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dicha causa, sin para ello citar al dicho Juan Ruiz, por cuanto para ello fué citado su procurador, y lo haced, so pena de cien pesos para la Cá. mara de S. M.; fecho en Santiago á once de Noviembre de mill y quinientos y setenta y siete años.-El Licenciado Calderón.-Por mandado de su merced.-Antonio de Quevedo.

Por virtud del cual mandamiento, yo Alonso Zapata, escribano públiсо у del Cabildo de esta dicha ciudad de Santiago, doy fee como por los autos que atrás están escriptos y asentados en uno de los libros del Cabildo desta dicha ciudad, consta y paresce que en veinte y seis días del mes de Enero próximo pasado de mill y quinientos y setenta y cinco años, se juntaron á cabildo é ayuntamiento, según lo han de uso y costumbre, los ilustrísimos señores justicia y regidores desta dicha ciudad, conviene á saber: el capitán Gaspar de la Barrera, corregidor é justicia mayor desta dicha ciudad y su juridición, y el capitán Marcos Veas y Alonso de Córdoba, alcalde ordinario en la dicha ciudad, é Fernando de Gálvez, contador, y Antonio Carreño, tesorero, oficiales. reales propietarios deste dicho reino; é Santiago de Azoca y Agustín Briceño, Alonso Alvarez Berríos y Ramiríañez de Saravia y Tomás de Pastene y Luis de Cuevas y Juan Ruiz de León, regidores, é paresce que en dicho día en el dicho cabildo, por ante Nicolás de Garnica, escribano público y del dicho Cabildo, el muy poderoso señor Rodrigo de Quiroga, caballero de la orden de Santiago, gobernador y capitán general de este reino, presentó una provisión real de S. M. que paresce fué despachada por treslado por el excelentísimo señor don Francisco de Toledo, visorrey é capitán general de los reinos del Pirú, en que paresce que S. M. nombra al dicho señor Gobernador, por gobernador y capitán general de estas dichas provincias, en virtud de la cual pidió ser rescibido al uso y ejercicio de los dichos oficios é cargos de tal Gobernador y capitán general y justicia mayor de este dicho reino, y paresce que habiéndose hecho la solenidad y juramento en tal caso nescesario, fué recibido á el uso y ejercicio del dicho oficio y cargo de tal gobernador, y en el dicho día, después de recibido, paresce que el dicho corregidor y alcalde ordinario y alguacil mayor, arrimaron las varas de la real justicia, acerca de lo cual entre los demás autos que pasaron en los dichos cabildos, está uno que el dicho señor Gobernador proveyó del tenor siguiente:

En la ciudad de Santiago, en el dicho cabildo, en el dicho día, mes y

to de mar, donde hacen escala los navíos que vienen de los reinos del Perú á éstos. Y cómo asimismo pobló en la provincia de Mapocho, questaba poblada de indios que fueron subgetos á los Ingas, señores del Perú, la cibdad de Santiago, en un valle muy fértil é abundoso, en el comedio de la tierra, doce leguas de la mar, donde hay buen puerto. Y cómo en la conquista y pacificación destos indios, y sustentación destas cibdades pasó grandes y excesivos trabajos, porque á causa de las guerras continas que con ellos tuvo, y de la gran riqueza del Perú, no menos trabajo pasó en sustentarse con los españoles, que consigo tenía, que en resistir á los naturales, hasta tanto que un capitán llamado Alonso de Monroy, que envió por socorro á los reinos del Perú, vino con él, y con la gente que trajo y parte de la que acá tenía, pobló aquella cibdad de gente noble, y trajo los naturales so el dominio de V. M.

Después de haber poblado dichas cibdades, teniendo noticia desta tierra ser poblada, tan bien como lo ha mostrado, habiendo parte della descubierto con capitanes por mar, gastó gran suma de pesos de oro en traer gente á estos reinos para la conquista y pacificación destas tierras, así por su persona al tiempo que fué à servir á V. M. á los reinos del Perú en la rebelión y allanamiento de la tiranía que Gonzalo Pizarro tuvo en ellos, como, vuelto que fué á estos reinos, con capitanes que envió por gente para seguir su conquista adelante, para cuyo efecto fué nescesario adeudarse de nuevo en encabalgar y proveer de armas y las demás cosas necesarias á la guerra á todos los soldados que consigo había traído, comprándolo todo á peso de oro, porque como los despoblados que se pasan de los reinos del Perú á éstos, son tan largos y estériles, y la navegación por la mar dificultosa, vienen muy pocos caballos acá, y los que en la tierra se han criado y crian son muy pocos y caros, porque un caballo razonable vale de mill castellanos arriba. Y á esta causa está adeudado en más de trescientos mill castellanos de oro, y cada día se adeuda más, con celo de servir á V. M. Habiendo encabalgado esta gente y proveído las cosas necesarias para la guerra, salió de la cibdad de Santiago y vino por la tierra adelante, conquistando hacia el estrecho de Magallanes los naturales que se le resistían, hasta llegar á las provincias de Arauco, donde halló gran resistencia en los indios, con los cuales tuvo muchos recuentros y guazábaras, habiéndolos primero requerido de paz y hecho lo que V. M. manda, procurando que

se les hiciese el menor daño. Y con su buena industria los sojuzgó y conquistó y pacificó, y pobló una ciudad, que puso por nombre la Concepción: está en muy buen asiento, puerto de mar, cincuenta leguas de la cibdad de Santiago.

