Vasallos con este catástrofe, procuró el mayor alivio del Pueblo en todo lo que le permitian sus facultades; pero las pérdidas eran muy enormes para poderse reparar en el discurso de un solo Reynado: y es de temer, que empeñandose el Gobierno en reedificar esta Capital en su antiguo sitio, probablemente la expone á que segunda vez experimente esta lamentable tragedia, á que se perpetúe entre sus vecinos el peligro y los temores, y á que produzca tarde ó temprano la decadencia de este Reyno; siendo constante, que la causa fisica de estos temblores, qualquiera que sea no puede menos de ser terrible, pues sus efectos se hicieron sentir no solamente por todo el Reyno de Portugal, y la Africa, sino tambien por toda la Europa.

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§. XII

HAY quatro Tribunales del Santo Ofi

cio en Portugal: el primero en Lisboa; el segundo en Coimbra; el tercero en Ebora;

У el quarto en Goa, en las Indias, los quales dependen del Inquisidor General que reside en Lisboa. Desde el Rey Juan V, se le concede á el acusado el que elija Abogado que le defienda: la sentencia que da este Tribunal, no se egecuta hasta que la

con

Tribunal de la
Inquisicion.

confirme el Consejo Supremo. En fin, han limitado la jurisdiccion del Santo Oficio á juzgar simplemente en lo que respecta á las blasfemias, á la Sodomía, á la Poligamia, y á la conversion de los Judíos.

§. XIII.

Mezcla de HABIENDO Juan II. cruelmente perseJudíos entre guido á los Judíos, abrazaron éstos en lo los Portugue- exterior el Christianismo, y el Culto de la Religion Judayca fue prohibido desde entonces por las Leyes fundamentales del Es

ses.

Ceremonias

Religiosas.

tado.

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§. XIV.

Fausto de las L difunto Rey Juan V. fue un Príncipe, que se singularizó por su piedad ácia el fausto exterior de las Ceremonias Religiosas. El año de 1716 obtuvo el permiso del Papa para mudar la capilla de su Corte en Patriarcado; y el nuevo Patriarca, que al mismo tiempo conservó el titulo de Capellan Mayor, fue con la mayor solemnidad instalado en su nueva Dignidad en el de 1717. En el de 1739 consintió su Santidad en nueva gracia; es á saber, que este Patriarca sería siempre Cardenal, y que esta honrosa Dignidad habia de recaer en uno de la Familia Real. La Iglesia Patriarcal fue erigida en Metrópoli, y se crearon Canónigos, á los

qua

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