La rosa del vientoMaeva , 2018 M07 2 - 464 páginas Cuando la publicista Annabel Hansen se traslada con su hija pequeña, Leonie, a la isla de Rügen en el mar Báltico, en realidad solo tiene una cosa en mente: dejar atrás su antigua vida para comenzar una nueva. Y todo indica que su plan va a funcionar, ha alquilado una casa preciosa en primera línea de mar, encuentra nuevas amistades y Leonie se acostumbra enseguida al nuevo entorno. Al descubrir unos días más tarde un viejo barco pesquero en el puerto, Annabel queda fascinada por él. Lo cierto es que La rosa del viento necesita una buena puesta a punto, pero ella sueña con comprarlo y reconvertirlo en una cafetería flotante. Sin embargo, existe otro interesado, un abogado que también quiere hacerse con él. Parece que un oscuro secreto lo une a esa vieja embarcación que, por lo visto, en su día ayudó a mucha gente a huir de la República Democrática Alemana. |
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Corina Bomann. –Bueno, tal como le dije por teléfono –empezó a exponer Hartmann mientras destrozaba con una larga cucharilla la hoja de cacao dibujada sobre la espuma de la leche–, de todas las campañas que nos han hecho llegar, la suya ...
Corina Bomann. –Bueno, tal como le dije por teléfono –empezó a exponer Hartmann mientras destrozaba con una larga cucharilla la hoja de cacao dibujada sobre la espuma de la leche–, de todas las campañas que nos han hecho llegar, la suya ...
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... teléfono y le pregunte si puede venir a verte ? Era muy consciente de que mi hija se quedaría más abatida aún si Jan , con su tono arrogante , me comunicaba que estaba demasiado ocupado y que no tenía tiempo para viajar hasta el mar ...
... teléfono y le pregunte si puede venir a verte ? Era muy consciente de que mi hija se quedaría más abatida aún si Jan , con su tono arrogante , me comunicaba que estaba demasiado ocupado y que no tenía tiempo para viajar hasta el mar ...
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... , había vuelto a calmarse un poco y se había sentado en la cama con sus muñecas. Al oír que entraba en la habitación, levantó enseguida su cabeza llena de rizos. –¿Y? ¿Va a venir? –No ha podido ponerse al teléfono, debe de estar trabajando.
... , había vuelto a calmarse un poco y se había sentado en la cama con sus muñecas. Al oír que entraba en la habitación, levantó enseguida su cabeza llena de rizos. –¿Y? ¿Va a venir? –No ha podido ponerse al teléfono, debe de estar trabajando.
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