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fectamente simples, no eran otra cosa que óxidos metálicos, y que por consiguiente, no habia que establecer division alguna entre las bases de las diferentes sales, debiendo todas comprenderse bajo la espresion genérica de óxidos. Sin embargo, su gran número ha obligado á clasificarlos en tres séries, fundadas todavia sobre las antiguas ideas. Asi es, que se distinguen segun M. Thenard, óxidos terrosos, óxidos alcalinos y óxidos metálicos propiamente dichos. De cualquier modo, en otro tiempo se definian los álcalis como unas sustancias acres, de un sabor de orines, susceptibles de enverdecer muchos colores azules vegetales, de transformar en azul el color del tornasol enrojecido por un ácido; de obrar con mas ó ménos energía sobre las materias animales, y de combinarse con los ácidos para formar sales; de donde procede la espresion usada de bases salificables.

Se sabia que los álcalis, tales como se obtenian por los procedimientos del arte, esperimentaban grandes cambios cuando se trataba su disolucion por la cal viva; se habia visto que su sabor era mucho mas pronunciado, que se hacian cáusticos, y que ya no se producia efervescencia, cuando se saturaban por los ácidos; en fin, que la cal se transformaba en lo que era ántes de su calcinacion; pero se ignoraba completamente lo que pasaba en esta operacion. El doctor Blak, fué quien en 1756 logró probar el primero, que lo que se tomaba por una sustancia simple era una verdadera sal, en que la energia de la base, se hallaba en parte oculta por el ácido carbónico, y que la cal no hacia mas que apoderarse de este ácido para restablecerse en estado de greda. En la misma época propuso Meyer otra teoría, que por muy ingeniosa que

fuese no pudo prevalecer, porque no estaba cimentada en hechos tan positivos como la del doctor escoces. Meyer suponia al contrario, que la causticidad de la cal era debida á un ácido particular, con el cual se habia combinado durante la calcinacion, y que teniendo el álcali ordinario mayor afinidad con este ácido, podia arrebatársele á la cal, y adquirir con esto un alto grado de energía. Tal era el principio que llamaba ácidum pingüe ó cáusticum, flúido sútil, análogo al azufre, y muy próximo á la naturaleza del fuego. Este ente imaginario no pudo sostenerse delante de un observador tan exacto como Lavoisier. Este académico ilustre repitió los esperimentos de Blak, y reconoció toda su veracidad. Desde entónces todos abandonaron el ácidum pingüe de Meyer.

La potasa y la sosa, que son los dos álcalis mas importantes en razon del uso tan multiplicado que de ellos se hace, se entregan al comercio en diferentes estados de pureza y concentración, segun los materiales y procedimientos que se emplean en su fabricacion. De aqui resultaba una grande dificultad para poder guiarse en su compra y uso. M. Vaquelin, que habia emprendido la análisis comparativa de todas las potasas del comercio, principalmente con relacion á la cantidad absoluta de álcali que contenian, propuso emplear en su ensayo, un ácido de un grado constante, y juzgar de su mayor ó menor alcalinidad por la cantidad de ácido necesario para su saturacion, tomando por tipo el sub-carbonato de potasa puro. M. Descroizilles ha puesto en práctica idea tan feliz, construyendo un instrumento cuya descripcion tiene su lugar en la palabra ALCALÍMETRO. Este fué un servicio importante hecho á las artes y á las fábricas, y es muy de desear que

pudiesen hallarse medios semejantes para los demas productos de grande consumo; porque con este instrumento, si se observan exactamente las reglas prescritas en el indicado artículo, no hay que temer ser engañado, pues no se compra mas que la cantidad real de álcali contenido.

En los artículos POTASA, SOSA, etc., tratarémos detalladamente de cada uno de estos álcalis y darémos los procedimientos fabriles para obtenerlos. En cuanto á sus usos, serán indicados á medida que la ocasion se ofrezca su mayor consumo se hace para la fabricacion del vidrio, del jabon, etc. R.

ALCALÍMETRO. M. Descroizilles dió este nombre á un instrumento que ideó con el fin de poner al alcance de todos los comerciantes, un medio de valuar relativamente la riqueza de las sosas y de las potasas; se propuso facilitar estos ensayos sustituyendo medidas á pesos, y estableciendo en una escala una relacion numérica de cálculos ya hechos.

