asimismo dictar aquellas leyes que pudieran promoverlas; pero no han logrado ningun efecto, ya porque las tales providencias no removian todos los obstáculos (a) que pudieran embarazar se llevasen á su debida execucion las sanas inten (a) Acaso fueron erradas para el fomento de las manufacturas todas las providencias que pusieron en planta los Ministros que tuvieron las riendas del gobierno Español, hasta el tiempo que escribió este libro el gran politico Bielfeld. Pero desde esta época ¡que aspecto can diferente ha tomado el gobierno del mas fecundo, y mas hermoso Reyno de la Europa! ¡y que multitud de Fabricas se han establecido por toda la Península en conseqüencia de las acertadas y justas medidas que ha puesto en execucion el mas dulce, el mas benigno, en una palabra el mejor de los Monarcas, á favor é impulsos de las elevadas ideas que han sabido inspirarle los sabios y prudentes Ministros, que hoy rodean el Trono ! ¿Quan do se ha visto la industria Española en estos dos siglos elevada al punto en que hoy la vemos con el mayor placer de todo buen Español, y furor de todos los estrangeros, que solo en el Principado de Cataluña se emplean cincuenta mil mugeres desde la edad de seis años arriba en trabajar blondas, puntas, y encages? Que las fabricas de indianas de Blauets, y sus mistos, pañuelos y demás lienzos pintados que se extrahen anualmente del mismo Principado, importan quatro millones doscientos y cincuenta mil pesos que ya no necesitamos mendigar la industria estrangera en orden á los paños de todas clases y tegidos de seda que se consumen en la Península de cuyo ultimo ramo vendemos despues de llenar las necesidades del Reyno, grandes porciones á los Estrangeros. Para que se pueda formar una idea del pie en que están ciertas manufacturas de seda, solo díre, que el valor de los pañuelos de esta especie que salen anualmente de Manresa para la Inglaterra, Francia, y Ame ri Notadel Tra ductor. Notas del Traductor. ciones del gobierno, y ya por la indolencia y desidia Española. Yo expondré para comprobacion de esta verdad un exemplo que acaba de suceder, por el qual se podra formar una idéa de la solidéz de las medidas precedentes. No ha mucho que un Ministro célebre en España (a) prohibio la extraccion de las sedas con el designio de obli. rica están reputados en dos millones de pesos : Que en orden á la lencería,aunque es verdad que no tenemos la que necesitamos, se ha adelantado infinito la industria de este ramo, despues que escrivió Bielfeld, y que inventó su torno el célebre Lorenzana: Que en orden á medias de seda, bayetas, bayetones, y otros varios generos de un gran consumo, no tardarémos muchos años en lograr la satisfaccion de poder proveer de estos ramos á la España y á sus posesiones Americanas, segun lo que se han multiplicado los telares. Es inegable que la Monarquía Española desde Felipe Segundo hasta el dia no ha visto su industria y fabricas en un punto tan bri Ilante; y que esta feliz revolucion que exprimentamos, se la debemos al augusto Carlos Tercero. ΕΙ que quiera instruirse á fondo sobre las fabricas que hay en España, y de los Pueblos en que se hallan esta blecidas con otras mil cosas curiosas de las que hay en la Península, lea los quatro tomos primeros de Geografia, escritos por Don Joseph Jordan y Frago; y la obra de Don Mariano Nifo, intitulada Correo General de España. (a) Si se llama célebre á este Ministro por el vali. miento que tuvo de su Monarca Fernando Sexto, convendré en que tiene razon Bielfeld : pero si algunos ticnen esta voz como equivalente de la de un gran Ministro, yo les negaré esta circunstancia. Es inegable, que fue un Ministro de vastas ideas, que conoció el lamentable estado de la industria Española, y la necesidad que te nia : obligar á los naturales por este medio indiK2 rec segun nia la Nacion de que se fomentaran las fabricas, co- gran Señor recoger en su casa á un mendigo el mas de- de recto, á que las elaborasen por sus manos. Es indubitable que los principios de donde partía esta politica eran los mas sensatos, pero como no se habian tomado con anticipacion las debidas providencias para hacerse con buenos manufactores: estas sedas quedaron estancadas en las casas de los propietarios de las tierras, y de los cultivadores. AL de los mayores elogios semejantes designios, de qué servian á la España cien Navios de Linea sino tenia Marinería para tripularlos? eno era mucho mejor que hubiera fomentado el Comercio, y la pesca, que es el plantel de los buenos Marineros, y que al paso que se iban formando éstos, se construyeran los Navios necesarios, y no poner de repente una grande Esquadra que costaría inmensos tesoros, que no serviría de nada por la falta de gentes para equiparla, y que se iría pudriendo en los Puertos sin poder hacer uso de ella? Este proyecto tiene un gran parentesco con el de un sugeto que tuviera la graciosa humorada de hacer cien casas en un desierto, para que las ocupáran otros tantos inquilinos, sin hacerse cargo de que no habia igual numero de hombres en las inmediaciones, y que era preciso mucho tiempo y practicar grandes diligencias para buscarlos, y de que para quando esto consiguiera se arruinarían las casas, sin que se hubieran verificado sus ideas, y sin otro fruco que arrojar inutilmente una porcion de dinero que hubiera podido emplearse de otro modo con mucha utilidad solo por adoptar una idea especiosa. Lo mismo sucede en quanto á los cien millones; ¿para qué todo este tesoro metido debajo de tierra? ¿No era mejor que circulára por el Reyno para que al mismo tiempo que fomentára el trafico, rindiera al Rey algu nas utilidades ? Yo no creo que nadie habrá que dexe de confesarlo, y por conseqüencia que convenga conmigo que á pesar de toda la brillantez de las idéas de este Ministro no debe contarse entre los célebres, que ha conocido y conoce en la actualidad la España. Algunos de estos intentaron extraherlas §. VIII. PERO á pesar de este defecto de industria comercio. constituyen la materia de un vasto tráfico, to す |