Habiendo poblado esta cibdad, dejando en ella para su sustentación el recaudo conveniente, se partió con hasta ciento cincuenta hombres de caballo, é vino conquistando y pacificando los naturales, hasta llegar donde ahora está fundada la cibdad Imperial; é habiendo conquistado la gente que halló, en el mejor sitio pobló esta cibdad. Está fundada entre dos ríos, quel uno dellos es muy caudaloso y hondable, en que se hace un puerto de mar; está dos leguas della; es muy buena comarca de tierra é bien poblada. Púsosele este nombre, porque en aquella provincia y ésta, en la mayor parte de las casas de los naturales. se hallaron de madera hechas águilas con dos cabezas. En esta cibdad hizo ochenta vecinos, la mayor parte dellos hijosdalgo; está de la cibdad de la Concepción veinte y cinco ó treinta leguas.

Acabada de poblar esta cibdad, prosiguiendo su conquista comenzada, prosupuesto todo trabajo, sin descansar cosa alguna, que según su edad y trabajos pasados le era necesario quietud, salió desta cibdad con hasta ciento y veinte hombres de caballo, viniendo prolongando la tierra, conquistando la gente que hallaba ó se le resistía, hasta que llegó á esta cibdad de Valdivia, veinte leguas poco más de la cibdad Imperial. Púsole este nombre al tiempo de su fundación, porque un capitán que envió por mar á descubrir esta tierra, viniendo por la costa, halló un puerto de mar, el mejor que se hallara con grandes partes, muy hondable y abrigado de todos vientos y muy limpio. Este puerto se hace de un río grande y caudaloso, que pasa junto á esta cibdad, al cual pu so nombre río de Valdivia, por ser descubierto por su mandado, y por que correspondiese el nombre de esta ciudad al del río, y también porque quede memoria de Pedro de Valdivia, gobernador de V. M., su fundador, se llamó así. Está asentada en la ribera deste río, una legua de la mar, en un valle muy llano, que en la redondez dél se hace tierra muy templada y apacible vivienda; pueden subir hasta los muros della navíos de trescientos toneles y más. Hay aquí hasta setenta vecinos hijosdalgo, leales vasallos de V. M. En este puerto y en el de la Concepción se pueden hacer muchos navíos, por haber junto á ellos mucha madera y muy buena.

Habiendo poblado este cibdad, con casi doscientos hombres de caballo, que un capitán que había enviado al Perú, llamado Francisco de Villagra, trajo de socorro dél, en que le adeudó al gobernador para ello en más de otros cien mill castellanos de oro; con parte desta gente é de la que acá tenía, envió á un capitán, llamado Jerónimo Alderete, á poblar una villa la tierra adentro, la cual pobló hacia la sierra junto á la cordillera de la nieve, en triángulo de la cibdad Imperial; y á esta púsole nombre la Villarrica: podrá haber en ella hasta cuarenta vecinos.

Después de poblada esta cibdad é villa, porque el invierno sobrevino, é los ríos en este reino son muchos y caudalosos, no prosiguió adelante en su conquista; mas de salir desta cibdad con hasta ciento de caballo para saber lo que en la tierra había, por de todo informar á V. M., como, después que en estos reinos está, lo ha tenido de costumbre. Desta vuelta, tuvo noticia la tierra adelante ser poblada abundantemente. En todo lo fundado y poblado hasta ahora se ha hallado personalmente, aunque es ya viejo y muy trabajado; tiene intento el verano que viene, que comienza desde el mes de Septiembre hasta el mes de Abril, seguir la ampliación deste reino, poblando en nombre de V. M. en las partes que hubiere convenientes. Adéudase de nuevo para por mar descubrir la navegación segura del Estrecho y puertos que desde aquí á él hay, por ser la cosa más importante para la sustentación destos reinos é de los demás descubiertos y poblados en este Mar del Sur, y para descubrir otros mejores y mayores á V. M. Tiene hasta ahora en esta tierra mill hombres, y cada día le vienen socorros de más.

A V. M. humillmente suplicamos nos haga merced dar favor y ayuda al gobernador Pedro de Valdivia para que descubra la navegación del Estrecho, pues para sustentarla y asegurarle tiene posibilidad suficiente, y de cada día abundará más, así por mar con navíos, como por tierra con gente de pie y de caballo, porque si no es por su persona, por otro ningún capitán puede ser descubierto ni sustentado, aunque gaste grande suma de oro. A todos los que en este reino estamos nos tiene en rectitud y concordia; es celoso de justicia, y en lo tocante al servicio de Dios Nuestro Señor y de V. M. lo atiende y considera como conviene; guarda la paz cumplidamente á los naturales; no consiente que sean vejados, como en otras partes lo han sido, trayéndolos en cadenas; tiene vigilancia sean doctrinados en las cosas de nuestra santa fe, que imprime bien en ellos, poniendo, como ha puesto, en cada cib

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