Para comprender bien la construccion de este instrumento y los resultados que con él se obtienen, indicarémos primeramente los procedimientos relativos á él, empleados en los laboratorios químicos, y harémos ver como puede suplirlos el alcalímetro.

Cuando los álcalis eran considerados como unos cuerpos simples, su carácter distintivo era neutralizar los ácidos combinándose con ellos, y por consiguiente se debió valuar la cantidad real de estos álcalis por una cantidad correspondiente de ácido que podian neutralizar. Establecióse esta relacion de muchos modos; pero solo citarémos los que han precedido inmediatamente al modo de ensayar, adoptado con mas generalidad en el dia, y sobre los cuales se ha fundado la

teoría del alcalímetro. Actualmente que estos cuerpos han sido analizados, y considerados por nosotros óxidos de potasio y de sodio (v. ÁLCALIS), no podemos ya mirarlos como cuerpos simples; mas como se fabrican siempre en el estado de óxidos, en el cual los emplean las Artes, y que el poder saturante de estos productos fabricados es siempre proporcional á la cantidad que contienen de estos óxidos, conservarémos las denominaciones de álcali, de potasa y de sosa, para mayor brevedad, y por que estan consagradas por el uso para mucho tiempo todavia.

Ensayo de las sosas y de las potasas. Con el ácido sulfúrico dilatado con agua se formaba un licor de prueba, de cuyo poder saturante se aseguraban por ensayos preliminares hechos con álcalis puros, ó con sales alcalinas, cuya análisis habia demostrado la cantidad real de álcali que contenian; despues se comparaba el ácido empleado, con el que era necesario para saturar igual cantidad de un álcali cuya riqueza ó valor queria conocerse, y la relacion establecida entre esta cantidad de ácido en los dos ensayos, daba las proporciones de álcali puro representado y contenido en el ensayado. Para obrar esta saturacion, se empezaba por pulverizar y disolver en agua pura una cantidad de la sustancia alcalina, pesada con exactitud; esta disolucion se filtraba, y se lavaba muchas veces el papel de filtros empleado en ella, á fin de arrastrar en la disolucion clara toda la porcion soluble que quedaba adherente á las paredes del filtro y á las partes insolubles de la potasa ó de la sosa sometida á la prueba; se vertía entonces en este licor obtenido, ácido sulfúrico preparado como acabamos de indicar, y en pequeñas porciones añadidas sucesivamente, hasta que la mezcla,

bien agitada para favorecer la reaccion, hiciese pasar á rojo un color azul vegetal (extracto de malvas, de tornasol ó de violetas, etc.). Indicando este paso á rojo un esceso de ácido, y por consiguiente la saturacion completa de todo el álcali, se quitaba del ácido empleado, el reconocido anteriormente necesario para comunicar á una cantidad de agua pura igual al volúmen de toda la mezcla de la disolucion alcalina y del ácido, la acidez suficiente para hacer pasar del mismo modo al rojo el mismo color azul vegetal; por resíduo se obtenia el peso del ácido útil á la saturacion, y de él se sacaba la relacion de esta cantidad con la del álcali puro contenido.

La costumbre que se adquirió de hacer estos ensayos con el ácido sulfúrico, fué causa de que no se enun→ ciase luego mas que la cantidad de este ácido concen+ trado representada por el agua acidula empleada en la saturacion, y se contentaron con esta relacion, nombrando grados los céntimos de este ácido neutralizado por una parte de sosa ó de potasa. En fin, para suprimir todo cálculo, se compuso el agua acídula de 1 parte de ácido sulfúrico concentrado á 66! Beaumé = 1845, gravedad específica, dilatado en 9 partes de agua, de modo que la mezcla representaba de su peso de ácido concentrado; se disolvian 10 gramos de la sal alcalina que se queria ensayar, y cada gramo de agua acídula empleada en la saturacion, indicaba un gramo de ácido concentrado que se hubiera empleado para saturar 10 veces los 10 gramos, ó 100 gramos de esta sustancia alcalina; estos eran pues, otros tantos céntimos ó grados como gramos de agua acídula empleados. Asi pues, para saturar el sub-carbonato de sosa cristalizado, por ejemplo, se pesaban 10 gramos

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