pueden destruir los miasmas pestíferos de las piezas en que haya algun apestado: el mejor remedio de todos son las fumigaciones segun el método de Smith, pero este es un nuevo descubrimiento, debido á la química, de que á la sazon no se tenia la menor idea en ninguna parte. Una de las precauciones que se tomaban, y que creo muy necesaria, es no permitir en las casas gatos, y los perseguian de muerte. Este es un rigor necesario, porque no hay vehículo mas seguro y rápido de la peste, que el pelo de estos animales; y lo mismo se debe decir de los perros, que entran en todas partes, y así esparcen el contagio con la mayor facilidad. Antes se creia, y aun hay ignorantes que todavia creen, que la peste era acarreada por el ayre maligno, procedida de la influencia de los astros ó de otras causas no menos absurdas: pero se ha demostrado con millares de experiencias constantes, que no es el ayre, ni la pretendida influencia de los astros lo que acarrea la peste, sino que siempre se comunica por contagio; de suerte que en evitando la comunicacion y contacto con las personas y efectos contagiados, no hay peligro de contraer la peste. No hay duda que las exâlaciones pútridas de las aguas corrompidas, de los lugares inmundos &c. pueden corromper, y en efecto inficionan el ayre; pero esta infeccion tiene su determinada esfera de actividad, y en corriendo por un espacio considerable se disipan los miasmas pestíferos. Los Europeos que habitan en el Levante estan experimentando todos los dias esta verdad. Se ha notado, que los quadrúpedos y volátiles no padecen la peste que aflige á los hombres, bien que su pelo y pluma son un vehiculo muy temible de sus miasmas; pero al mismo tiempo se ha observado muchas veces, que antes de la peste de los hombres, y á veces despues de ella, ha habido grandes mortandades de los animales domésticos, ó epizootias. En suma, ninguna precaucion es demasiada para librarse de este terrible azote, y se observa constantemente que los que toman todas las precauciones que dicta la prudencia, logran libertarse del contagio. Acerca del carácter y costumbres de los Cipriotas basta decir en general, que son como todos los demas habitantes de las islas del Archipiélago. Dominados unos y otros por los Turcos han perdido todas sus buenas qualidades antiguas, y no les queda mas que el espíritu propio de aquel clima, privilegia. do por la naturaleza; pero estan embrutecidos con la mas erasa ignorancia, envilecidos con la esclavitud, y reducidos á la mayor opresion y miseria. |