Poemas epicos

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M. Rivadeneyra, 1866

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Página 132 - La sincera bondad y la caricia de la sencilla gente de estas tierras daban bien a entender que la cudicia aún no había penetrado aquellas sierras; ni la maldad, el robo y la injusticia (alimento ordinario de las guerras) entrada en esta parte habían hallado ni la ley natural inficionado. Pero luego nosotros, destruyendo todo lo que tocamos de pasada, con la usada insolencia el paso abriendo' les dimos lugar ancho y ancha entrada; y la antigua costumbre corrompiendo, de los nuevos insultos estragada,...
Página 126 - Causó lástima y junto gran contento Al circunstante pueblo castellano, Con grande admiración de todas gentes, Y espanto de los bárbaros presentes. Luego aquel triste aunque felice día, Que con solemnidad le bautizaron, Y en lo que el tiempo escaso permitía En la fe verdadera le informaron...
Página 11 - Titón ya parecía, los dorados cabellos esparcidos que de la fresca helada sacudía, con que a los mustios prados florecidos con el húmido humor reverdecía, y quedaba engastado así en las flores, cual perlas entre piedras de colores. El carro de Faetón sale corriendo del mar por el camino acostumbrado...
Página 18 - Como si fueran a morir desnudos, las rabiosas espadas así cortan; con tanta fuerza bajan golpes crudos, que poco fuertes armas les importan: lo que sufrir no pueden los escudos, los insensibles cuerpos lo comportan en furor encendidos, de tal suerte, que no sienten los golpes ni aun la muerte. Antes de rabia y cólera abrasados con poderosos golpes los martillan, y de muchos con fuerza redoblados los cargados caballos arrodillan: abollan los arneses relevados, abren, desclavan, rompen, deshebillan,...
Página 11 - En medio destos bárbaros de presto , Y con dificultad los despartieron ; Que no hicieron poco en hacer esto : De herirse lugar aun no tuvieron , Y en voz airada , ya el temor pospuesto , Colocólo el cacique mas anciano A razonar así tomó la mano.
Página 11 - ... de un viento fresco y amoroso los árboles se mueven con ruido, cruzando muchas veces por el prado un claro arroyo limpio y sosegado... Do una fresca y altísima alameda por orden y artificio tienen puesta en torno de la plaza y ancha rueda, capaz de cualquier junta y grande fiesta, que convida a descanso, y al sol veda la entrada y paso en la enojosa siesta, allí se oye la dulce melodía del canto de las aves y armonía.
Página 11 - No las damas, Amor, no gentilezas de caballeros canto enamorados, ni las muestras, regalos y ternezas de amorosos afectos y cuidados, mas el valor, los hechos, las proezas de aquellos españoles esforzados que a la cerviz de Arauco no domada, pusieron duro yugo por la espada.
Página 11 - Caciques, del Estado defensores, codicia de mandar no me convida a pesarme de veros pretensores de cosa que a mí tanto era debida; porque^ según mi edad, ya veis, señores, que estoy al otro mundo de partida; mas el amor que siempre os he mostrado, a bien aconsejaros me ha incitado.
Página 133 - Aquí llegó, donde otro no ha llegado, don Alonso de Ercilla, que el primero en un pequeño barco deslastrado, con solos diez pasó el desaguadero el año de cincuenta y ocho entrado sobre mil y quinientos, por febrero, a las dos de la tarde, el postrer día, volviendo a la dejada compañía...
Página 15 - Valdivia, como mísero cautivo, responde y pide humilde y obediente que no le dé la muerte, y que le jura dejar libre la tierra, en paz segura. Cuentan que estuvo de tomar movido del contrito Valdivia aquel consejo; mas un pariente suyo empedernido, a quien él respetaba por ser viejo, le dice: "Por dar crédito a un rendido ¿quieres perder tal tiempo y aparejo?

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